Un Cartman para llevar

Venganza

¿?

En los oscuros callejones de South Park, a altas horas de la noche y con las estrellas haciendo compañía al cielo era el momento perfecto de comenzar con el trabajo que tanto había evaluado en conseguir.

Se retoco ligeramente los labios y la nariz con un labial de tono carmín, se había vestido con su atuendo de siempre que consistía en un vestido rosa corto y medias negras que cubrían la mitad de sus muslos, peino con paciencia su peluca rubia y se la coloco con cuidado para tomar su bolso y salir a trabajar, hoy era viernes y habría mucha propina.

La música del lugar era como siempre de estruendosa que en cualquier otro sitio similar.

Lo mismo de siempre, como siempre y la hora de siempre, era ya una monotonía tan exasperante que cada vez aumentaba sus ganas de dejar su trabajo y largarse para siempre.

Pero el maldito y tramposo contrato de Butters no lo dejaría irse hasta cumplir tres años de servicio, y aun le faltaba 6 meses.

- ¡Bad Irene!

Inicio de manera tan aburrida como de costumbre, era el momento de ver cuánto valía su culo ese día.

En cada presentación debían hacer un baile corto, los encerraban en una jaula de gran tamaño y debían moverse lo más provocativamente posible, pues su paga dependía de cuanto generaban en sus días de trabajo, que por oferta y demanda, eran cada 3 días de la semana.

El cabello falso le lucia muy bien a la hora de bailar, muchos trabajadores como clientes sabían de su peculiaridad de vestirse como mujer siendo hombre pero eso no les molestaba, y él se sentía muy bien siendo ella.

- ¡$135!

Gritaron el primer valor, la subasta había iniciado con una cifra indignante para su gusto, pero por lo mínimo siempre se empezaba.

Lo bueno era el final.

- ¡$275!

Dijo un rubio superando al precio del pelinegro primero.

- ¿Alguien da más?

Obviamente, puta.

Pensó Eric, esos valores no merecían siquiera un beso en el dedo de sus esponjosos y caros labios.

- ¡$564 Aquí!

La rubia miro interesada a quien aumentó visiblemente la cifra, era un chico de seguro apenas veintiún años pero que por alguna razón tenía suficiente dinero para ir a ese tipo de lugares.

Una sonrisa coqueta apareció en su rostro, era muy lindo.

- ¡Te doy $1000 sin posibilidad de devolución!

La mayor cantidad que se había hecho hasta ese entonces era $800 dólares, luego de eso los valores se aproximaban o eran el mismo, mas no lo superaban.

Irene vio con complicidad a Tammy, no perderían para nada esa oferta y no creían que algún otro pudiera superarla esa noche.

- ¡Vendida! - Anuncio con felicidad al público, el azabache que había adquirido a Bad Irene seria guiado por guardias hasta un cuarto privado con la adquisición temporal.

Los guardias respaldaron con molestia al cliente, - En ese lugar no era necesario trabajar de lo mismo para ser considerado compañero de otro - les hacía sentir incomodos llevar a ese individuo con su compañero para lo que era obvio.

Entre los tres habían sido grandes amigos y protegían mucho al travesti, casi siempre que alguien la adquiría ellos eran quienes se ofrecían para llevarlos, para así conocerlos en el camino y saber con qué tipo de persona estaría la rubia esa noche.