El plan perfecto

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AllCartman

Ni siquiera el inicio de su relación fue tan extraño como su final, ni sus más cercanos amigos podían imaginar una razón y tampoco habían logrado percibir ese inesperado desenlace. Era increíble la cantidad de misterio y recelo con la que ellos habían actuado todo ese tiempo de relación, especialmente, por el menor de los dos.

− ¿Es que acaso no me lo dirás?

Un rubio curioso sin prudencia inquirió a su mejor amigo rellenito, quien hacía caso omiso de su irritante insistencia debiendo hacerlo por el trabajo en parejas que se les fue asignado. Su esfuerzo debía ser reconocido pues el puño le picaba con cada palabra que el otro decía durante dos horas.

− Cállate, pobre de mierda y empieza a trabajar ¡Me lo estas dejando todo a mí!

Asustado Kenny tomo un lapicero y empezó a anotar en su cuaderno lo que sea mientras lo hiciera ver como si estuviera haciendo algo. Esta vez le dejaría todo el trabajo a Cartman, parecía que sabía lo que hacía y si aun así no lo fuera no le importaba porque no era Educación Sexual, su materia favorita, la que estaban viendo.

− Vamos viejo, cuando empezaron su relación el último en enterarme fui yo, tu mejor amigo.

− Jamás sería mejor amigo de un pobretón. - Le contesto un furioso Cartman terminando de tipear en su laptop.

No se daría por vencido, le sacaría la información ahí mismo usando la fuerza si era necesario.

− Oye Eric, ¿te has fijado en lo que tienes en el culo?

− ¿Eh? ¿Qué cosa? - Preguntó tratándose de mirarse el trasero.

El rubio sonrió coqueto.

− Mi mirada, y si no me dices rápido lo que paso te lo morderé.

Eric se sonrojo de rabia y le tiro un libro pesado directo al rostro, golpeando sin lastimarle la nariz por la poca fuerza que el gordo tuvo al lanzarle.

− ¡Carajo Kenny no haces ni mierda y jodes!

− ¡Solo quiero saber, maldita sea!

− ¡Terminamos porque ese judío de mierda no se decide si le gustan los hombres o las mujeres, ¿bien?! ¿Satisfecho? ¡Ahora ponte a trabajar o te cortare las bolas!

Se reiría sin dudar por la razón tan estúpida de terminar una relación si no fuera porque Eric se veía realmente afectado aunque lo ocultara muy bien.

− ¿Entonces es por eso que tampoco supimos cuando comenzaron?

El castaño se rehusaba a hablar pero el pobre ya lo sabía y lograba persuadirlo sin mucho esfuerzo.

Además de que, llevaba mucho tiempo guardándose sus sentimientos haciéndolo evidente.

− Él no quería que nadie lo supiera, pero apareció ese imbécil de Clyde y no pudo ocultarlo más tiempo.

La tristeza en esas palabras estaba mal disfrazada, él podría asegurar que ni siquiera intentaba ya hacerlo. Se veía destrozado, estaba en la mierda.

− Hijo de puta. - Farfullo apenas audible para el castaño. - Está bien si no deseas hablarlo, yo me quedaré contigo todo el tiempo que desees. ¡Es más!

El pobre de chaqueta naranja corrió velozmente al cuarto de la señora Cartman y espero afuera de este, Cartman intrigado lo vio desde abajo y su mamá no tardo en salir y saludar nuevamente al rubio quien le dijo algo que la sorprendió un poco pero asintió contenta. Tan pronto como había subido bajo alegre hacia él.

Un Cartman para llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora