11. «Equipo Boda Exprés»

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Bianca, quien parece empecinada en obtener una maestría en estropear momentos especiales entre Fer y yo, nos aparta al uno del otro como si estuviéramos en un baile de secundaria y ella fuera la chaperona y miembro élite de la patrulla defensora d...

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Bianca, quien parece empecinada en obtener una maestría en estropear momentos especiales entre Fer y yo, nos aparta al uno del otro como si estuviéramos en un baile de secundaria y ella fuera la chaperona y miembro élite de la patrulla defensora de la decencia y las buenas costumbres.

—Sí, sí, todo súper romántico, salvo que ella se queda acá esta noche.

—¡¿Qué?!

La marcada expresión de perplejidad en la cara de mi prometido es tal que incluso distingo un leve toque rojizo adornar su piel. Se dispone a rebatirle a mi amiga cuando la misma lo manda a callar sin darle tiempo siquiera a comenzar su argumento.

—No quiero oír tus quejas insípidas, De la Torre. Este castigo te lo has ganado a pulso.

Él se gira para verme y yo solo me encojo de hombros.

¿La verdad? Sí estoy de acuerdo en que debe pagar por su estupidez en la catedral. Definitivamente había mejores formas de cancelar la boda y a raíz de su falta de tacto atravesé un momento horrible. Además, ahora que mi corazón está reparado, mi orgullo exige, mínimo, una minúscula e insignificante venganza por lo sucedido.

—No me mires así, es cierto que lo tienes merecido.

Tampoco hay que hacer un drama al respecto, solamente se trata de hoy y, no es como si continuáramos peleados.

Él baja sus hombros y rueda los ojos antes de aceptar la condena con un antipático—: Vale…

Su pronunciado ceño fruncido y semblante gruñón me divierten; acabo acercándome a él para besarle la nariz y hablarle dulcemente, cual niño chiquito:

—Además, necesito un rato con las chicas para distraerme. Todo lo que pido es una velada tranquila con mis amigas donde compartamos chismes sin importancia antes de subirme nuevamente en el carrusel de la locura.

—Lo sé, y lo entiendo.

Su ruda apariencia se suaviza ligeramente y toma una de mis manos que distraídamente deambula por su pecho para depositar un tierno beso sobre su dorso.

La atmósfera a nuestro alrededor vuelve a un estado de apacible cordialidad cuando Bianca decide romperlo a pedazos con una de sus, siempre bienvenidas, ocurrencias:

—¡Una noche de paz a la orden, señorita! Aunque, si lo pensamos bien, nunca tuviste una despedida de soltera a mi estilo y el bar al que nos llevó Alondra era mediocre —Una maliciosa bombilla parece encenderse en su cabecita cuando me señala con picardía—. Conozco un club de strippers maravilloso con una sección de bailarines ardientes especializados en este tipo de fiestas. De seguro estará abierto hasta el amanecer y tengo un par de amigas que…

—¡Bianca! —Pongo un alto a su bocaza en el momento en que veo a mi novio pasar de la tonalidad “rojo enfurecido” a “más pálido que el papel”—.

The Perfect Wedding (Imperfect #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora