Capítulo 03

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Era después de la medianoche antes de que Chimon finalmente encontrara el coraje de irse a dormir. Estaba aterrorizado de lo que podrían traer sus sueños y aún así, quería ver a V'Perth otra vez.

¿No era algo estúpido?

Él no era real y no había ninguna garantía que volviera alguna vez a tener otro sueño con él.

De todos modos, deseaba un pequeño milagro.

Rindiéndose al dominio de Morfeo, dejó que su agotamiento lo venciera.

En vez de la sensación de caída que había aprendido a esperar de sus sueños, sintió como si volara por encima del mundo. Por primera vez en semanas, tuvo un sueño normal, feliz.

Nadie lo persiguió. Nadie lo asustó.

Fue el cielo, excepto por la ausencia de un amante fantasma en particular.

Suspirando en su sueño, Chimon se vio vestido con jeans y una camiseta con tirantes, sentado afuera en el porche, balanceándose como solía hacerlo en el patio de la casa de su Tía Mae. El día era perfecto, brillante y agradablemente cálido con una fragancia mezcla de madreselva y pino. Había pasado tantos juveniles veranos aquí, en esta granja en las montañas de California.

Cómo había podido olvidarlo.

—¿Qué es este lugar?

Se sobresaltó ante la profunda, acentuada voz detrás de él.

Dándose vuelta, vio a V'Perth apoyado contra el pasamano blanco del pórtico, sus manos aseguradas a cada lado de el, mirándolo. Su largo pelo negro estaba atado atrás en una cola de caballo y sus claros ojos de plata eran cautos. Su negra camisa toda abotonada sólo acentuaba los músculos perfectos de su cuerpo, y sus jeans tenían agujeros en las rodillas.

Por alguna razón que no podía comprender, él lucía un poco pálido y cansado, sus rasgos apretados. A pesar de eso, estaba contento de que él estuviera aquí.

Chimon le sonrió.

—Este es uno de mis sitios favoritos de la niñez.

—¿Qué hacías aquí?

Chimon se levantó y se acercó, pero él se alejó rápidamente.

—¿Pasa algo?

V'Perth sacudió su cabeza. Él no debería estar aquí. Él debería haberse quedado lejos de Chimon, y aún así...

Él no pudo.

En cuanto Chimon se había dormido, él había sentido su presencia calmante llamándolo.

Decidido, había luchado tanto como pudo.

Pero al final, había sido en vano.

Él había venido aquí contra su voluntad. Contra su sentido común. Su cuerpo, aún cuando se curara cien veces más rápido que uno humano, estaba todavía lastimado y dolorido por su castigo. Esto le recordó el alto costo que tendría que pagar otra vez si alguien llegaba a saber donde estaba.

Chimon colocó su mano en su brazo. V'Perth cerró sus ojos mientras el dolor lo atravesaba. Sus brazos estaban tan increíblemente doloridos, pero ni siquiera la agonía de sus heridas podía ocultar el caliente, intenso temblor que sintió con su toque.

—Ven —. Chimon deslizó su mano por su brazo para tomar su mano en la suya. Él miró fijamente con asombro sus dedos enlazados. E intentó no sentir cómo su suave toque se sentía contra su piel. Cuánto quería quitarle su ropa y hacer el amor con él por el resto de eternidad.

—Déjame mostrarte —dijo Chimon.

Le permitió conducirlo, hacerle bajar los escalones del porche y atravesar el patio hacia un viejo granero. Mientras ellos caminaban de la mano, la imaginación de Chimon lo atontó. Su sueño era tan vivo y vibrante. Él nunca había visitado a nadie que hubiera creado algo tan maravillosamente detallado.

C) PerthChimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora