Louis había levantado la cabeza de la pila de papeles de investigación para mirar la puerta del laboratorio cinco veces en los últimos tres minutos. Lo cual no era algo que hiciera muy a menudo, ya que siempre se metía en su zona cuando estaba investigando o estudiando.
No era su culpa, pues Harry no respondía a ninguna de sus llamadas o mensajes. Era como si el alfa lo hubiera mordido y hubiera desaparecido de la faz del planeta. Louis rodó inconscientemente los hombros, sintiendo la piel sensible de la glándula de enlace rozando sobre el corto suéter de cuello alto que traía puesto.
La noche anterior Louis se había quedado dormido en cuanto su cabeza tocó la almohada. Se había sentido agotado por las investigaciones que había hecho, y el comportamiento de Harry fue la cereza del pastel.
Se había despertado por la mañana, y había estado recordando los acontecimientos de la noche anterior cuando se miró en el espejo (casi se atragantó con la boca llena de pasta de dientes). El mordisco de ayer le había dejado la piel ligeramente magullada y morada.
—Jesucristo... —El omega maldijo, escupiendo el dentífrico frescamente mentolado y enjuagándose la boca.
Volvió a comprobar dos veces que el mordisco no hubiera roto la piel. Se concentró, tratando de sentir las emociones de Harry, y luego se desplomó contra el lavabo, riéndose por cómo había desperdiciado los últimos cinco minutos intentando infructuosamente detectar los pensamientos de su amigo alfa. Era imposible que hubieran establecido un vínculo. La marca no era más que otro mordisco.
Pero si sólo era un mordisco más, ¿por qué Louis estaba obsesionado con él como si fuera un bicho raro? Se miró en el espejo, presionando el dedo hacia abajo y jadeando bruscamente ante la puñalada de excitación que aquello le provocó en lo más profundo de las entrañas. El mordisco había hecho que la piel que lo rodeaba estuviera hinchada y rosada.
Maldita sea. Esto no estaba bien. Tuvo que hundir la mano en la parte trasera de la pijama para asegurarse de que no estuviera mojado.
—Esto no puede estar bien... —murmuró para sí mismo, cerrando la puerta del baño tras sí y volviendo a saltar sobre la cama.
Cruzando las piernas, Louis trató de respirar profundamente y se acomodó en la postura de meditación de Harry (el alfa le había enseñado ese truco hace unos meses, y aunque rara vez funcionaba, Louis necesitaba desesperadamente algún tipo de distracción en ese momento).
Pensó en la noche anterior. En la forma en que los ojos de Harry habían estado de un tono oscuro de verde jade en lugar de los verdes claros habituales. En la forma en que el alfa lo había agarrado con fuerza en los brazos antes de agacharse para succionar el mordisco en su cuello. En la forma en que se había sometido inmediatamente, y cómo estuvo goteando en el momento en que sintió la lengua de Harry pasando por su marca de enlace. En la forma en que no debería sentirse así por cualquier mordisco normal de un alfa.
Los ojos de Louis se habían abierto de golpe. Conclusión alcanzada. Sólo estaba sorprendido porque Harry era su amigo. Sí, eso era todo.
Harry, quien siempre había sido el más amable en su amistad, el que se comprometía, el que aguantaba las tonterías, el que nunca haría daño a nadie. Harry estaba confundido, eso era todo. Sólo era un alfa protector con un amigo omega.
Su despertador había elegido ese momento exacto para sonar, e hizo que Louis se cayera de la cama en su intento de callarlo. Había luchado con él durante un segundo, consiguiendo pulsar el botón que silenciaba a la bestia (utilizaba un despertador tradicional, ya que su teléfono siempre tenía poca batería por su negligencia a la hora de cargarlo).
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Marks On My Baby (Traducción)
Romance-¿Qué es eso? -Harry no había querido que su voz sonara tan afilada, e incluso se estremeció ante su propio arrebato. Fue más un siseo que una pregunta real, pero por ahora, estaba demasiado sorprendido como para preocuparse. -¿Qué es qué? -preguntó...