Capítulo Extra

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Ellos habían peleado.

Después de una noche dando vueltas en el sofá (Louis había cerrado la puerta del dormitorio y se negaba a dormir con él), el alfa empezó a irritarse con el obstinado omega y le dolía la espalda.

Harry se levantó temprano y preparó tortitas para los dos. Aunque estaba enfadado, seguía sintiendo la necesidad de proveer y alimentar a su omega.
Intentó recordar lo que había pasado anoche. Habían tenido una gran pelea. ¿Por qué Sinceramente, Harry no podía recordar. Tal vez fuera una nimiedad, ya que se le había olvidado tan pronto. Pero de todos modos, de alguna manera, Louis estaba enfadado.

Harry esperó pacientemente a que el omega se despertara, lo que ocurrió alrededor de las nueve. Se enderezó en cuanto la puerta del dormitorio crujió al abrirse. Louis se estaba frotando los ojos, los cuales estaban llorosos, y el cabeceo que tenía significaba que tampoco había dormido bien. Harry no pasó por alto el hecho de que él llevaba una de sus suaves camisetas desgastadas. Una chispa de esperanza lo recorrió.

—Buenos días, amor —saludó Harry, tratando de usar la voz más suave posible, mientras abría los brazos con esperanza.

Por supuesto, lo único que obtuvo a cambio fue un dedo del medio y un ceño fruncido.

—He hecho tortitas, Lou.

—No hables. Estoy enfadado y no quiero tortitas. Deseo cereales.

Bien, así que no iba a ser tan fácil resolver el problema entre ellos.

Harry se aclaró la garganta de forma intencional mientras seguía su camino y se sentaba en el lado opuesto de la mesa del comedor. Habían comprado una lo suficientemente grande para los dos y aunque su departamento se había vuelto más estrecho desde que Louis se había mudado, Harry no lo aceptaría de otra manera. Era tan bueno llegar a casa y ver a Louis despatarrado en el sofá o en la cama, inundado de notas con el portátil a su lado, o durmiendo la siesta con la nariz enterrada en el jersey o la almohada de Harry.

Sinceramente, el alfa podría pasarse todo el día mirando y adulando a su hermoso omega.

Ayer, Louis lo había visitado en Sunflower Vol. 6, pero luego se había ido a toda prisa y de repente, de la nada, se había negado a hablar con él y lo había ignorado durante la cena. Harry se había confundido y después de confrontar a Louis, aquello sólo lo había enfurecido más y tuvieron una gran pelea.

Y ahora ellos estaban sentados en extremos opuestos de la mesa, sin tocarse los pies y con la mirada perdida. Harry miraba con tristeza la pila de tortitas de arándanos y chocolate. Incluso había lavado unas fresas frescas para añadirlas a la tortita, ya que sabía que a Louis le encantaba esa fruta.

—Voy a llegar tarde esta noche, por lo que no me esperes ni cocines, por favor. Hoy tengo estudio de campo con Z y el profesor, así que... —El omega se interrumpió, llevándose más leche a la boca.

El corazón de Harry se desplomó. No era que Louis lo estuviera evitando a propósito... Pero aun así se sentía como una mierda. Pensaba preparar una gran cena para el omega y rogarle que lo perdonara.

—¿Estás seguro? —No pudo evitar preguntar, tratando de ponerle a Louis sus mejores ojos de cachorro.

El omega sólo resopló, sonrojándose un poco. Nunca fallaba aquel sonrojo. A Harry le encanta verlo en Louis, por lo que hacía todo lo posible para que apareciera a menudo. Pero esta vez, Louis no se sonrojaba por timidez o placer, se sonrojaba porque Harry estaba siendo estúpido y molesto (probablemente).

Marks On My Baby (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora