Capítulo 3

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Al principio, Harry se sintió como una estatua de mármol, inmóvil e insensible, pero cuando el omega le lamió los labios con dulzura, el alfa pareció deshacerse y se abrió con avidez contra la boca de Louis.

El omega gimió cuando las manos del alfa subieron para agarrarlo por la cintura; apretadas e implacables, manos calientes y húmedas, que serpenteaban por debajo de su camisa para agarrarle la piel. Abrió los ojos y emitió un sonido de sorpresa cuando sintió unos dedos clavándose en el trasero, lo suficientemente fuerte como para hacer que la cabeza le tambalease mientras Harry amasaba la carne de ahí.

Con otro gruñido, Harry lo levantó del suelo y Louis tuvo que sujetar las piernas alrededor de la cintura del alfa para sostenerse. Rodeó su cuello con los brazos y sintió los dientes de Harry royendo su cuello de tortuga.

El alfa parecía sorprendentemente lúcido mientras lo llevaba a su dormitorio y lo dejaba sobre las sábanas desordenadas. Louis gimió, alto y necesitado, cuando Harry se abalanzó sobre él y lo inmovilizó contra el colchón.

—Fuera —El alfa demandó con su sensual voz de alfa, y Louis se sacó la camisa de tortuga obedientemente, maldiciéndose por haber elegido llevar una camisa tan ajustada.

Cuando por fin se quitó la maldita camisa, él no pudo evitar que se le escapara más lubricante cuando sus ojos se encontraron con los de Harry. El alfa estaba congelado en el borde de la cama, con los ojos verdes dilatados mientras bebía de él. Louis se sintió tímido y fue muy injusto, pues Harry ya estaba desnudo, haciendo que se perdiera de un buen espectáculo de desnudamiento.

No era la primera vez que Louis estaba desnudo delante de Harry, pero, por otra parte, siempre había estado medio oculto por una toalla, o estaba lo suficientemente cerca de ponerse una camiseta.

—Haz algo. Sé que no quieres sólo mirar. —El omega carraspeó, llenando el silencio con su voz, que sonaba demasiado suplicante y al borde de la desesperación en sus oídos.

—Omega —El alfa susurró y se arrastró hacia delante, con su mano acercándose al cuello de Louis. La respiración de Louis se entrecortó al oír aquella palabra, así que desvió los ojos para fijarse en algún lugar a la izquierda de la cama. Sentía como si alguien le hubiera prendido fuego en las mejillas.

El omega contuvo el aliento cuando sintió que unos dedos se le cerraban en torno al cuello, no con la suficiente fuerza como para dejarlo sin aliento, sino con la suficiente suavidad como para hacerle desear más. Harry le agarró el cuello y lo inclinó hacia un lado, encontrando el lugar de la marca de apareamiento del omega, y enseñó los dientes con avidez.

Él lo mordió mientras Louis se tragaba un grito de placer. ¿Quién habría dicho que tenía una cosa con las mordeduras? Estuvo a punto de entrar en el espacio omega cuando sintió que los dientes de Harry se le hundían en la piel y que su lengua lamía la piel de gallina que rodeaba la marca de unión. Luchó por recomponerse, jadeando y tratando de no empujar contra la boca caliente de Harry. Se sentía tan bien, tan correcto, pertenecer a este alfa encima de él.

—Mmm... —gimió cuando Harry le dio otro mordisco, más bajo esta vez, justo en las clavículas. Sus manos definitivamente iban a dejar marcas en los hombros del alfa por lo fuerte que se aferraba a él.

Harry gruñó, moviendo la cabeza hacia abajo y enterrándola en el estómago de Louis, chupando más mordiscos en la pequeña barriga del omega.

—Haz... —El omega gimió al sentir los dedos de Harry bailando por la cinturilla de los jeans negros que tenía piuesto.

Se agachó para ayudarle al alfa, abriendo los botones y quitándose los jeans. Harry ni siquiera pareció dudar, ya que al instante fue a por sus bóxers, tirando de ellos hacia abajo, y el omega se sobresaltó cuando oyó cómo se rasgaba el material.

Marks On My Baby (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora