||𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬||

23|¿Reyaä?

(pónganla)
Wings
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Nadó hacia arriba para buscar una salida, golpeó una rendija para ver si podía salir pero no.

Continuó nadando para encontrar alguna salida, estaba desesperado no podía morir ahí.

Sentía que se le acababa el aire y sus heridas no le ayudaban. Poco a poco fue tosiendo por la falta de aire y se desmayó.

Su cuerpo descendió a lo profundo, tenían que venir a buscarlo porque si no, habría más de 1 pérdida en la familia Sully.

Lo'ak se desmontó de su ilu y se sumergió en busca de su padre pues Kiri le había dicho que seguía ahí adentro y su madre igual. Se había dividido con Spider para encontrarlos con más rapidez.

Luego de varios minutos, logró encontrar a su padre y estaba inconsciente. Como pudo lo jaló del brazo y nadó hacia arriba para que así pudiera respirar bien.

Trató de no soltarlo y siguió nadando hacia arriba. Jake despertó finalmente y impulsó su mano para agarrarse de un tubo.

—Papá. — habló

Jake respiro nuevamente, parece que había perdido la consciencia cuando se estaba ahogando.

—Respira, papá. — indicó

—¿Reyaä? — preguntó esperanzado

Veía a su hija frente a él, reconocía esa mirada que ella le brindaba cuando estaba preocupada.

—No, papá. Soy Lo'ak. — aclaró

—Oh, Lo'ak. — suspiró

—Lo lamentó, señor. Lamento lo de Reyaä. — se disculpó—Fue mi culpa. — aceptó

—Concéntrate. Concéntrate en el presente. — dijo exhausto

La luz comenzó a parpadear y Lo'ak miró, al parecer pronto estarían a oscuras, estaban perdiendo la cavidad de aire.

—Perdemos la cavidad de aire. — informó—Debemos irnos. — agarró su brazo—Vamos, papá.

Jake se apartó y se agarró de los tubos con más firmeza, no podía más, estaba cansado, sentía que su vida se acababa. ¿Acaso así era como su hija se había sentido, como si su vida se estuviera acabando?

Recordaba cómo estaba desesperada y las lágrimas brotando sin parar, ver la sangre escapando de su pecho. Hubiera deseado abrazarla en ese momento y escuchar las palabras que ella estaba por decirle.

Daría todo por volver en el tiempo y disfrutar cada segundo con ella, sin regañarla, simplemente escuchándola reír y verla sonreír, y sobretodo disculpándose con ella por las palabras que le dijo aquel día.

No le importaba morir si eso significaba que vería a su princesa y que la acompañaría siempre. Pero su familia lo necesitaba de igual manera, y por alguna razón, sentía que su hija estaba con él en ese momento.

—¿Sabes cómo salir?

—Creo que sí. Pero habrá que contener la respiración bastante.