𝟎𝟏

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No era usual encontrarse con Hades fuera del Inframundo, era un acontecimiento tan peculiar valía la pena de apreciar

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No era usual encontrarse con Hades fuera del Inframundo, era un acontecimiento tan peculiar valía la pena de apreciar. Sin embargo, con el Ragnarok las cosas estaban lejos de su normalidad en distintos aspectos, y el dios no era la excepción.

A sus ojos, tal competición en contra de la raza humana no era más que meramente ridícula.

Hades amaba profundamente a su familia, realmente lo hacía, por más difícil que se lo pusieran día tras día el aprecio que les tenía no disminuía ni un poco. Desde que habían nacido sus hermanos, se había dedicado a cuidarlos y amarlos a su manera pese a que las condiciones no fueran las mejores, dándoles todo aquello que necesitaban. Al prácticamente criar a dos niños al mismo tiempo, había aprendido lo que era la verdadera paciencia, y soportar todo aquello que le molestase para no desquitarse con ellos. Esa ocasión era diferente, habían sobrepasado por mucho el límite.

Hades mantenía su postura de inconformidad ante la repartición de los reinos para cada hermano. Zeus y Poseidón podrían estar satisfechos, pero en definitiva él nunca encontraría recreativa la ardua tarea de mantener el Inframundo en funcionamiento.

Con el tiempo, había conseguido prepararse para cualquier evento inesperado que pudiera presentarse. 

¿Zeus se había vuelto a escapar a Midgard? Tenía un plan para evitar el ver la tierra destruida.

¿Sephyr había vuelto a causar una masacre? Tenía un plan de antemano par aminorar las pérdidas.

¿Poseidón estaba enojado? Tenía un protocolo de supervivencia.

¿Otro intento de suicidio de Beelzebub había salido mal? Tenía una solución que implicaba un serio regaño seguido de una terapia.

¿Zeus había decidido aceptar un ridículo torneo contra la humanidad? Nunca había pensado en algo como eso.

Sus hermanos tenían sus defectos, por supuesto que lo hacían, pero continuaba creyendo que podían pensar con claridad por ellos mismos. 

Últimamente, le habían hecho dudar de ese último punto.

Su trabajo se había multiplicado hasta niveles tan altos que le hacían reconsiderar la oferta de Adamas para tomarse unas vacaciones por un largo tiempo. Pensando en ello, no parecía ser tan pésima idea. Iría a algún lugar remoto donde nadie pudiese encontrarle y encerraría a Zeus, a Sephyr, y de paso a Poseidón, porque conociendo su personalidad en cualquier momento se le daba por destruir una ciudad por mero capricho.

Estaba agotado de siempre darles por su lado, por lo que, en cuanto la carga de trabajo terminó por agobiarlo, dejó de lado todo lo planeado para hacerle una placentera visita al «padre del cosmos» para explicarle los desperfectos de su actuar. Todavía seguía estando algo lejos de llegar hasta el Olimpo, pero ya tenía una idea clara del discurso que le daría.

Demasiado molesto con el actuar de su hermano, había olvidado sus difusores de feromonas en casa, y estaba por perder la cordura. Repudiaba en gran manera cada uno de los olores de los diversos alfas con los que se encontraba en el camino. Desde hacía varios siglos, tenía que sufrir por ello. Cada encuentro con algún alfa, sin importar su género o raza, terminaba enfermándole hasta tal punto de caer en cama en los casos más extremos.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 - HaqinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora