No sabía muy bien que decirle, pues llevaba ya como un minuto mirándome de arriba abajo y sin sacarse el casco; me estaba poniendo nerviosa!
Y en ese mismo instante, me dijo:
-Tengo prisa, me hubiera encantado pasar la noche contigo en el hospital, pero no hizo falta.
Y soltó de nuevo otra carcajada. No entendía muy bien por que se reía tanto, pero me gustaba que lo hiciera.
- Encantado de conocerte Paula, nos veremos pronto .
Y en ese momento no paraba de preguntarme como me encontraría de nuevo si sólo sabía mi nombre, pero le respondí:
- Encantada, Aarón.
Cuando fui capaz de pronunciar estas últimas palabras, noté su sonrisa, esta vez sin carcajada, y se subió a la moto de nuevo. La encendió y se fue, dejándome intrigada.
Yo, miré el reloj, eran ya las 20:44, se hacía tarde y mis padres estarían preocupados, así que decidí seguir mi camino a casa fijándome más en los peligros de la carretera.