Capítulo 3

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Después del ritual de iniciación me dieron un nombre... a pesar de que ya recordaba el verdadero.
-Muy bien. Dijo Lunes. -Acepto mi derrota, me venciste, eres el primer ser humano que logra hacerlo... a pesar de ser un recién llegado eres muy hábil, tu nombre ahora es Veintisiete.
-¿Veintisiete?. Preguntó una de las chicas que había en la multitud. -¡Pero ella era una guerrera valiente que se sacrificó por darnos más información sobre La Ciudadela, ella fue la que más lejos llegó!, ¿y quieres ensuciar su nombre dandole ese honor a ese tipo?
-¡Silencio!. Gritó Lunes. -El número veintisiete es para creer en ti mismo, fe, confianza y autoconfianza. Dijo ella. -El tuvo la autoconfianza en si mismo y la creencia de que podía ganarme y lo hizo sin mucho esfuerzo, es algo que ninguna de las que me enfrentó lo logro, además el número veintisiete es un número angelical, que se trata de vivir una vida con un propósito tal cual lo hizo la anterior poseedora de ese nombre, por eso se lo doy, recuerden que si yo, la líder considero digna o en este caso digno a una persona de que pueden portar un nombre que lleve algún número de alguna caída en combate y en el remoto caso que se dió pocas veces de que yo las considerara dignas de portar el número de alguna compañera que perdió la vida porque me recuerdan a ella yo puedo dárselo, y el me recuerda a esa valiente mujer.
Todas me miraron mal y chasquearon la lengua.
-Aun así después de toda esa explicación, hay algo que no entiendo, ¿Porque ese nombre, porque un número?, pensé que me llamarías como un día de la semana.
-Esos nombres ya están ocupados. La voz de Miércoles sonaba a mis espaldas, cuando me dí la vuelta para verla mientras estaba sentado en el suelo siguió hablando. -Ademas son sagrados, por lo cual no pueden ser repetidos, algunas de nosotras nos llamamos por un nombre de la semana, según el día que llegamos y por esa razón por ser las primeras nuestros nombres son sagrados para nosotras.
La mire seriamente sin entender.
-¿A qué te refieres?. Pregunté.
-Lunes, mi nombre es ese porque llegué un día lunes hace seis años atrás, luego estaba Martes, la cual llego dos meses después de mí y murió a causa de Los Cazadores, luego, pensé que en dos meses más llegaría otra chica, pero no... yo te puedo contar sobre cualquiera de las personas que llegaron a este sitio, aún si están vivas o muertas, total soy la líder.
-Entonces, llegué yo. Dijo Miércoles. -Un miércoles dos meses después de Martes, y así se fueron sumando los días.
-Entonces, en resumen, siempre que llegaba una chica nueva esperaban a que alguien nueva llegase dos meses después. Dije.
-Exacto, hasta que llegaste tu, sin previo aviso, pensabamos que traerían a otra chica para dentro de un mes, pero te han traído aquí antes de lo previsto.
-¿Cuántas?. Pregunté.
-¿Cuántas, cuántas qué?. Preguntó Lunes.
-¿Cuantas chicas llegaron a este horrible lugar para sufrir o morir?
Lunes resopló por la nariz y respondió:
-Fueron treinta y siete y contigo treinta y ocho.
Sorprendido pregunté:
-¿Y cuántas quedan?
Me miró fijamente y respondió:
-Solo 23 contándote a tí.
-¿Y porque me traerían a mí, que tengo que ver yo?, Ni siquiera soy una mujer.
-No tengo idea. Respondió una chica la cual se acercó a Lunes a vendarle la mano, y luego le dió un beso en la boca, ahí lo supe, se trataba de Jueves.
-Entonces me imagino que cuando se acabaron los días de la semana, empezaron a llamarse por números.
-Correcto. Respondió Jueves. -No solo eres habilidoso, también tienes cerebro. Dijo con tono irónico, luego vio la mano de su novia y veía que aunque la mano estuviese vendada aún brotaba sangre. -La herida es profunda, deberías ir al hospital que hemos reconstruido hace poco. Dijo acariciando su rostro.
-Bueno, iré. Respondió, luego me miró. -Cuando me cosan la mano voy a hablar contigo.
-De acuerdo. Dije yo levantando la mano en señal de cansancio. -Pero, ¿Podrían darme algo de comer y beber?
-¿Tienes hambre?. Preguntó Miércoles.
-Sí, desde que llegué aquí no he comido, ni bebido nada.
-Once. Llamó Lunes.
-S... ¿Sí?. Preguntó una niña de aproximadamente doce años o un poco más.
-Llévalo al comedor. Ordenó Lunes. -Dale una porción de carne y una botella de agua.
-Esta bien líder. Respondió Once.
-¿No lo estarás consintiendo demasiado?. Preguntó Jueves. -Casi ninguna de nosotras puede comer carne porque hay que racionarla, ¿Y vas a darle una porción?
-Solo le doy una compensación por haberme derrotado y por ser el primero en eso. Me miró y sonrió. -Pero tendrás que pagar esa compensación con trabajo, ¿Entendiste?
-¿Pagar una compensación?, algo inusual pero acepto, con tal de comer algo cualquier cosa.
-¿Cualquier cosa?. Preguntó Lunes sonriendo. -Esta bien, pero fueron tus propias palabras. Mencionó mientras se marchaba con Jueves.
-Veinti... Veintisiete. Dijo Once y giré a verla. -Sigueme, te llevaré al comedor.
-¿Porque hablas con tanto miedo?. Le pregunte.
-Mmmm, pues verás...
Sonreí y dije:
-Tranquila, no soy alguien malo.
Ella abrió los ojos demasiado y sonrió.
-Valla una sonrisa, casi pienso que era imposible el que pasara. Le mencioné.
Nos dirigimos bajando la pendiente que me habia llevado junto a Lunes a la rueda de motocicletas a un pequeño hotel destruido, a simple vista parecía abandonado dónde en vez de decir "hospedaje y hotel" tenía un cartel de madera y en el estaba tallada las palabras 'Comedor de Supervivientes", por su exterior parecía que nadie estaba dentro y no tenía puertas, pero por dentro estaba repleto de mesas y sillas y había tres chicas colocando los platos y los utensilios para comer, cuando nos vieron entrar por la entrada sin puerta dirigieron su mirada hacía nosotros dos.
-Valla, valla, valla, pero si se trata de la buena para nada de Once y el Novato. Dijo con tono superior una chica de pelo azul. -Oí que luchaste en el ritual de iniciación contra Lunes, es obvio que ella ganó, y te quedaste con el nombre de Novato, ¿O me equivoco?, Desearía haber visto esa pelea.
Al terminar de decir esas palabras agresivas las tres empezaron a reír.
-¿Que Once es una buena para nada?. Pregunté enojado. - ¿Con que fundamentos dices eso?
-Tranquilo. Dijo Once agarrándome de la remera. -Ya estoy acostumbrada.
-Asi es, esa pequeña tonta no vale nada, siempre que hay problemas sale huyendo como una cobarde y siempre anda armando alborotos sin ningún motivo.
-Oye, Once. Dije con tono arto. -Dime... ¿recuerdas tu edad?
-Sí, tengo trece... recuerdo eso y algunas cosas de mi pasado aunque la mayoría está borroso.
-Otra vez con eso. Dijo una chica de pelo colorado con trenzas entre risas. -Tu y tus mentiras, nadie recuerda nada, si ni siquiera eres capaz de recordar tu propio nombre, ¿como es posible que recuerdes tu edad y algunas cosas de tu pasado?.
-No lo se. Respondió Once entre llantos. -Solo lo recuerdo.
-Jajajajaja, es una tontería lo que dices. Dijo una chica de piel negra con cabello ondulado. -Por esas mismas palabras y acciones eres la vergüenza de La Ciudadela.
-¡¿Cómo se atreven a tratar así a una niña pequeña?!. -Grite con rabia.
Las tres sonrieron y la chica de pelo azul preguntó:
-¿No me digas que quieres pelear uno contra tres?
-Sí, las cortaré al igual que lo hice con Lunes en el ritual de iniciación. Respondí con confianza. -Solo que los cortes serán más grandes.
-¿Que cortaste a Lunes en el ritual?. Dijo una y las tres comenzaron a reírse con más fuerza.
-Por favor Novato, tu no eres rival para ella, seguro te cortó ambas manos, ¿o me equivoco?. Preguntó la chica de piel negra.
-¿Estás tan segura?. Pregunté.
-Segurisima. Respondió ella.
-Pues mirá mis manos. Dije mostrandolas.
-¿Que?. Dijo la chica de piel negra retrocediendo un paso.
-Imposible, ¿de verdad ese Novato cortó a Lunes?. Preguntó la chica de pelo azul.
-No sean tontas seguro Lunes lo dejó inconsciente y se apiadó de él. Dijo ella y por lo tanto no tiene ningún rasguño, y de igual forma se quedó con el nombre de Novato. Comentó la pelirroja.
-¡Mi nombre es Veintisiete!. Grité con fuerza.
-¿Veintisiete?, Ese nombre... no es digno de una basura como tú.. dijo la chica de cabello azul.
-Da igual. Dijo la chica de piel morena retomando su confianza, puede ser que hayas vencido a Lunes por un golpe de suerte pero no podrás con las tres al mismo tiempo.
-No fue suerte. Dijo Once. -Aunque no recuerde nada de su pasado, su cuerpo recuerda como luchar y por eso venció a Lunes.
-Eso es cierto. De pronto otro dolor de cabeza y grité. -¡No, por favor, no ahora!.
Mis gritos se oían hasta afuera del comedor, mientras que las cuatro chicas me observaban sufrir.
Este dolor de cabeza era fuerte y dolía pero no tanto como en la batalla contra Lunes, por lo cual supuse que sería un recuerdo breve, al terminar de pensar en ello ví las imágenes de mi pasado.
Era yo, luchando con tres Katanas, dos en mis manos y una en mi boca. Estaba cortando muñecos de paja para perfeccionar ese estilo y la mujer musculosa y pelirroja llamada Charlote estaba allí supervisando mi entrenamiento, "Alto". Dijo ella y observó a los muñecos de paja cortados y sonrió. -"Valla para ser alguien que al principio era un debilucho, aprendes rápido a usar las Katanas, tu cerebro tal vez sea más fuerte que tú cuerpo en estos momentos pero esa es tu ventaja, puedes predecir los movimientos de tus rivales, eso lo pude observar en el último entrenamiento con Wendy, tu noviecita", dijo riendo, "En fin", retomó la palabra, "Tu habilidad para apreciar la cultura japonesa es increíble y tu cerebro está capacitado no solo para retener grandes cantidades de información, sino que también al estudiar el cuerpo humano como lo haces habitualmente para hallar esa cura puedes predecir por los movimientos de los músculos y que ataque van a realizar, puedes escuchar cuando están a punto de moverse, tienes el oído muy desarrollado", "por supuesto", respondí, "mi primer entrenamiento contigo fue entrenar el oído y hasta el día de hoy lo hago", "muy bien, sigue así, entrenando hasta el momento que tú oído pueda escuchar largas distancias, además, me sorprende que me pidieran que te entrenará en el uso del Estilo de las Tres Katanas, ese estilo está extinto pero tú lo haz revivido con tu entrenamiento, la próxima lección para que mejores el uso de tus espadas es el olfato, ya que te inyectaste eso en tu sistema desarrollaré un entrenamiento especial para que distingas cuando viene un desconocido, un enemigo o un aliado hacia tu persona o al grupo en el que te encuentres, ¿Entendido?", Preguntó, "Claro"...
Y ahí terminaron mis recuerdos y volví a la realidad.
-¿Estás bien?. Preguntó Once. -Te pasó lo mismo en la pelea contra Lunes.
Sonreí y le aricie la cabeza.
-Tranquila Once, esto me pasa siempre, por cierto, tráeme tres cuchillas, las más grandes y afiladas que encuentres, vamos, ve. Ordene, mientras pensaba. -¿Wendy?, Ese es el verdadero nombre de Lunes, encima entrenaba un estilo de combate extinto, y que rayos me inyecte en mi sistema para olfatear mejor, mierda, no lo recuerdo, se que era un investigador de la Corporación Live, pero me gustaría recordar más.
-S... Sí, enseguida. Respondió y fue a buscar las cuchillas.
-¿Tres cuchillas?. Preguntó la chica de piel negra.
-¿Para que las necesitas?. Indagó la chica pelirroja.
-Estilo de las Tres Katanas. Dije.
-¿Estilo de las Tres Katanas?. Preguntó la chica de pelo azul.
-Sí, ya lo recordé, entrene hasta que mi cuerpo no podía más, tal vez tres cuchillas no se igualen a las Katanas que usaba para entrenar pero puedo usarlas de igual forma para cortarlas a ustedes. Dije con una sonrisa macabra en mi rostro. -Tranquilas, me aseguraré que esos cortes no les dejen cicatrices.
-Ja, ¿esperas que nos creamos que tú también recuerdas?. Preguntó con tono sarcástico la chica de pelo azul.
-Es cierto es un secreto, mejor me callo. Me dije a mi mismo.
-Sí mejor cállate. Dijo la chica de piel negra lanzándose hacia mi.
-Va a lanzar una patada en la cabeza con tu pie derecho. Pensé después de pre-escuchar sus músculos moviéndose. -Ya recuerdo como usar mi oído entrenado. Comenté. -Y al no recordar nada desde un principio era obvio que no iba a recordar todo el entrenamiento por el que pase. Pensé mientras puse un brazo para bloquear la patada y la empujaba hacia atrás con fuerza.
-¿Como hiciste eso?. Preguntó Once sorprendida.
-Sí se los digo a ellas no me creerán, pero te lo diré a ti, porque siento y se que en fondo eres una buena niña y puedes guardar un secreto. Le dije soriendole.
Ella me devolvió la sonrisa y me dijo:
-Ten, aquí te traje las tres cuchillas son las más afiladas de la cocina.
-¡Maldita mocosa!. Gritó la chica pelirroja. -¿Entraste a la cocina?, sabes las reglas del comedor, solo las encargadas de cocinar pueden entrar ahí.
-Asique tienen reglas para eso también, ¿He?. Supuse.
-Aún más importante. Dijo la chica de piel morena. -¿Cómo bloqueo mi ataque? Fue preciso y con mucha fuerza, alguien sin entrenamiento no podría detenerlo fácilmente, es como...
-¿Sí leyera tus movimientos?. Terminé su oración con una pregunta. -Lo que hago es más o menos lo mismo puedo escuchar cuando están por mover sus músculos y puedo predecir que van a hacer.
-Ya veo. Dijo la chica de pelo azul, sacando una gran cuchilla de su cintura la cual la tenía atada. -Dices que tienes el oído entrenado, pero si los ataques de Nueve, la cual es la especialista en ataques cuerpo a cuerpo no sirven contra ti, Diez. Dijo señalando a la chica pelirroja la cual tomaba dos cuchillos de la mesa. - Y yo Doce, te cortaremos a ti y te mandaremos al hospital.
-Esperen. Dijo Once. -Esta prohibido pelear entre nosotros.
-Pelear a puño limpio está prohibido pero pelear con cuchillos es otra cosa. Dijo Diez. -Recuerda está regla Veintisiete, si ese es tu nombre, si manchas el honor de alguna de nosotras, aunque alguna este muerta o insultas a una de nosotras se nos permite defendernos.
-La verdad yo solo vine por orden de Lunes. Dije. -Ella ordenó como compensación por vencerla que me dieran una porción de carne y una botella de agua. Mencione tomando las cuchillas.
-¿Carne? Por favor, que mentira más grande. Dijo Nueve. -Todas aquí sabemos que la carne se reacciona entre nosotras, no te daremos nada, ni agua.
-Entonces lo tomaré por la fuerza. Dije poniendo una cuchilla en mi boca y tomando las otras dos con las manos, luego pensé. -Debo concentrarme, el hecho de que haya recordado mi entrenamiento auditivo no significa que tenga la ventaja son dos contra uno, la tercera es especialista en combate cercano por lo que estoy seguro que no se animará a pelear después de frenar su ataque, entonces usaré el Estilo de las Tres Katanas Versión Cuchillas, menos efectivo que una auténtica Katana pero casi igual de filosa que una.
-¡Aquí vamos Veintisiete!. Gritó Doce apuntando su cuchilla hacia mi.
Oí el movimiento de sus músculos, "quiere clavarme la cuchilla en el gemelo derecho, y la otra chica, Diez quiere cortarme con esos cuchillos los dedos de los pies por más que esté calzado, por lo tanto mi única opción es saltar". Pensé y así lo hice pegue un salto y las esquivé y ellas cayeron contra las mesas lastimandose las cabezas.
-Nos esquivó. Dijo Diez.
-Cierto pero no puede esquivar en el aire. Comentó Doce con una sonrisa macabra. Y ambas se lanzaron hacia mi y yo retuve sus ataques con las cuchillas.
-"Así no podré atacarlas". Pensé y luego observé que estaba muy cerca de una pared al lado de la entrada y apoye mis pies en ella y se impulse con ella esquivandolas nuevamente.
Me saque una cuchilla de la boca para poder hablar y dije:
-Ahora ustedes no pueden esquivarme. Y volví a colocarme la cuchilla en la boca, caí al piso y mientras ellas decendian rápidamente, pegue otro salto y les corte el estómago a ambas de forma leve y pegaron un gran grito, luego tire las tres cuchillas al suelo y las golpee en las nucas con la palma abierta, se desmayaron y perdieron el combate.
-No puede ser... Diez, Doce, perdieron contra el Novato. Dijo Nueve.
-Ya te dije que me llamo Veintisiete, y oye tu. Dije señalando a Nueve.
-¿Que quieres?. Preguntó.
-Como dije, los cortes que les hice no les dejarán cicatrices, pero son profundos por lo tanto deberías ir por una doctora que las atienda, no me gustaría que se desangraran y me echaran la culpa.
-S... Si tienes razón. Dijo Nueve saliendo corriendo gritando por una médica.
Suspiré y dije:
-Ahora entraré a la cocina y cocinare algo de carne y tomaré una botella de agua, tal como Lunes lo ordenó.
-Eres... ¡Increíble!. Gritó Once.
-¿Que soy increíble?. Le pregunte cansado.
-Exacto.
-Ya veo, y dime, ¿Por qué crees que soy increíble?. Pregunté dirigiendome a la cocina, la cual estaba pasando una barra.
Ella estaba muy emocionada, empezo a seguirme y dijo:
-Eres el segundo que logra vencer a Las Guerras Culinarias.
-¿Guerreras Culinarias, así se hacen llamar?
-Sí.
-Por dios que mal gusto para nombres tienen esas tres. Dije abriendo una heladera y observé que había carne, la tomé y corte un buen pedazo, ni grande, ni chico, simplemente mediano y fino, ni siquiera saque mucho, había carne de sobra para las demás chicas.
-Y dime. Dije dirigiendome a lavarme las manos y luego de secarlas pregunté. -¿Quien fue la primera en vencerlas?
-¿No es obvio?, Pues Lunes.
-Conque fue Lunes ¿He?. Dije y a la vez pensé en su verdadero nombre, Wendy, empecé a buscar por las alacenas. -Al parecer es la más fuerte de ustedes y las venció a todas.
-¿Que buscas?. Preguntó Once.
-¿No creerás que comeré carne cruda?, estoy buscando una sartén. Las sartenes para cocinar la carne están ahí abajo dijo señalando una pequeña alacena al lado de un horno.
Lo abrí y tome una y le pregunté:
-¿Me podrías traer un encendedor y una botella de agua?
-Claro. Y al rato volvió con una caja de fósforos y una botella de lo que le pedí.
-¿No había encendedor?
-Sí hay. Dijo pero están bajo llave, y no se encuentran aquí, la única que tiene la llave es Lunes.
-Ya veo, ¿y para que quiere los encendedores?. Pregunté mientras prendía el fuego de una de las hornallas del horno y ponía la sartén a calentar.
-Para crear Bombas Molotov.
-Conozco ese tipo de bombas, se hacen con botellas de Vodka o de otro alcohol más fuerte, kerosene o gasolina, se pone un pañuelo de tela en el pico y se le prende fuego, luego se lanzan y al chocar, el imparto crea una gran explosión de fuego, es obvio que quiera preservar los encendedores, con ellos se prenden más rápidos que con fósforos.
-Sí...
Puse a calentar la carne mientras tomaba un pequeño sorbo de agua.
-Al fin bebí algo, siento que hace años no tomaba algo fresco, debe ser por la falta de memoria. Dije mientras me reía. -La carne al ser tan fina como la corte estará hecha pronto, me di cuenta de que no tengo tanta hambre. Le comenté a Once mientras la daba vuelta. -¿Puedes pasarme un plato? Ya está para sacar.
-Claro. Respondió ella y me lo alcanzó.
-Oye, ¿te diste cuenta?
-¿De que?. Preguntó con ingenuidad.
-De que perdiste la timidez. Respondí. -Por lo menos conmigo.
Ella abrió mucho los ojos y dijo:
-Es verdad, es la primera vez que no soy tímida con alguien desde que llegué aquí, creo que es porque tú no me tratas mal.
Nos dirigimos hacia el comedor, me senté, apoyé el plato y empecé a comer.
-Dime, ¿Hasta Lunes te trata mal?
-Sí... no sé porque pero cuando llegué aquí ya estaba dormida y cuando abrí los ojos pregunté dónde estaba, porque no recordaba casi nada y creo que al decir esas palabras ocasione que todas aquí me odiaran, porque ellas no recuerdan nada de su pasado.
-Bueno, pues yo si te creo.
-¿Es en serio?
-Sí, porque yo también tengo recuerdos de mi pasado, aunque era un secreto que tenía con Lunes, te lo diré si tú primero me dices tu pasado y ambos juraremos no decir nada aunque traten de matarnos, ¿es una promesa?. Dije extendiendo mi dedo menique en señal de hacer un juramento inquebrantable.
Ella sonrió y entre lágrimas dijo:
-Sí, lo prometo. Colocando su menique y haciendo un gancho con el mío.

La Cúpula "Libro 1"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora