siete

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— Deberías llamar a papi en algún momento. — dice Harry, cortando tomates para una ensalada que estaba preparando para el almuerzo. Era veinticuatro de diciembre, nochebuena, también conocido como, el cumpleaños de Louis.

— ¿Por qué? — preguntó Emily tirando del dobladillo de la camiseta de Harry, tratando de llamar su atención. Él solo le dio una leve mirada antes de seguir cortando más tomates, provocando un enfado en la pequeña. 

— Porque es su cumpleaños y seguramente le harías feliz si lo llamaras. — respondió el rizado, recogiendo los pedazos de tomate y arrojándolos al tazón de lechuga a su lado. Recordando como los cumpleaños de Louis solían ser muy diferentes para él.

(...)

— ¿Qué quieres hacer por tu cumpleaños? — preguntó el rizado, su cabeza en el regazo de Louis, mientras se recostaban en el sofá del menor. El ojiazul pasó sus dedos por el cabello de su novio, masajeando su cuero cabelludo.

— Solo quiero pasar el rato contigo y con nuestro bebé. — respondió mientras acariciaba el bulto que sobresalía, de cinco meses de Harry, provocando que este haga más pucheros.

— ¡Vamos! Tenemos que hacer algo divertido antes de que esté demasiado gordo para ir a cualquier lugar. — se quejó el rizado, levantando la mano y tocando la mejilla de Louis.

¿Estás seguro de que estás dispuesto a hacer algo loco? — señaló el castaño. — Has estado mencionando que tienes varios dolores durante la última semana.

Harry hizo un puchero. — ¿Y eso que tiene que ver? — preguntó

— Tiene que ver, con que, si tienes dolores, no quiero hacer nada para empeorarlos. — Louis ayudó a Harry a sentarse, acurrucándolo a su lado cuando el más joven resopló de ira.

— Pero, es tu cumpleaños. — respondió débilmente. Louis sonrió con adoración y besó la mejilla del rizado.

— Lo que quiero para mi cumpleaños es que este pequeño bichito patee por mí. — Louis decidió. — ¡Y que me digas el género!

Harry había olvidado que Louis aún no había sentido las patadas del bebé. También se negó a decirle al ojiazul el sexo hasta su cumpleaños, principalmente porque no tenía el dinero suficiente para comprarle un "buen regalo". ¡Pero bueno! ¿Qué mejor regalo que saber el sexo de tu bebé?

— Realmente no puedo controlar la parte de las pataditas, pero... ¡redoble de tambores, por favor! — gritó Harry con emoción. Louis puso los ojos en blanco, con cariño, y comenzó a tamborilear sus muslos con las manos.

— Vamos a tener...— pausó con suspenso. — ¡Una niña!

Louis prácticamente atacó a Harry en un abrazo, haciéndolo reír. — ¡Esto es increíble! — gritó el mayor tomando las mejillas de su novio y besándolo con fervor. Después levantó el suéter del rizado colocando su mejilla contra el prominente vientre, envolviendo sus brazos alrededor de toda la cintura.

— Dios, eres raro. — rio Harry, pasando su mano por el cabello del ojiazul. Louis rio y besó la piel estirada del vientre, antes de sentir algo contra su mejilla. Un pequeño movimiento.

El castaño miró a Harry con los ojos muy abiertos.

— Por favor, ¡dime que sentiste eso! — continuó con la conversación el rizado, refiriéndose a la patadita que acaba de sentir justo donde se encontraba la cara de Louis.

— Lo sentí. — respondió el mayor, con los ojos muy abiertos por la incredulidad. Harry se rio cuando el ojiazul se inclinó y salpicó su rostro con besos, manteniendo su mano sobre el vientre de su novio, para que no se pierda ningún otro pequeño movimiento.

daddy cool.  AU! ; larry stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora