Bajo mi piel [Bellamione]

Capítulo 22: Brillas tan brillante

Al día siguiente de la Yule Ball, Hermione había encontrado a Bellatrix en su oficina para aplicar la crema en su cicatriz que afortunadamente estaba empezando a sanar.

Ella había luchado por mirar a sus ojos negros por miedo a declarar su amor eterno por la bruja mayor, especialmente después de sus momentos en la pista de baile y la sensación de esas manos presionadas contra su piel.

Tampoco podía mirarla en caso de que Bellatrix pudiera decir lo duro que se había follado a sí misma cuando se había caído en la cama, la excitación que goteaba entre sus piernas que necesitaba ser satisfecha más de una vez antes de que el sueño finalmente la hubiera llevado, su corazón latiendo a tiempo hasta el pulso de su clítoris.

Había pasado la mañana lavando el aroma de sus actividades en solitario antes de practicar un poco de Occlumency, tratando de superponer algunos recuerdos seleccionados en caso de que la bruja oscura decidiera deslizarse dentro. "Dios, ojalá lo hiciera".

Hermione todavía no había mencionado que se quedaría con Draco en Malfoy Manor durante el período festivo, por lo que se sintió aliviada cuando Bellatrix lo mencionó, afirmando que llegaría en Nochebuena y se quedaría hasta el veintiocho. Ella había preguntado si volvería para Año Nuevo, pero había recibido una respuesta que sugería que no.

Hermione había puesto los ojos en blanco ante su propio comentario desesperado de: "Bueno, necesitaré saber dónde estás para administrar tu crema todos los días. Se ve mucho mejor". Era cierto, por supuesto, pero todavía había sonado pegajoso.

Bellatrix había asenzado con la cabeza y le había ofrecido la seguridad de que, de hecho, todavía se reunirían todos los días para continuar su trabajo, agradeciéndole y diciendo que ya no dolía. Hermione había hecho un pequeño baile de la victoria en su cabeza y había hecho una nota mental para contarle a Narcissa sobre el progreso que había hecho tan pronto como surgió la oportunidad.

Así fue como habían dejado las cosas en el vigésimo tercero, y poco después ella se había ido con Draco para las vacaciones, después de un adiós bastante lloroso con Ginny.

Ella se estaba quedando en la misma habitación que antes, las imágenes de Bellatrix presionándola contra la pared volviendo a ella con toda su fuerza, deseaba darle un puñetazo en el estómago.

"Realmente necesito tener esto bajo control". Ella suspiró.

Hasta altas horas de la noche, ella había logrado llamar la atención de Narcissa y los dos habían discutido brevemente el progreso de Bellatrix con la crema. Se había sorprendido por la efusión de emoción desenfrenada que Narcissa había mostrado cuando había sido arrastrada a un abrazo apretado, lágrimas cálidas que caían con fuerza sobre su cuello a medida que se liberaba el alivio de la mujer mayor.

Hermione se fue a dormir esa noche sintiéndose orgullosa de lo lejos que había llegado con Bellatrix y de lo en casa que se sentía en la familia de Draco.

Un pensamiento había presionado contra su sien mientras se alejaba. ¿Realmente estaría bien si ella finalmente tuviera la oportunidad de ser de Bellatrix? ¿Sobreviviría su amistad? Una cosa era enamorarse. Podría descartarse tan fácilmente, pero ¿amor? Ese fue un tema completamente diferente.

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Bellatrix había llegado poco después de las dos y estaba cuidando un libro junto al fuego cuando Hermione entró en el salón con Draco a cuestas.

"Tía". Draco dijo mientras caminaba hacia ella. Le puso un beso en la mejilla a pesar de que ella no había levantado la vista de la página que estaba leyendo; un gesto que Hermione encontró bastante divertido.