Síndrome de abstinencia

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1/05/23

Llegaste, permaneciste y te fuiste.

Sentí ese síndrome de abstinencia a tu partida mientras lo hacías y cuando ya desapareciste, me agarré a un clavo ardiendo con la esperanza de que el dolor fuera momentáneo y que su alta temperatura disminuiría en muy poco, quise guardar en una jaula diminuta a un halcón, hice de nuestro vínculo una de mis obras en las que yo decido cuando se termina la tinta.

Lloré, no lo voy a negar, aquella noche en la que mi corazón dejó de obviarle a mi mente lo que le repetía día a día para que no saliera lastimado, sin éxito. Salieron de mí todas las emociones que durante tanto tiempo me esforcé en reprimir, dejaron de permanecer ocultos todos los secretos a voces que no tenía intención de escuchar, pero sobre todo, decidí dejar de ponerte en un pedestal.

Hoy ya no sufro de ese síndrome de abstinencia que me provocaba la ansiedad de no tenerte presente, ya no te necesito, mas mentiría si dijera que no echo de menos nuestro pasado y todos los momentos que me devolvieron la ilusión de confiar en alguien más, sin embargo a pesar de ya no ser síndrome de abstinencia ahora es "síndrome de rechazo", pues así como tú volaste a través de mi ventana, contigo también lo hizo la esperanza, la esperanza de encontrar oro entre latón.

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