Cap 09

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Cuando llegamos al edificio subimos al tercer piso, algo a lo que me había acostumbrado y que ya no me dejaba sin aliento. Abrí la puerta, e hice una mueca cuando recordé el estado de mi apartamento y la advertencia de Jisung acerca de traer a un hombre a casa esta noche. ¿Quién podría haber sabido que el estaría en lo correcto y que ese hombre sería Sam? Parecía imposible, pero realmente estaba aquí, un paso dentro de mi atestado apartamento de una habitación, y dándole, con su gran cuerpo, un aspecto aún más pequeño de lo que era.

Encendí la luz del vestíbulo, iluminando el loco caos que era mi apartamento.

—Hogar dulce hogar —murmuré, sacudiendo las llaves sobre la mesa auxiliar.

—Guau. Puedo... ver eso.

—Y sin bromear sobre el mantenimiento de mí casa. A pesar del desorden, sé dónde está todo.

Él se rio entre dientes.

—No traes personas a menudo, ¿verdad?

Negué con la cabeza.

—Sólo a mi amigo Jisung. Tú eres el primero que he traído aquí. —¿En serio? —pareció sorprendido, casi incrédulo.

—Sí. —Tiré de mis zapatos en una esquina, en la cima de una montaña de zapatos, y le señalé el sofá—. Toma asiento. ¿Puedo ofrecerte algo? Yo voy a tomar una botella de agua.

—Agua estaría bien, gracias.

Agarré las botellas de agua de la nevera y cuando regresé a la sala, Sam se encontraba de pie frente a la única pintura que colgaba en la pared de mi sala de estar, una imitación de "Noche estrellada" de Van Gogh. Su dedo trazó ligeramente los remolinos azules del cielo, como si recordara algún detalle. Dejó caer la mano y se dirigió al sofá, al final de la habitación. Su presencia dominaba mi pequeño apartamento, sus hermosos rasgos contrastaban con la mezquindad que nos rodeaba.

Nos sentamos en el sofá, bebiendo de nuestras botellas de agua. Mi apartamento era exactamente del tipo de una estudiante con poco presupuesto, amueblado de forma barata con cosas hechas a mano y muebles artesanales. Pero me sentía cómodo aquí. Había dos grandes estanterías en el salón, repletas de novelas clásicas y mis libros favoritos, además de varias revistas médicas. Mi sillón era de color vino, lleno de cojines en tonos brillantes de lima y mandarina. La mesa de café era de madera de un color claro, con suficientes muescas y abolladuras como para invitarte a poner los pies sobre ella. Pero en este momento, ninguno de los dos parecía demasiado cómodo. Ambos nos sentamos en el borde del sofá, con varios metros de distancia.

Las cosas se sentían extrañas con él aquí, fuera de la habitación de hospital en la que lo había visto todos los días. Era como si cada movimiento suyo se magnificara, su olor invadía mi espacio, su antebrazo estaba tenso, con los músculos y las venas apretadas, mientras sostenía la botella de agua. Era difícil prestar atención a nada excepto a él.

Después de unos minutos de silencio incómodo, Sam se levantó. —Felix, creo que tengo que irme. Estar aquí contigo no es una buena idea. Ni siquiera me conoces.

No señalé que probablemente lo conocía mejor que nadie. —Sam, quiero que te quedes. Es tarde y los dos deberíamos descansar un poco. Puedes dormir en el sofá esta noche, y vamos a resolver todo por la mañana. Yo no te voy a dejar ir a ninguna parte. Cooperaste conmigo para mi trabajo, y ahora quiero ayudarte. En nombre de la investigación, por supuesto.

Él dejó escapar un profundo suspiro, sabiendo que yo estaba ganando esta ronda.

—Entonces, en el nombre de investigación de la amnesia, ¿me estás invitando a quedarme? —Su voz estaba teñida con un poco de humor, al igual que la mía.

Maniac || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora