Cap 29

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Llegué a casa mucho más tarde y me sentía aún peor que cuando me fui, si es que eso era posible. Traté sin éxito de meter la llave en la cerradura por lo menos siete veces, cuando la puerta se abrió. Un Sam , digo Hyunjin, con los ojos soñolientos y sin camisa estaba en la puerta. Me llevó dentro y me abrazó contra su pecho. Su cálido aroma me envolvió en un abrazo reconfortante.

—Sigues aquí —comenté, incapaz de contener la sorpresa de mi voz.

—Y tú estás borracho —susurró, su voz profunda por el sueño. Me di cuenta de que me estaba sosteniendo en posición vertical, evitando que me cayera de cabeza sobre la pila de zapatos que había cerca de la puerta.

Me guio hasta la sala y me sentó en el sofá. —Te conseguiré un poco de agua. —Se dio la vuelta y se dirigió a la cocina—. Y algunas aspirinas — dijo por encima del hombro.

Me quité los zapatos y apoyé la cabeza en el sofá. ¿Qué está haciendo aquí todavía? Asumí que se había ido. Me quedé mirando el techo, que parecía estar girando en un patrón circular. Apreté los ojos.

—Abre —dijo Hyunjin. Abrí mis ojos y lo vi sosteniendo dos píldoras blancas delante de mí. Abrí mi boca y puso las aspirinas en mi lengua e inclinó el vaso de agua contra mis labios. Incliné mi cabeza hacia atrás, tragando el agua y las píldoras de un sólo trago.

—Pensé que te habías ido —dije, limpiándome la boca con el dorso de mi mano.

Dejó escapar un profundo suspiro. —No me iba a ir antes de conversar contigo.

Oh. —Así que sigues teniendo la intención de irte, pero no hasta después de hablar conmigo.

Suspiró y se frotó la cara con las manos. —Mierda, esto es complicado, Felix.

—¿Qué es tan complicado? O quieres quedarte conmigo, o quieres irte con ella. Simple.

—Eso es lo que es una locura. No tengo ninguna conexión emocional con Sam.

—¡Tienes su maldito nombre tatuado en el brazo! —grité.

Me tomó de los brazos hasta que estaba presionado contra el sofá. — Ni siquiera la conozco —gruñó.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Tragué y miré con nostalgia su boca.

Soltó mis brazos, separándonos, y nuestra conexión. —Pero ella tiene la llave de mi pasado.

De repente me sentí más sobrio. —Así que... necesitas ir con ella y aclarar todo esto.

—Felix—gruñó, frustrado por mi tono—. Tú eres... eres todo para mí. Pero te mereces más. Si yo pudiera saber quién soy, dejar de tener pesadillas cada noche, tener mi vida otra vez. Tengo que intentarlo.

Asentí con la cabeza. No podía negarle esa oportunidad, incluso si me rasgara el corazón dentro de mi pecho verlo partir.

—¿Cuándo te vas?—pregunté.

No respondió de inmediato, pero incluso en el cuarto oscuro podía verlo fruncir el ceño.

—Quédate esta noche. No me dejes esta noche —susurré, arrastrando los pies para acercarme y subirme en su regazo. Supongo que yo era el cachorro necesitado ahora.

—Felix. —Su tono era frustrado, pero no me alejó.

—Por favor —le supliqué. Parecía que funcionaba con él antes.

Acomodó mi cuerpo, de forma que quedé a horcajadas. —No deberíamos—susurró en mis labios—. Hay mucho que descubrir en este momento...

No me importaba que tuviera razón. En ese momento no me importaba que él probablemente me dejara mañana. Lo necesitaba. Estaba cegado por mi lujuria.

Lo besé más fuerte que nunca, metiendo mi lengua dentro de su boca, mordiendo su labio inferior para tirar de él y mordisqueado su lengua en mi boca. Fue en parte por el vodka que había consumido y en parte por mi hambre no adulterada por él.

No se contuvo, sus manos recorrían mi piel bajo mi camiseta, y sus dedos bailaban sobre mis costillas.

Pasé los dedos por su pelo y su mandíbula. Quería memorizar cada detalle. La rugosidad de su mandíbula, el olor de su piel.

Trabajé con mis manos debajo de su camisa, amando la sensación de su sólido estómago, tocando sus músculos tensos. Tuve la extraña necesidad de reconocer nuestros tatuajes gemelos. Pasé los dedos por sus costillas, apretando la piel allí como para recordárselo. Él dejó escapar un gruñido.

Mis dedos entumecidos rápidamente cooperaron para desabrochar sus jeans. Puse mi mano dentro de su bóxer, sintiendo su miembro endurecido, y lancé un gemido.

Tiré de sus vaqueros para bajarlos por sus caderas, exponiéndolo a mis caricias. Se meció en mis manos, tomando todo el placer que podía.

Sacó mi camiseta por mi cabeza y la arrojó al suelo. Me senté en su regazo. Era posiblemente la última vez que lo vería así. No podía pensar en eso ahora o lloraría.

No perdí el tiempo y empecé a desabotonar mis vaqueros. Me levanté de su regazo y empujé sobre mis caderas. Sus ojos seguían mis movimientos. Me quité mi ropa interior y la deposité en el suelo junto con mis pantalones. Me subí encima de él y tiró de mí, con sus manos firmemente sobre mi trasero.

Aterricé en su regazo con su polla presionándose contra mí. Me enterré en él, gimiendo. Quería sentirlo llenándome y dueño de mí, incluso si era sólo por esta noche.

Me aparté de su regazo otra vez, esta vez para posarme sobre mis rodillas y llevármelo a la boca. Su polla hizo que mi mandíbula se resintiera por su capacidad, pero no me atrevía a quejarme. Esta noche él era mío.

Lamí y chupe contra su cabeza hinchada con entusiasmo, plantando suaves besos.

Gruñó y empujó sus caderas hacia adelante para reunirse con mi boca ansiosa. Cada vez que entraba en mi boca, gemía alrededor de su grueso borde y me sentía cada vez más mojado.

Después de varios minutos me levantó de mis rodillas y me llevó de vuelta a sus labios. Comenzó a besarme y a chocar con su polla en mi entrada. —Quiero follarte, Felix—murmuró.

Gemí y le ayudé a colocarse, así comenzó a deslizarse dentro de mí.

—Ah, Sam—gemí.

Se puso rígido. —Hyunjin—me recordó.

Oh, mierda. Lo llamé por el nombre de ella. Eso al instante mató mi libido, y me levanté de encima.

—Esto es muy extraño, ¿no? —preguntó.

No respondí. En cambio encontré mi ropa interior en el suelo y me la puse, como si quisiera probar mi punto. Sí, era jodidamente extraño.

Levantó sus caderas para deslizar sus pantalones y bóxer en su lugar y se puso de pie. —Lo siento. No quería que esto sucediera.

—Lo sé —murmuré, mientras las lágrimas llenaron mis ojos—. Sólo ve.

Ve a hacer lo que tienes que hacer.

Besó mi frente y luego se fue. Tan rápido como llegó a mi vida, se fue.

Me acurruqué en el sofá y lloré.

Maniac || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora