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—Adelante, lindo —dijo Yoongi, dándole la bienvenida a su hogar, Taehyung ya solo pasaba del sobrenombre, no tenía sentido discutir con él.

Cinco días después de empezar con la organización, decidieron reunirse para establecer fechas y visitas.

—Wow —admiró el lugar—, tu departamento es muy... tú.

—¿Y eso cómo es?

—Pálido —respondió con unas risitas—, te traeré una planta la próxima vez.

—Solo si quieres que se muera al día siguiente. Ya casi está la cena.

—¿Cocinaste?

—¿Por qué suenas sorprendido?

—No sé, pensé que pediríamos pizza o algo así —el pelinegro se encogió de hombros como respuesta.

—¿Quieres tomar algo por mientras?

—Lo que tengas está bien —contestó vagando por la estancia. —Wow, tienes una vista increíble.

Yoongi volteó y miró al menor que se asomaba por las largas cortinas, tomó un control y estas se desplazaron.

—Casi no me gusta tener abierto —le dijo llegando con dos copas de vino y le entregó la suya a Taehyung.

—¿Por qué no? Si yo tuviera esta vista, me sentaría todas las noches a ver las luces de la ciudad, leería un libro o escucharía música con una copa aquí.

—Nunca he hecho eso, cuando llego del trabajo solo quiero quitarme el traje y tirarme en mi cama —confesó.

—¿En qué trabajas?

—Soy organizador de bodas —Taehyung detuvo el sorbo que le daba al vino y lo miró pasmado—. No es cierto —dijo entre risas—, aunque sí organizo eventos, trabajo en una empresa de publicidad y yo me encargo de organizar eventos a empresas, como recaudaciones, congresos, conferencias y otros.

—Vaya, por eso has sido tan eficiente con lo que te he pedido.

—De nada, lindo —le sonrió y Taehyung esbozó una pequeña sonrisa también.

—¿Y qué cenaremos? —preguntó, tratando de desviar la conversación y su corazón volviera a palpitar de manera normal.

—Es una receta familiar, Hana, la abuela de Jungkook me enseñó a prepararla una vez que la visitamos. No me sentía bien y ella preparó este platillo, dijo que era especial, y así me hizo sentir cuando lo probé.

¿Entonces yo soy especial porque la preparaste para mí? quiso preguntar, pero seguramente Yoongi le respondería algo sarcástico que le lastimaría un poquito su orgullo, así que solo atinó a sonreír y acompañarlo a la cocina.

Cuando se sentaron a la mesa con un delicioso platillo y acompañado de vino blanco, Taehyung pensó si así se sentiría tener una cita con Min Yoongi, aunque luego se regañó mentalmente porque Yoongi no era de los de tener citas, no debía empezar a sentirse así por él, aunque al final tuvo que admitirse que le gustó compartir ese momento junto al mayor.

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Días después, Taehyung dejó su auto estacionado en el edificio de Yoongi, como iban a ver salones y jardines, era mejor irse en un solo auto, por lo que Yoongi le abrió la puerta del suyo y condujeron hacia el primer lugar.

—Yoongi, qué gusto verte otra vez—dijo la señorita que los recibió, abrazó al pelinegro y luego saludó a Taehyung—, cuando me pediste un espacio para una boda te juro que no lo podía creer, hasta se me cayó el celular de la emoción, pero resultó ser para tu mejor amigo.

—Sustos que dan gusto —respondió Yoongi con una sonrisa angelical.

—Por favor, ayuda a tu amigo a entrar en razón —le dijo la chica dirigiéndose a Taehyung.

—Es un caso perdido —dijo encogiéndose de hombros.

—Seguirá en mis oraciones por si acaso —dijo la chica, Taehyung soltó unas risitas y Yoongi puso los ojos en blanco.

Recorrieron el salón y salieron también al jardín, ella les fue indicando los servicios que tenían, los puntos de acomodo, los beneficios y más. Visitaron otros dos espacios  y quedaron en el acuerdo de esperar las cotizaciones.

—¿Quieres ir a cenar? —preguntó Yoongi cuando volvieron al auto.

—Tengo hambre pero no aguanto los zapatos.

—Tengo pantuflas en la cajuela.

—¿Por qué parece que te salieron alas y un halo? —Yoongi rió y fue por el par de zapatos.

—No me van a dejar entrar a ningún lugar en pantuflas —dijo Taehyung, feliz por la comodidad de sus piecitos.

—No subestimes los lugares de comida rápida, lindo.

Así fue como se encontraron comiendo hamburguesas con una malteada. Taehyung gemía cada vez que comía una papa frita.

—¿Y dices que este lugar es 24 horas?

—Ujum —afirmó Yoongi, bebiendo de su malteada.

—Acabas de hacerme el hombre más feliz del planeta —dijo y le dio una mordida a su hamburguesa.

—Júntate más conmigo, lindo.

—¿No te vas a comer eso? —señaló sus papas y Yoongi las empujó hacia él, provocando que Taehyung bailara diminutamente en su asiento.

—Comes muy poco —señaló el menor—, apenas te acabaste la hamburguesa y dejaste casi todas tus papas.

—Casi no me da hambre, solo almuerzo y a veces ceno.

—Quien pudiese, yo ceno hasta dos veces —dijo y Yoongi rió.

—Te ves lindo comiendo —Taehyung dejó de masticar.

—Qué mentiroso —contestó, cubriéndose con una servilleta, Yoongi solo lo observó con una sonrisa. —¡Deja de mirarme! Nos pones incómodos a mi hamburguesa y a mí.

—Disculpen, les daré su privacidad —contestó entre risas, jugando con el popote de su malteada. Taehyung se mordió el labio inferior para no unirse a las risitas de Yoongi.

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Ya llegamos a las 1,000 vistas wujuuu, GRACIAS 

The best man | YOONTAE | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora