No te vayas

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Rusia 13 años antes

Tenemos que mantener a la niña escondida, la gente que ha venido a buscarla no me da buena espina—comentaba una mujer

No tenemos opción *****--dijo un hombre mientras la abrazaba—tenemos que huir

¿Dónde iremos? —una pequeña de cabello rosado se acercaba a sus progenitores mientras abrazaba un peluche de quimera

Mi linda Anya, tenemos que irnos de acá—la mujer la tomo en brazos

La pequeña se dejó cargar por su madre, se sentía segura al estar en sus brazos mientras su padre acariciaba su cabello, pero el panorama que se iba a presentar iba a ser diferente al que ellos creían.

Algún vecino hablo y dio alerta de que esa familia iba a huir, por lo que llegaron los hombres que se la llevaron a ese laboratorio, ¿la razón? Su cabello era diferente al de los niños de la zona, una razón demasiado idiota como para lastimar a una pequeña niña y matar a sus padres frente a ella.

La pequeña fue sometida a muchos experimentos, su pequeño cuerpo infantil no soportaba la crueldad de los adultos y su única compañía era Quimerita, estaba muy triste por todo lo que había ocurrido en esos meses que ha estado encerrada en un laboratorio en un país diferente, era molesto y extrañaba que sus padres la salvaran.

Pero con su gran inteligencia logro escapar de esos captores una noche, aprovecho el que dejaran una puerta y junto a quimera huyo de ese lugar para buscar a la policía, lamentablemente cuando regreso con estos, habían cometido suicidio colectivo.

Todos están muertos—el policía se acercó a los científicos—parece que ingirieron algo

¿Por qué tanta maldad? —la mujer policía cargaba a Anya y la abrazaba—lo bueno que tu saliste bien, pequeña

Anya tenía miedo, su destino estaba en manos de gente extraña y solo quería buscar a alguien con quien pudiera ser ella misma, pero cuando al fin logro un hogar adoptivo, el poder que los científicos le otorgaron hicieron que todos le temiera.

¿Por qué vamos de paseo? —la niña observo a un matrimonio que la llevaban con su maleta

porque iras de viaje Anya—la mujer intentó calmarla

¿Es por qué leí lo que pensaba papá? —la niña la miro a los ojos

No mi cielo—se intentó calmar—es solo que no podemos cuidarte, pronto tenemos que irnos

¿Me dejan como un perrito que no quieren? —sus lágrimas empezaron a salir de sus ojos

Anya, por favor no hagas esto—el hombre intento contener las lágrimas—no somos los indicados para cuidarte

Por favor perdónanos—la mujer lloro

Anya no culpo a todas las familias que la devolvían cuando se enteraban de su poder, los entendía, ni ella misma quería pasar tiempo a solas por el problema en la que la metieron esos científicos malvados.

No obstante, un día su suerte cambio cuando un hombre alto, ojos azules y cabello rubio llego a hacer su servicio social en ese orfanato donde ella estaba, la pequeña intentaba acercarse a él y poco a poco identifico que era huérfano como ella, así que intento buscar como Loid Forger pudiera adoptarla, aunque no era difícil, el hombre rubio se encariño por la ternura de Anya, aunque aún no estaba listo para tener una familia y por ello intentaba no darle esperanzas.

Pero eso cambio su último día de servicio social, la pequeña niña fue sincera con él acerca de lo que tenía y el rubio se sorprendió de la maldad.

Sorpresiva casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora