Capítulo 8° Sonder

2 0 0
                                    


Miro a Tracy parada en la puerta de la mansión sin intenciones de irse, desordenó mí cabello con mucha fuerza del estrés acumulado en estos días, está cruzada de brazos apoyando su cuerpo en la pared como si esperara algo que no le daré ni aunque me amenace de muerte. Con solo tener su presencia en la casa me dan ganas de tirarme por una ventana, es una bruja.

-¿Qué haces en mi casa?

-Solo cámbiate por algo más decente de lo que traes puesto ¡Madre santa! Pareces una vagabunda.

-¿Y eso que?

-Mira, me importa una mierda si estás deprimida o no así que arreglate y vámonos -las ganas de pelear se me esfuman le hago caso como si su opinión me importará muchísimo cuando solo tengo ganas de echarla de la mansión de una patada.

Ya en el auto mientras me ponía el cinturón aceleró a tal velocidad que mí cabeza casi choca con la parte de arriba del techo y pude ver cómo se le asomaba una leve sonrisa de disfrute que duro dos segundos poner volver a poner esa cara de estreñimiento que siempre tiene.

-No entiendo nada de lo que está pasando- confieso jugando con la piel de la uñas de las manos y enciende a radio a todo volumen para no oírme seguramente-. ojalá que te defeque una paloma en la cabeza.

-No hago esto por ti -volteo hacia ella ofendida mientras veo como su cabello se despeina por el viento por el techo descapotable abierto y hace una expresión rara como si ocultara algo.

-Quien te mando a buscarme Tracy.

-Temo que eso no me consta.

-Aun así estás aquí.

-Estaba en deuda con el ¿Okey?

-El -giro todo mí cuerpo en su dirección con la boca seca sin poder creer que ella estuviera en contacto con esa persona, gira con todo por la avenida pegando un bocinazo a una señora que venía cruzando la calle con bolsas de compras que a los gritos enojada, nos lanzó una naranja al capo del Audi por suerte la fruta solo rebotó en el vidrio dejando una marca pequeña del impacto. Me pongo una mano en el pecho recuperando la respiración me he pegado un buen susto y se que ella también aunque sigue con sus ojos fijos en la carretera en silencio esperando la respuesta que no quiero darle pero debo hacerlo así que aún con el corazón latiendo a mil volví a encontrar la voz-. Cómo sabes de el Tracy.

-Que yo sepa de su existencia solo fue un error, no debí revelarte nada de esto mierda -frunce el ceño arrepentida con cierto temor-. Está en todas partes y tu eres consiente de esto si el es...

-¡No lo digas carajo! Lo sé perfectamente, el no va a dejarme en paz nunca -me rompo en mil pedazos al decirlo lo último.

Todas las veces que la pasamos juntos algo tenía que destruirse.

Alguien tenía que alejarse. O alejarme.

¡No te acerques a ella! No es buena influencia para ti. Porque no eres malditamente útil como el...

No eres nadie.

Eres un pedazo de mierda para el mundo y tu insignificante existencia me aborrece.

Muere.

¿Por que mierda no te mueres de una vez?

Esos recuerdos son tan dolorosos que no puedo borrarlos por más que trate de ocuparme en lo que más quiero, la música. Mis amigos, mí madre. Esas son las cosas que deben importarme pero luego vuelvo a caer en este hueco sin fin que me asfixia y me desespera tanto quedarme atrapada en el sin poder escapar y que todo sea oscuridad.

HeartlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora