Un flash está apunto de cambiar sus vidas .
Que tan bueno será que dos almas rotas se conozcan .
― Las niñas malas no tienen un final feliz - la mirada severa de la abuela me recorría todo el cuerpo que me temblaba por estar sollozando.
― Y por eso...
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―¡Él salió de prisión! - Mi cuerpo pierde estabilidad y todas mis alarmas se disparan. ¡Otra vez no por favor!
― ¡¿Él va a venir para vengarse?! - El temblor de mi voz es evidente, el miedo recorre cada parte de mi cuerpo y el aire parece sofocante en estos malditos instantes, mi respiración es irregular. El pánico comienza a sentarse en todo mi ser.
― ¡¡Por favor respira‼ Mírame a los ojos Lunita. ¡¡Solo mírame‼-. Veo su preocupación, las líneas de expresión se acentúan, mientras sostiene su mano sobre mi hombro.
― ¡El va a buscarme, yo lo sé Yvonne! Yo lo sé - aún recuerdo la perversión en su mirada mientras declaraba en aquel tribunal, ojalá se pudriera en prisión como yo me he perdido en la desperacion todos estos malditos años. También sé que nunca expíe mi culpa después de todo, que podía esperar para alguien que es igual de culpable que yo.
― ¿Eso es lo que te ha atormentado todos estos años? - sus palabras me dejan en desconcierto, mi mayor miedo esta apunto de volverse realidad. ¿Cómo pude pensar que ella no despreciaría a una asesina? Como si mi propia madre no lo hubiera hecho, siempre tengo que arruinar mi oportunidad para ser feliz. Tal vez no lo merezcas.
― ¿Estabas callando todo eso? ¡¿Por qué, dime por qué?! - su voz se escucha quebrada, sus manos dejan de tocarme como si mi cuerpo le quemará las palmas.
― ¡Perdóname Yvonne! Soy un parásito que te ha mentido para poder sobrevivir, perdóname por haberte hecho convivir con alguien tan ruin.- su mirada estaba cargada de dolor y sus ojos me miraban con decepción. Las lágrimas brotan a borbotones, la había perdido, a la última persona que se había arriesgado a confiar en mí, a una perfecta desconocida que me dio la oportunidad que mis propios padres me negaron, a quien me había cobijado como una hermana, había perdido a la única familia qué me quedaba.
Sus ojos me miran con asombro y su rostro cambia a enojo a una rapidez impresionante, mientras sollozo disculpas. Alza la mano para abofetear mi rostro y justo allí dejó de llorar, mi única amiga me rechaza, vuelvo a estar sola para pagar por mi pecado e incluso así solo me gustaría olvidar que tengo un pasado que se empeña en perseguirme.
― ¡¿Cómo te atreves a pensar algo así?! - sujeta sus manos sobre mi espalda, acogiendo su calor, el asombro me sobrecoge, ella no me odia. Puedo llorar por esta nueva oportunidad ― Perdóname por no darme cuenta, estoy aquí, ya no estás sola. Yo también pelearé tus batallas - incluso si yo ya me di vencida antes de siquiera intentar luchar, ella me prometía su apoyo, como podría rechazar aquella ayuda desinteresada de una pequeña de 19 años.
