CAPÍTULO TRES. (ADA)

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Una foto de portada.

El sudor frio serpenteaba por mis mejillas rojas por el esfuerzo y la exaltación de aquella pesadilla. Apoye ambas manos sobre el colchón para poder aspirar aire y de alguna manera lograr equilibrar mi agitada respiración, los mechones castaños  de mi cabellera se pegaban en mi rostro debido al exceso de sudor recorriendo todo mi cuerpo.

Solía tener esas pesadillas constantemente pero pensaba que ya las tendría a la raya para este momento, como siempre estaba equivocada. Logree encaminarme a la ducha para poder limpiarme y espantar el sueño.

Antes de llegar a la puerta del bañó una alarma sonó en la mesa de noche donde se encontraba un llamativo sobre azul, muestren a Cosmópolis una foto digna de ser portada. Para ser una revista creada para la crema y nata, realzaba su exigencia en  cuanto a este concurso se refería, ser la representación de una revista influyente como lo era  representaba no solo una gran honor sino por encima una gran responsabilidad, que para escepticismo de muchos recaía en miii, una novata que estaba en la revista hace tan solo dos años.

No negaba que amaba lo que hacia aun así era consiente de que en la revista se hallaba un abanico de posibilidad de cuanto a fotógrafos se trataba, pese a mi reticencia Kelly me había escogido a mi sobre todos ellos. Por muy común que se me daba equivocarme no esta dispuesta a fallar en especial a fallarle a ella.

― Un poco tarde — murmure como se me daba responder a objetos inanimados, surgía con una naturalidad que solo podía ser a causa de mi apatía por la socialización.

Hace poco mas de 10 años me levantaba a las 3 de la madrugada con la finalidad de espantar a las recurrentes pesadillas que se filtraban por mis noches de sueños, que a decir verdad eran mas de pesadillas. Después del asesinato de mi hermano todo había cambiado para mi su ausencia solo trajo como consuelo a mi la culpa.

Apago el aparato y me sumerjo en la ducha dejando que la lluvia artificial se expanda por todo mi cuerpo  mimetizándose con amargo llanto que suelto al recordar esa horrible noche que me marco la vida y le arranco la suya.

Después de mi desahogo empiezo a terminar de realizar un par de trabajos universitarios de quienes me pagan para poder hacerlos en su nombre, solía hacerlos para poder financiar en cierto modo mi carrera, ahora lo hago como un medio de distracción para mi ya perturba vida. Tras tres horas de tipeado y entregar la corrección de un par de manuscritos, mee cambio de ropa para emprender  un recorrido a una hotel apartado de la ciudad y empezar a tomar un par de fotos para  el concurso, cuando estoy por salir del cuarto mi mirada vuelve a posarse en la carta azul, una foto digna de una portada.

Ya en el taxi que me llevaba a mi destino, empiezo a contactarme con Ostel Produccion una agencia de fotografía quienes son los asistentes asignados por el concurso para poder brindarles la ubicación, por que ya tengo en mente algo digno de no solo una portada sino de todas ellas, el eclipse lunar.

Mi mirada se posa en la increíble  vista que tengo sobre este auto en movimiento, la novedad pero a la ves la nostalgia me invade al recordar eso tiempo donde mi ingenuidad cría que podía tener una familia feliz, una equivocación por la cual sigo pagando. Para ser la hija no deseada de una amante, mi vida era feliz en aquel tiempo pese a que yo no lo viera así.

Cuando llego a mi destino, ingreso por  la puerta principal de este moderno hotel, alquile es un eufemismo considerando que la reserva la hiso Layla  la asistente de Yvonne, después de tener la tarjeta de acceso y notificar de la presencia de la agencia, me dirijo a ver la vista de la habitación.

Es espectacular el ambiente es apartado del bullicio y su vez el cielo se ve mas claro dándome expectación para esta noche, si bien podría ir a una lugar donde se apreciara mejor la fotografía sabría que eso también podría exponer mis vista por lo cual requería una limitación para mi, quería tomar fotos sin preocupación y no quedar ciega en el intento. Desde que mi hermano me regalo una cámara supe que amaba la fotografía. Tal vez por que de algún modo podría ser eterna como los felices para siempre que solía buscar, cuando aun creía en un final feliz.

Un final feliz para la Luna | Trilogía El precio de felicidad | #0.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora