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—Mehrmush, deja en paz a Yoongi, bebé.

Seokjin trata de no reír al ver a Yoongi sin saber qué hacer teniendo al peludo gato sobre su regazo, restregándose contra su ropa. Yoongi estornuda varias veces y Seokjin decide tomar al animal y ponerlo en su propio regazo para mantenerlo tranquilo. Mehrmush es un gato muy sociable, pero Yoongi parece estar sufriendo.

—Gracias. —dice Yoongi, restregando sus ojos que están llorosos por su alergia.

Ambos quedan en silencio, una pausa incómoda. Yoongi está por hablar, pero Seokjin se le adelanta.

—¿Supongo que estás aquí porque ya tienes una respuesta?

Yoongi asiente mecánicamente, como si la incertidumbre de a qué se refería Seokjin específicamente no lo carcomiera por dentro. Estaba ahí para solventar sus dudas principalmente, no podía decirle de una sola vez, ¿Cierto?

—Sí, bueno, yo... —Yoongi se acomodó mejor sobre el sofá de tres plazas que estaba decorado con varios cojines, quedando su espalda apoyada contra el reposabrazos, encarando a Seokjin, que estaba en la otra esquina—... No estoy totalmente seguro de a qué te referías con tu propuesta. Me gustaría corroborarlo para, ya sabes, evitar malos entendidos.

Seokjin tenía plasmada una sonrisa burlona en su rostro, pues ver a Min Yoongi hablando tan tímidamente con él era su concepto favorito. Era un tipo agradable, difícil de leer pero lucía como un buen amigo.

—Ah, te refieres al "trato" que te propuse, ¿No? —Seokjin bajó a Mehrmush cuando este comenzó a moverse incómodo. Se sentó con las piernas cruzadas y apoyó el mentón en la palma de su mano—. Tal vez no fue muy explícito, supuse que lo habías captado a la primera.

—Dijiste que podías ayudarme. ¿Cómo sería eso... exactamente?, ¿También escribes?

Yoongi elevó su mirada y Seokjin creyó temblar un poco, pues Yoongi tenía esta aura fluctuante que lo llevaba de verse tímido a intimidar. Tal vez era la manera en que sus ojos negros se clavan hasta su alma lo que le daba escalofríos. De un segundo a otro ya no está muy seguro de sí mismo, sintiéndose incapaz de hablar. El Seokjin seguro y dominante ya no estaba más ahí.

Yoongi notó aquello y sonrió con los ojos entornados. Seokjin carraspeó y enderezó su postura. ¿Qué le estaba sucediendo?

—¿Te molesta si dejamos las inhibiciones de lado? —preguntó el castaño. Yoongi negó despacio y Seokjin tomó una bocanada de aire para llenar sus pulmones—. Bueno, no es como si no nos hubiésemos besado ya, ¿no? No llegamos tan lejos, al siguiente, pero te sirvió de algo.

—Ajá. —Yoongi trató de lucir como si no le diera importancia, pero otra vez estaba la sombra de carmín en sus mejillas. Ahí estaba, el carácter fluctuante. Seokjin sonrió.

—Estuve leyendo algunas de las cosas que has escrito. Imaginé que eras un escritor y no un periodista. Tus ensayos e historias me parecen interesantes, sin embargo, noté el desastre que eras en las ediciones pasadas de las revistas.

—No es mi estilo.

—Exacto, no lo es. ¿Por qué te dejaron a cargo de algo como eso? Bueno, eso no está para que lo respondas, pues no es importante justo ahora —Seokjin se detuvo para tomar aire, pues todo lo había dicho en una sola respiración sin darse cuenta—. La cosa es... me pareció que tu estilo no parece tuyo pues no lo haces tuyo. ¿Me doy a entender?

—¿Serás mi psicólogo? ¿Ese es el trato? O tal vez mi adivino, parece que estás leyendo mi horóscopo.

Seokjin rodó los ojos. —No. No me has dejado terminar.

Relatos en la oscuridad | KSJ & MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora