Hace un par de días, Seokjin estaba sentado en una reunión con los organizadores de la pasarela que le da la bienvenida a la nueva estación, otoño, su favorita. Todo marchaba bien. Las localidades en las que la publicidad sería grabada fueron anunciadas, y el itinerario proporcionado a cada uno. Seokjin estaba un poco más acostumbrado a eso, ya que en su adolescencia había participado en algunos desfiles organizados por amigos y conocidos de su madre. Sería como volver a los viejos tiempos, pensaba. Tal vez las cosas empezarían a marchar bien.
Sin embargo, al estar frente a su jefe, quien, con fingida pena, le visa a sobre un inesperado cambio de planes. En ese momento había decidido que era suficiente. Era la última vez. No iba a permitir que lo siguiera pisteando de esa manera.
—¿Qué se supone que significa eso? —Seokjin se levanta de su asiento, mientras su jefe se encoge de hombros con una sonrisa de total hipocresía.
—Los organizadores llegaron a la conclusión que son muchos modelos Además, ambos sabemos que no tienes por completo el material para uno —dice el hombre con una risa estúpida, como si fuera algo hilarante. Seokjin no mueve un músculo de su cara y el hombre lo nota—. Oh, Kim. ¿Por qué la cara larga? Teníamos un trato, precioso. Tu rostro no compensa tu estado físico, ¿sabías? Debiste tomarte más en serio lo que dije la última vez, debiste seguir mejor la dieta.
Es todo, piensa Seokjin mientras camina fuera de la oficina, cerrando la puerta tan fuerte como puede, sin importarle cómo los cristales vibran por el golpe. La secretaria de su ex jefe lo mira espantada, pero Seokjin no hace más que ignorar su existencia.
Sale del edificio mientras piensa en una manera de asesinar a su jefe sin ser incriminado, pero lo encuentra imposible. Seguramente sería el primer sospechoso, pues es a quien el hijo de puta le ha jodido más la vida laboral. Lo detesta demasiado. Ha desperdiciado mucho tiempo en esa empresa.
No deja de maldecir mentalmente al hombre mientras se encuentra dentro del taxi que lo lleva a casa. Ni siquiera se molesta en contestar las llamadas que recibe, pues sabe exactamente de quién se trata, y no tiene una maldita pizca de voluntad para escuchar de nuevo la estúpida voz de su jefe recordando que sólo es otro empleado y que debe cumplir con sus obligaciones. Seokjin no está dispuesto a seguir humillándose por más tiempo. Ha tenido suficiente de esa compañía.
Al llegar a su apartamento, sus gatos lo reciben con maullidos mientras se frotan contra sus pantorrillas. Seokjin no puede sonreírles, pero de todas formas los toma y los acaricia una vez está en el sofá, pensando en todos los fracasos de su vida. Se siente totalmente inútil, ni siquiera puede ser lo suficiente bueno para una estúpida pasarela.
Se da cuenta que está llorando cuando las lágrimas humedecen su ropa. Es un llanto de enojo, frustración, rabia. Los mininos lo observan preocupados —o eso aparentan— con sus pequeñas cabezas ladeadas. Se abraza a sí mismo y demuestra su impotencia con gruñidos que raspan y lastiman su garganta.
Ni siquiera sabe cuánto tiempo lleva llorando, pero sabe a que ha sido bastante cuando nota que el sol ha bajado y puede ver como este poco a poco desaparece a través de su balcón. Sus gatos están dormidos en su regazo y estómago mientras él vuelve a perder su mirada en el techo como lo ha estado haciendo desde hace un par de horas, tal vez esperando a que eso le diera una respuesta a sus problemas.
La cosa es que ni siquiera sabe a qué debe darle respuesta. ¿Debería dejar el sueño que tiene desde su adolescencia y buscar ser alguien en la vida de otra forma?, ¿Debería renunciar e intentar rehacer su vida a los veintiséis? Seokjin sabía lo que eso significaba y no quería pensar mucho en ello.
Mientras trataba de alejar los pensamientos negativos que inundaban su cabeza, sintió la vibración de una nueva notificación en su teléfono, por lo que lo tomó y revisó el nombre en la pantalla. Quiso reír y volver a llorar al mismo tiempo, pues había un mensaje de parte de su madre. Justo en quien menos quería pensar en ese preciso momento.
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Relatos en la oscuridad | KSJ & MYG
ФанфикYoongi y Seokjin llegan a un acuerdo de mutuo beneficio.