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—¿Co-cómo hace eso? No creo que alguien sea lo suficiente flexible para...

—¿De qué hablar? Yo lo soy.

La mirada de sorpresa de Yoongi cayó sobre Seokjin, que bebía directamente de una botella de soju sin despegar la mirada del televisor.

—¿En serio?

Seokjin se encogió de hombros y asintió.

—Mi madre solía decir que tenía huesos de goma, pero no es para tanto.

Yoongi analizó las palabras de Seokjin y pensó que era raro. Pero no tan raro como la completa situación.

—¿Tienes cerveza o algo más suave? Esta cosa va a dejarme inconsciente dentro de poco.

La famosa película a la que había sido invitado había terminado hace una hora, pero ambos estaban demasiado despiertos como para dejar la noche hasta ahí. Seokjin había llegado con la maravillosa idea de buscar una película en el cable, y de una y otra forma, que Yoongi no terminaba de comprender, habían llegado a la sección de adultos. Jamás imaginó que su vecino tuviera la audacia de pagar una de ellas con su tarjeta de crédito, por el simple hecho de que estaban aburridos.

—Te prometí una película y palomitas, no llevarte a rastras de regreso a tu habitación.

—Shh, estás interrumpiendo a la señorita. Seguramente ella va a fingir una jaqueca y necesitará tener un orgasmo para aliviarla.

Yoongi soltó una carcajada y volteó a ver a su vecino, quien parecía tener problemas destapando una botella de soda.

—Sí, creo que ya estás borracho —dijo el menor, pidiéndole la botella para abrirla y entregársela—. No estás cuidando las calorías. Eso es bueno —Yoongi sonrió, hasta que vio los movimientos torpes de su vecino —... supongo.

—¿Sabes qué más es bueno? El sexo —Yoongi se atragantó con su propia bebida y tosió, tratando de no ahogarse—. Pero no hablo de cualquier sexo. O sea, el simple acto es incluso algo sucio, ¿No? La cosa es intentar cosas nuevas, pero la mayoría de personas son demasiado correctas y cuadradas, y la parte racional les dice que serán castigados por siquiera mencionarlo en voz alta —Seokjin bebió el soju que quedaba de un trago, suspirando después—. Ridículo.

—Sí, supongo...

—Es como con esto, eh... —Seokjin chasqueó los dedos, tratando de recordar–. Como con Bliss, sí. Las personas se sienten más seguras comprándolo por Internet que en físico, por el hecho de ser juzgadas. Con el sexo es similar, pues prefieren fantasear jugando con ellos mismos, a decirlo en voz alta y ser juzgados por ello.

—Uhm-

La sonrisa ladina de Seokjin le provocó escalofríos a Min, sumándole a eso la transpiración de sus manos por la incómoda situación, era un desastre. Carraspeando, se sentó correctamente y volvió su atención a la pantalla de la televisión.

—No te voy a comer.

—¡Lo sé! Dios, no creas que estos temas me afectan. Sólo estoy un poco curioso por tu curiosidad, y... bueno, tal vez eso fue mucho.

Seokjin se carcajeó y ágilmente tomó el control de la televisión para apagarla. Yoongi observó cada uno de sus movimientos con curiosidad y un poco de temor, pues, de un momento a otro Seokjin no parecía tan ebrio.

—¿Por qué no te sientas? —ofreció el menor—. Puedo prepararnos café para evi-

Seokjin interrumpió su intento de ponerse de pie al empujarlo suavemente, y Yoongi sintió se estaba saliendo de su control, y si había algo que Yoongi odiaba sobre todas las cosas era no tener el control de la situación. Seokjin lo mira desde arriba con una pequeña sonrisa juguetona.

Relatos en la oscuridad | KSJ & MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora