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—Entonces... ¿usaremos las corbatas que tu madre eligió?

Seokjin finalmente encontró la salida al mar de pensamientos que lo intentaba ahogar desde que despertó temprano, siendo abrazado por Yoongi desde la noche anterior. Las imágenes de la velada anterior vinieron a su mente de inmediato, y fue suficiente para que la ansiedad empezara a construirse en su pecho. Se preguntaba qué es lo que había hecho mal, o cómo pudo haber ofendido a Yoongi para que pareciera un poco asustado de ser tocado por él.

Nunca podría hacerle daño a Yoongi, no tenía esa intención. No quería que se sintiera asustado estando con él.

—Uh...

—¿Seokjin? —Yoongi se acerca a él viéndolo a través del espejo que cubría toda una pared de armario—. ¿Qué sucede?

Seokjin apretó sus dedos alrededor de su propia muñeca, viéndose a sí mismo poco antes de ver a Yoongi, cuyos ojos parecían desesperados por respuestas.

—Las que eligió mamá van con los colores de la boda. Las nuestras... podemos utilizarlas después.

A pesar de recibir una respuesta, Yoongi no se movió de su lado, viéndolo con un poco de insistencia aunque la incógnita no dejó su boca. Seokjin tragó fuerte, girándose para ver a Yoongi directamente. Se veía espectacular de pies a cabeza. Su cabello negro cuidadosamente peinado hacia atrás, dejando un ligero mechón cubrir un poco su frente. Sus ojos resaltaban gracias a un poco de maquillaje que había aplicado más temprano, pues ambos se habían turnado para ducharse luego de que decidieran saltarse el almuerzo familiar para tener un brunch en el restaurante del hotel. De alguna forma, se había librado de las preguntas de su madre. Parecía que ella no estaba molesta al respecto cuando Seokjin le llamó para avisarle que no asistirían.

Yoongi parecía cansado, incluso si Seokjin sabía que ninguno había probado una sola gota de alcohol la noche anterior; no podía pretender que se trataba de la resaca.

—¿Necesitas ayuda con eso?

Seokjin baja su vista hacia su muñeca, que era sostenida por su propia mano para abrochar los gemelos. Yoongi no espera respuesta y toma los accesorios color plata para colocarlos en la manga de su camisa blanca. Seokjin siente su piel quemar cada vez que los dedos largos y delgados de Yoongi rozan contra ella. En su mente se produce una imagen extraña en la que detiene al otro de su labor y lleva esos dedos pálidos hacia su labios para besarlos y mancharlos con el color rosa de su bálsamo labial.

—Ya está —Yoongi lo deja ir cuando ha terminado con ambas mangas. Le ofrece una sonrisa que muestra un poco el rosa claro de sus encías. Seokjin siente su propio pulso en los oídos—. ¿Deberíamos darnos prisa?

Seokjin asiente, volviendo su atención a su reflejo en el espejo. Parece estar listo. Su traje se ve decente sobre su cuerpo. Sólo es la boda de su hermano menor, no debe sentirse muy presionado por su aspecto, pues los ojos no estarían sobre él...

—Te ves perfecto.

Sólo eran un par de ojos los que le importaban.

(...)

El lugar de la ceremonia es suntuoso, en toda la definición de la palabra. Es un salón enorme, con ventanales que rozan el techo y dejan a la vista las apabullantes decoraciones con los colores sobrios del invierno. La temática de la celebración es resaltable: bosque congelado. Las decoraciones de cristal sobre las mesas y la escultura congelada de los novios es lo primero que sus ojos captan. Seokjin no podía esperar menos de una fiesta planeada por su madre.

—¿Dónde deberíamos sentarnos?

Seokjin vuelve su atención hacia Yoongi, que ha compuesto su postura de manera notoria en cuanto bajaron del auto. Hay muchas personas reunidas alrededor del altar ubicado al final del salón, en dónde hay una pequeña plataforma sobre una pileta iluminada de color jade. La decoración podría ser un poco exagerada, pero es perfectamente equilibrada con la cantidad de invitados, en su mayoría socios de la familia de su padre y de la familia materna de Heechan.

Relatos en la oscuridad | KSJ & MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora