Bombón dorado.

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—¡Serena... Serena, SERENAAAAA! Un tipo increíblemente guapo té está comiendo con la mirada  ¡Es un bombón!— grita a mi lado Danna bailando con el ritmo de la música, logrando que deje de bailar y girándome en dirección a donde ella miraba.

Danna siempre estaba al tanto de los chicos que me miraban y yo de los chicos que la miraban a ella para no ser tan obvias a la hora de cazar y cuidarnos las espaldas.

—Dime en qué dirección está que no quiero ser tan obvia, Danna— hay que comprender qué hay muchos tipos en esta fiesta —¿Es lindo?— le pregunto riendo.

—Es muy apuesto y no deja de verte... ¡Miiiira ahí está, es el de camisa blanca con barba castaña!—me congele.

Por Dios, tiene que ser una maldita broma. ÉI no puede estar aquí.

El alcohol me esta haciendo una mala jugada.

—maldita sea...— murmuro, esto es un espejismo, tiene que serlo, los tragos se me están subiendo. —Vámonos— le pido a Danna, con mi rostro serio, me mira desconcertada tomándome de un brazo antes que salga corriendo.

—¡¿Qué?! ¿Estás loca? ¿Vas a huir de ese bombón bronceado? ¿Qué te pasa, Serena?— ahora tengo que darle una maldita explicación. Tengo que aparentar que no lo vi, seguir bailando y subir al segundo piso con Danna y mi par de amigos. Buen plan. Excelente plan.

—No puedo explicártelo aquí, la música es muy fuerte, ¡dile a los chicos que suban con nosotras!— abro paso entre toda la gente que está bailando, subo a toda prisa con tacones por las escaleras de caracol y entrando al departamento por la puerta.

—¡Serena es mejor que expliques esto! ¡Pareces una sabandija escondiéndote de esta manera!— entra Danna con nuestros amigos detrás de ella un poco molestos porque les detuve la fiesta.

—¿Desde cuando le temes a los chicos, S? ¿Que no son ellos los que se sienten intimidados por ti?— me pregunta Harry frente a mi cruzado de brazos. Juraría que quiere burlarse de mi por la posición en la que estoy.

—Por aquí no puedo ver bien, necesito su ayuda para confirmar mis sospechas— pido su ayuda ignorando sus malditas preguntas, estoy de cuclillas en la persiana tratando de verlo pero me es imposible desde el segundo piso.

—Te ayudaremos y después iremos a bailar, la fiesta esta en su mejor momento, recuerda que no hay muchas de ellas en la costa y no quiero desaprovechar la oportunidad de acostarme con un Italiano— me ofrece Georgina apuntándome con un dedo. Gi, prometió que nos acompañaría si la ayudábamos a encontrar un italiano del que tanto le hablo Danna toda la semana que habría por aquí.

—Estoy de acuerdo, pero antes explícame quien es el, porque al parecer lo conoces muy bien, Meri— inquiere Danna enojada.

Al parecer estás en problemas cariño, te acaba de llamar Meri.

Cállate, conciencia.

Solo por ahora.... Meri.

—¡Ahhh! Al parecer es mi maldito exnovio ¿ok? ¡No quiero que me vea!... ¡No entiendo que hace aquí!— grito un poco irritada, quisiera que me dejaran de preguntar tantas cosas a la vez, pero creo que necesitan respuestas para que me ayuden.

—Tengo por aquí unos binoculares, veré por  esta ventana, confirmamos si es y nos vamos ¿entendido?— concluye Harry subiendo a un banco para mirar por la ventana de arriba. Y yo asiento con la cabeza como una niña a punto de soltar un berrido lleno de lágrimas.

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