Gloss de Sandía.

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07

Villa Reginald.

Es viernes por la mañana, Kenan y yo nos encontramos a fuera del estudio de Madame, en uno de los camastros, son una delicia para pasar horas trabajando ahí.

Frente a ti tienes la vista al mar.

Ayuda con tu estrés.

—¿Que harás hoy por la noche?— me pregunta Kenan sin dejar de mirar su portátil.

Seguimos trabajando, requiero entregarle muchas cosas a Diego y Kenan lo hará por mi, lo que menos quiero es relacionarme con el.

Será imposible, Meri.

—Saldré con Danna al club de su padre, se está haciendo cargo de él mientras está de viaje, fue a visitar a los gemelos al internado y aprovechó para hacer una fiesta de máscaras— le digo cerrando mi portátil y volteándolo a ver. —¿Irás conmigo?— le pregunto esperando una respuesta positiva.

Aunque sé cuál será.

—Amo las fiestas con temas, pero sabes que no puedo por ahora, estos brazos están mejor que nunca y una gota alcohol los arruinaría— dice levantando ambos brazos y presumiéndome su cambio. Se está ejercitando y tiene una estricta dieta.

Se ve fabuloso y él lo sabe.

—Puedes divertirte sin tomar una gota de alcohol— le respondo rodando los ojos, es un exagerado.

—¿Y solo ver cómo los demás se divierten embriagándose? ¡No me castigaré de esa manera! ¡Sabes que en ese club sirven mis tragos favoritos!— dice cerrando su portátil y mirándome a los ojos. —Tú pretendes embriagarte hasta que tus bragas tengan vida propia— me dice frunciendo el ceño.

Así es, cada que voy al club del padre de Danna, tomo la oportunidad de embriagarme como nunca.

Pero esta noche es diferente, llevando un antifaz podré bailar un poco y conocer gente nueva.

No quiero ser el foco de atención, Sicilia es una Isla grande, pero eso no quiere decir que te pasan por desapercibido.
El apellido Cherry es importante desde hace unos decadas gracias a mi abuelo y no quiero mancharlo haciendo una ridiculez. Casi toda la Isla conoce el restaurante y a la familia por ende me reconocen a mi. Siempre estás en los ojos del huracán.  

El padre de Danna, el señor Benito Benaroch es el dueño del club "101 gradus" en Palermo, es un lugar excéntrico, misterioso y muy lujoso, la mayoría de sus consumidores son jovenes adultos de entre veintidós y veintinueve años, y nuestro lugar favorito para celebrar.
Es muy concurrido por hijos de políticos, nepo babies, juniors, hijos de personas importantes. Con el tiempo Danna y yo nos hicimos de muchos contactos gracias a esto, en el lugar reina lo secreto, lo misterioso, todos aquí somos cómplices de lo qué sucede dentro de este maravilloso lugar, es por eso que es famoso entre este tipo de gente, siempre tendrás por asegurado que nada saldrá por aquí, por eso es difícil accesar a él, hay una gran lista de espera y un filtro con letras pequeñas de quien puede entrar y quien no.

Como lo dije antes. Exclusivo. 

—Hoy vestiré algo increíble y nadie me reconocerá fácilmente, Kenan, es obvio que tomare la oportunidad para embriagarme, es fin de semana... nuestro último fin de semana— le digo a Kenan melancólico.

Han pasado cinco días desde esa tensa reunión, Kenan ya se puso en contacto con Diego para ser su nuevo asistente. 

¿Yo? Ni de broma le busco la cara.

Aún no sé si le propondrá inmiscuirse en su vida privada, siendo así su asistente personal por el peligro de que Kenan pueda contarme absolutamente todo de lo que hace o si solo le permitirá desarrollarse en el puesto en el que esta.

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