05
Cherry's.
—Ni creas que pasaré por alto él tema de Diego Rose, Serena ¡suéltalo ya!— inquiere Kenan acercándose con un vaso de café en cada mano. —Presiento que tienes mucho que contarme, después de que hablaste con el, estaba muy molesto, su asistente la cobro por ti— expresa entregándome un vaso.
Café. Delicioso.
—Muy tarde, son las nueve con dos minutos, acabamos de entrar en horario laboral— digo llevando mi mirada al reloj de mi muñeca izquierda, sonriendo victoriosa y tomando el caliente café. Sé que más adelante volvería a fastidiarme con ese tema.
Estamos frente a la entrada de atrás del restaurant Cherry, es el acceso del personal. Recargados en mi auto, esperando a mi padre y su nuevo socio.
—No te pases de lista conmigo— dice acercándose a mi rápidamente, rozando casi nuestras narices.
Yo no me inmuto, no me muevo ni un milímetro, cree que va a intimidarme y hacerme hablar.
El sabe que es imposible.
—Compórtate, no tardarán en llegar y tenemos que vernos profesionales ¡Somos profesionales! hay que acercarnos a la perfección, ser unos...— digo tenaz envolviendo mi mano en un puño.
Me interrumpe.
—¿Desde cuando te preocupa como nos ven los demás? ¿Que no eras tú la que me llenaba de seguridad ante los ojos del mundo?— menciona despreocupado rodando los ojos, aunque traiga puestos sus lentes oscuros, puedo verlo. Se recarga en mi auto y bebe de su café. —Yo estoy seguro de lo que soy y de lo que eres, Serena, todos los días lo demostramos, solo ve los números del restaurant, van en aumento— informa recordándomelo y le sonrió dulcemente. —Sé que estás nerviosa por él, te causa estrés, lo noté en la cena de anoche, no soy tonto y si no me lo dirás tú, lo descubriré yo con mis
métodos y sabemos que no te gustan— habla tenaz.Esta amenazándome.
Es mejor que se lo digas ya. YA.
Cállate.
Escuchamos el motor de un auto estacionándose delante mío, en la angosta calle, es un Ford Mustang clásico-negro, con vidrios polarizados, puedo jurar que es del sesenta y seis, es una belleza.
Lo que no es una belleza es quien sale del lado del conductor.
Diego. Don aires de grandeza.
Lleva un traje negro con textura de terciopelo, sin corbata y lentes oscuros, se ve exquisito.
Se abre una puerta de lado del copiloto.
¿Mi padre? ¿Pero qué?Veo el rostro de Kenan y es igual de confundido que el mio.
—Buenos días, mi amor— saluda papá posicionándose frente mío, dando un beso en mi frente. —Buenos días, Cinco— le saluda a mi asistente estrechando su mano con la de el.
Yo solo sonrío.
—Buenos días, Señor Cherry. — respondió Kenan, quitándose los lentes oscuros correspondiendo su mano.
Detrás está Diego, viene en mi dirección con una sonrisa de lado.
—Buenos días, Serena— se acerca a mí saludando dando un beso en cada una de mis mejillas.
Me tenso con el tacto de sus labios en mis cachetes.
Este hombre huele delicioso.
De nuevo, sonrió asintiendo.
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Uniendo Legados
RomanceLEGADO CHERRY. Regreso. Sin pena, sin vergüenza en su cara, como si nada, regreso. Descubriría sus intenciones, sus ideas que en un pasado desconocido lo hicieron volver y sobre todo descubriría el porqué es el nuevo socio de mi padre. Ni siquiera...