04
Todos nos felicitaron por la cena, algunos repitieron, otros pidieron para llevar, es el mejor halago para mi abuela.
Me sentía traicionada de nuevo, este sentimiento llevaba años en el fondo de mi caja, en el fondo de mi lastimado corazón. No quiero sentirme así, otra vez.
Todos estamos alrededor de la mesa de postres que mi abuela le encanta hacer con el pastel en medio, esperando una porción de este, pero ni quisiera esto despierta una chispa en mi.
—Estás muy callada esta noche, te imagine más feliz con la noticia— dice Madame uniéndose a lado mío, mientras vemos las pequeñas luces de bengalas doradas arriba del pastel. —Tú padre me dijo hace un momento que Diego y tú eran muy unidos hace unos de años— lo dice solo para que yo la escuche, todos festejaban.
Menos yo.
Solo me salía una leve sonrisa de los labios.
¿Mi padre solo dijo eso? ¿Unidos?
Era más que eso.
Mucho más.
—Es pasado, Madame, ahora solo nos toca vivir nuevas experiencias siendo adultos, personas maduras— le digo mientras tomo un pedazo de pastel recién cortado por Bertha. —Es delicioso, hoy es perfecto— digo examinándolo, me llevo un bocado a los labios.
—Este pastel es una joya, Señora Meryl, no dudo que lo haya horneado con mucho amor— dice Diego llevándose un bocado a los labios. —Sería increíble ponerlo en el nuevo restaurant— dicho esto me veo a los ojos.
¡Ay, querido! ¡Ni en tus sueños eso pasará!
—Oh no, querido, este pastel no lo hice yo, fue hecho por las manos de Serena, ella es la creadora de dicha joya— dice apuntándome con su cubierto, corrigiendo a Diego, noto su fugaz mirada en mi, trata de adivinar qué pasa por mi cabeza. —Fue su pase hacia una titulación perfecta en la academia— dice orgullosa de mi.
Solo sonrió de lado agradeciendo la información.
—Siempre sorprendiéndome, Serena— dice con su mirada penetrante, me voy a hundir, sé que está siendo seductor, está coqueteando, maldito sin vergüenza, estamos frente a todos. —Podemos hablar sobre esto en un futuro— poniéndose a mi lado.
—Lo dudo, no hay nada de que hablar— digo ignorando su mirada y tomando otro bocado del pastel.
—Oh, si qué hay de que hablar sobre tu futuro en Cherry, Serena— dice mi padre fijamente sobre mi —Mañana a primera hora nos veremos en el Resturant para hacer negocios que te involucran tanto como a mi— ¿de que mierda está hablando mi padre? —Ricardo Monticelli se unirá al equipo— se lo que hacen, tratan de convencerme a de lugar.
—¿Ricardo Monticelli? ¿Llegó de su viaje?— digo sorprendida, el es la persona más maravillosa que he conocido a lo largo de toda mi carrera, es el mejor amigo de mi padre y es un tío para mi. —Solo iré por el, en dado caso mandaría a Kenan para que él se encargara de todo— digo enfadada, quiero salir de aquí.
—Lo tomamos en cuenta, se que lo llevas a todos lados, él es importante para ti— menciona mi padre, sabe que lo es, por eso es mi asistente.
No mencionó nada, no salen palabras de mi boca, quiero irme de aquí.
Todos se unen a los demás invitados charlando y felicitando a mi padre, amigos de él y mi abuela.
Siento la mirada de Diego por todo mi cuerpo, me voy para para tomar un poco de aire, me estoy asfixiando.
Estaba en una esquina apartada de todo esto, a un lado de los tragos, me serví una copa de champagne y la tome de súbito.
Diego llega a lado mío y siento una corriente por todo mi cuerpo.
—¿Brindando por mi?— dice divertido, lo fulmino con la mirada y su rostro se torna serio. —Se que no me esperabas, pensé que tu padre te lo había dicho, pero no esperaba esa indiferencia de tu parte, somos adultos, Meri... yo solo— dice mirándome todo el tiempo, lo interrumpo.
Como se atreve a llamarme así.
—Serena. Serena para ti.— le digo lo más calmada posible, siento que explotaré de furia en cualquier momento.
—Actúas muy bien, al parecer siempre quisiste ser parte de esta familia ¿no es así?— digo cruzando los brazos, es más alto que yo por una cabeza, aún así mi barbilla y mi rostro están de lo más firme.—Si tú no estabas, no quería nada, Serena— lo dijo con dolor en sus palabras, pero que buen actor eres, Diego Rose.
Me acerco un poco más, nerviosa, pero decidida. Hasta casi rozar mi frente con sus labios.
Puedo notar lo tenso que está ante mi acercamiento, está reteniendo el aire.
La temperatura se elevó.
—Te aprovechas que mi familia siempre te vio con cariño... o con lastima— digo esto casi pegando los labios a él, con la mirada más seria posible.
—Mis sentimientos siempre fueron sinceros— dice en él mismo tono que estoy utilizando, comienza a jugar.
—¿Qué tipo de sentimientos? ¿Alguna vez los tuviste?— digo divertida alejándome de él, veo su rostro molesto. Jugare contigo, claro que lo haré.
—Deja de jugar, sabemos que siempre pierdes cuando me uno al juego— dice altaneramente acercándose ha mi.
Claro que si, perdí cinco malditos años de relación contigo, idiota.
—Si te refieres a los años que perdí a tu lado, si, te doy la razón— le digo despreocupada levantando mi mano y viendo la manicura de mis uñas —Aunque jugaste muy bien fingiendo ¿que te hace pensar que yo no jugare esta vez?— lo digo retándolo.
—¡Yo no fingía!... jamás fingí contigo... ¡lo sabes mejor que nadie!— dice molesto apuntándome con dedo.
—Es mejor que te calmes si no quieres que todos aquí noten tu verdadero ser, puedes actuar con ellos, pero no conmigo— le digo divertida y muy despreocupada, su cara se torna roja a pesar de lo bronceado que está. —Disfruta tu noche, quizás sea la última vez que festejes a partir de ahora— le haré un maldito infierno, o solo jugare como él lo hizo.
Dicho esto me aleje de el y noto como quiere seguirme, es interrumpido por Jonah, esta enojado, muy enojado. Pobre Jonah.
Que bueno, se lo merece. Es solo un bocado del pastel, Diego.
Pagaras tus acciones del pasado.
Esto se puso caliente, muy caliente.
¡Te excito tener el control, Meri!
Tomare una ducha para enfriarme, solo que ahora será con rosas, pétalos de rosas rojas y un poco de romero para calmar mis nervios. Si, eso necesito.
Lo necesitas a él, querida.
Romero, dije romero.
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Actualización.
Capítulo corto, pero muy completo.
No aguantaba las ganas de actualizar.Espero que les guste tanto como a mí escribirlo.
Un beso.
E.C.
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Uniendo Legados
RomanceLEGADO CHERRY. Regreso. Sin pena, sin vergüenza en su cara, como si nada, regreso. Descubriría sus intenciones, sus ideas que en un pasado desconocido lo hicieron volver y sobre todo descubriría el porqué es el nuevo socio de mi padre. Ni siquiera...