Al día siguiente las cosas seguirían cómo de costumbre para la preparatoria Kazehaya, los alumnos tomarían sus clases normales hasta el sonido de la campana escolar, la cuál anunciaría una vez más el que deben ir a sus hogares o ir a sus clubes.
Naoto estaba una vez más y solo en el club de arte, recordando como su kohai Nagatoro y la presidenta del club Sana habían posado al desnudo para él de manera consecutiva. A pesar de que todo había sido lo más profesional que pudo, no podía evitar sentirse un poco confundido por la experiencia.
Mientras revivía aquellos momentos en su mente, Naoto se sentía dividido. Por un lado, admiraba la belleza y la gracia de ambas al modelar, pero por otro lado, sentía cierta incomodidad al recordar lo vulnerable e íntimo que habían sido aquellos momentos.
Dejó que sus pensamientos vagaran mientras contemplaba el lienzo en blanco frente a él. Se preguntaba si podría expresar la emoción que aquella experiencia le había dejado. Fue entonces cuando decidió que no iba a tratar de replicar exactamente lo que había visto, sino que reinterpretaría las emociones que aquellas memorias habían provocado en él, y plasmaría todo eso en su obra.
Naoto se sentó frente a su lienzo en blanco, con los pinceles y la paleta de colores a su lado. Sabía exactamente lo que quería retratar, pero no podía encontrar las palabras o los colores adecuados para plasmar en su obra sus sentimientos encontrados.
A medida que trataba de poner en práctica sus ideas, dudaba de sí mismo y se sumía en la frustración. Cada trazo que hacía parecía incorrecto y se sentía insatisfecho con todas las combinaciones de colores que intentaba.
La tensión en su cuerpo aumentaba lentamente y sus músculos se tensaban. Su mano temblaba al tratar de mantener el pincel estable y suspiró profundamente, sintiendo que no entendía lo que estaba haciendo mal.
De repente la sensación de una mano le recorrió por la espalda, rápidamente el joven rizado se dió la vuelta, pero para su desgracia no había nadie detrás de el. El se sintió desilucionado, esperaba que su pequeña kohai se apareciera, pero eso no paso. Únicamente el silencio que la sala del club le podría ofrecer y el.
Pasaría un rato hasta que aquello que deseaba en su momento por fin se materializara.
Abriendo la puerta del club se encontraba Nagatoro, pero a diferencia de otras veces parecía no tener aquella personalidad "efervescente" que le caracteriza al entrar.Por el contrario a lo que esperaba Hachioji, la morena se notaba apagada y con una expresión de arrepentimiento, como si no se sintiera del todo cómoda al estar en ese lugar.
- Hola Nagatoro -
Saludo Naoto con una sonrisa de alivio y calidez al verla.- Hola -
Responde secamente Nagatoro y sin darle una mirada, simplemente acomoda sus cosas y se sienta en el sillón que dejó en el club.- ¿Te encuentras bien? Luces apagada -
Comenta Naoto preocupado y dejando un poco su pintura.- Los tontos del club de natación no saben hacer nada sin mi - Agrega Nagatoro astiada - ¿Te divertiste con la "coneja"?
Naoto se veía venir aquella pregunta por parte de su kohai, pero al notar su actitud intento desviar un poco el tema.
Con tono sincero hablo.
- No realmente... Honestamente solo quería terminar la obra, y antes de que me diera cuenta me había preguntado si quería ir a una exposición de artes...
Pensaba decir que no, pero supongo que sí lo hacía las cosas se pondrían pesadas.- Supongo que deberías ir -
Exclamó Nagatoro con apenas ganas para decirlo, casi denotando su enfado por escuchar eso.- Me alegra que estés aquí - Exclamó Hachioji - Supongo que mucho silencio hace daño...
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Ijiranaide, Nagatoro-san: SUPER ROMANTIC LOVER
FanfictionNaoto, quién es parte del club de artes de su escuela, va a tener nuevas experiencias con Nagatoro y a Sana. A pesar de sus diferencias, los tres encuentran intereses en común y comienzan a experimentar con su relación. A medida que se conocen mejor...