-Gojo x Utahime- Solo un beso

8.Escuche mal 🤭

Utahime

Por la mañana salí temprano y vi a Geto haciendo lo mismo en la entrada de mi habitación, estaba claro que ambos habíamos hecho lo respectivo, solo nos sonreímos pícaramente y cada uno entró en su recamara.

Al momento de regresar al campus sabía que las cosas serían como siempre habían sido, por lo menos tendría dos días para recuperar el aliento.

Shoko y yo regresamos por nuestra parte, estaba algo nerviosa de como resultarían las cosas con Gojo después de ese momento tan íntimo, pero igual estaba algo preocupada con respecto a Naoya.

Al momento de dejar caer mi maleta por fin sobre mi cama dentro de la escuela yo solo suspire, deseaba volver a sentir sus besos sobre la piel, pero no volvería a suceder.

Tenía que enfocarme en mi último año e irme lo más lejos de aquí.

Cerré los ojos y suspire, pero salí de mi transe al oír sonar mi puerta, aún no había mucha gente en la escuela, me parecía curioso.

Caminé lentamente y abrí, las piernas me temblaban. Frente a mí estaba el cabello más blanco, los ojos más azules y la sonrisa más bella, trayendo de nuevo a mi memoria su cuerpo casi desnudo coloreado mi cara.

-¿Qué pasó, Gojo?.-

Se abalanzó sobre mí, me estremecí.

-Utahime.-

Se enderezo y me miró, con tanta desesperación, note que tenía la cara algo golpeada, lo acerque a la orilla de la cama, sentándonos frente a frente.

-¿Qué le pasó a tu cara? .-Sujete su suave piel y el tomó mi mano apoyándola completamente en su rostro.

-A un mosquito Naoya intento molestarme, pero le di su merecido.- Aun me sujetaba, era increíble que ahora se hubiera peleado con Naoya, era tan impulsivo...tan encantador.

-¿Qué PASÓ?-

-Nada, es solo que me lo encontré en la entrada del campus y pues...- Lentamente baje mi mano hasta su rodilla y el me miraba con esa intensidad tan suya.

-Gojo, en parte te lo agradezco...pero no tenías por que hacer eso por mi.- Desvié los ojos al piso cuando ahora su mano era la que me sujetaba el rostro elevándose de nuevo para mirarlo.

-Claro que tenía que hacerlo.-

-Es gracioso.- Suspiré, mientras el alma se me escapaba, estaba tan nerviosa.

-¿Qué? .- Su blanca sonrisa se dejaba ver, esa sonrisa que entre beso y beso se cuela.

-Pensé que no podríamos hablar normal después de lo de ayer, pero todo se siente normal ¿No?-

-No.-

-Satoru...-

-Nada esta normal, no quería complicarte las cosas, no quería que te sintieras comprometida a nada... y luego esta mañana ya no estabas y pensé que...- Nuestras manos de alguna manera se entrelazaron con una normalidad casi desconcertante.

-Tienes razón nada esta normal..., me fui porque no sabía cómo manejarlo, pero tienes razón deseo que...-Ahora lo apretaba, no quería que se fuera, me miraba impaciente, como un niño a una paleta helada en un día de calor.

-¿Qué deseas?, porque si pensamos igual, que seguramente si, te mueres por estar conmigo.- Se reía por lo bajo y me desprendí parándome como resorte de la cama, había olvidado que estaba platicando con el narcisista más grande de la historia. Era una más.

-Eres un creído.- Pero antes de poder moverme más me sujeto con sus largos brazos por la cadera, dejando su cara en la altura de mi vientre, mirándome con puchero.

-No lo dije solo en ese sentido, me refiero a que podemos intentar...tener algo un poco más serio...-

Ahora me arrepentía de no haberme quedado sentada, estaba escuchando mal sin duda.