2

2.5K 162 13
                                    

____ Baker.

El último par de meses le había estado enviado señales a Aidan, puesto a que Papá siempre lo invitaba a cenar cada domingo si es que estaba en el país, o cuando junto a sus amigos jugaban póker.

Pero el Sr. Gallagher siempre hacía lo mejor para ignorarme, aunque el hombre estaba solo. Lo sabía, podía verlo en sus ojos, carcomiéndolo. Sin embargo, su polla parecía estar peleando con su cerebro siempre que dejaba caer mis insinuaciones. Retorciéndose y llenándose cuando me inclinaba demasiado cerca. Pero el tenía en cuenta que era intocable, siendo la hija de su amigo.

Una de las cosas que no aprobaba mi padre, era que vistiera como una "puta" (Palabras suyas, no mías). Aunque, no necesitaba desvestirme para tener a cualquier hombre a mis pies, incluso, en mi mejor domingo y cubierta de pies a cabeza los tenía sobre mí.

No tenía mucho que acababa de graduarme de una muy buena escuela Católica, y en esta, solía vestirme con una falda corta y ajustada, junto a una blusa blanca.

Cuando el Sr. Gallagher iba a casa durante el día, me cambiaba el sostén blanco por uno negro y desabotonaba los primeros tres botones de mi camisa, pues así él podía ver la línea bronceada de mi escote. Pero esto no servía de mucho, ya que siempre alejaba su mirada de mí, como si estuviera siendo castigado por una monja invisible.

Otra cosa, es que cuando él iba de noche, me cambiaba a un traje de deporte ajustado, que perfilaba la forma de mi cuerpo, especialmente mi trasero. Me gustaba menearlo sugestivamente cada que miraba en mi dirección, y por su parte, siempre se sonrojaba.

Algo que me gustaba mucho, era ver a un hombre adulto jadear con fuerza. Siempre que tomaba la dura polla de un hombre y lo tenía bajo mí, sollozando de placer, me hacía sentir fuerte y poderosa. Una Diosa...

Unas dos semanas atrás, mis padres hablaron sobre enviarme a la Universidad de Brown. Con mis buenas notas y los créditos que había ganado, mi aceptación había sido un golpe letal. Realmente no me importaba, pero tenía un pequeño asunto sin terminar.

El Sr. Aidan Gallagher, debía tenerlo antes de que fuera a la universidad.

Ya que siempre había ignorado mis insinuaciones, decidí ser yo la que haría el primer movimiento. Lo seduciría si tenía que hacerlo.

Esa tarde tenía toda la casa para mí. Mis padres se encontraban en un evento de caridad en el club.

Terminé con la limpieza de mi habitación y me refresqué con una ducha. Miré afuera de la ventana y reconocí el auto de Aidan, aparcado en frente de nuestro garaje. Para mi suerte, el hombre de mis fantasias lascivas estaba ahí para regresar el cortacésped de mi padre.

En segundos, me puse un top rosa, no teniendo sostén, me puse una bragas blancas, y completé mi outfit con una minifalda a juego. Rápidamente cepillé mi cabello y luego bajé las escaleras, apenas capaz de contener mi excitación, la anticipación elevándose, mi coño poniéndose pesado y doloroso con cada paso que daba.

El Sr. Gallagher llevaba el cortacésped hacia el garaje cuando me vió salir de la puerta de la cocina, dándome una mirada antes de apartar sus ojos.

- Hola, ____. ¿Tu papá está en casa? -

Me paseo sin prisa, poniendo un balanceo extra en mis caderas.

- No, papá y mamá fueron a Crown Point. No regresarán hasta más tarde. -

- Oh, bien. Entonces solo pondré esto aquí. Dile a tu papá que lo limpie y cambié el aceite. Este cortacésped necesita mantenimiento. -

- Seguro, ahm.... Aidan. - Hice un pequeño puchero, mordisquee mi labio inferior y jugué con el borde de mi falda. - Me pregunto si podría ayudarme. -

Cuando dije eso me miró enseguida con esos ojos verdes que al parecer estaban llenos de preocupación y un poco de algo más.

- ¿Cuál es el problema? -

- Hice algo estúpido con el fregadero de mi baño. No drenaba, así que usé una percha de alambre para tratar de limpiarlo, pero la maldita cosa se rompió por la mitad y no puedo usar el fregadero en lo absoluto. Papá dijo que lo dejara en paz, así él podría arreglarlo mañana. Pero estaba tan impaciente que hice la cosita más lenta. - Murmuré y enredé mis dedos frente a mí, lo que hizo crecer más mi escote. - Ahora la tubería de abajo está goteando. Pensé, quizás, ¿Podría arreglarlo? Papá va a tener un ataque cuando averigüe que lo he empeorado. -

Su ceja se arqueó por una mínima fracción.

- Niños. - Musitó. - ¿Cuándo van a escuchar? - Volvió a decir. - Solo agarraré una caja de herramientas de mi camioneta y veré qué puedo hacer. -

- Gracias, lo aprecio mucho. - Dije y le di una de mis más grandes sonrisas, pareciendo "inocente".

Sucio Secreto | Adaptación AG『+16』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora