Capítulo 11

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La sala de golpe se encuentra en silencio, y Jennie siente la emoción burbujeando en la boca de su estómago. A pesar de que la noche iba a ser junto a Ella, la idea de tener a Lisa solo para ella ahora no suena para nada mal.

—Hey abuela, al parecer nos hemos quedado solas. —Lisa dice con una sonrisa divertida dejando el bol de palomitas sobre la mesita de café.

Jennie la mira, y se muere por besarla, por acariciar su cabello negro y descubrir si es tan suave como parece, se muere por entrelazar su mano con la de Lisa y quedarse así eternamente. Pero sin embargo, se limita a sonreír. Había algo en lo cómodo que se sentía con la pelinegra que hacía que Jennie quisiera sentarse en su regazo y besarla durante horas, quizás hasta que el sol saliera y las estrellas fueran invisibles.

—Eso parece. —susurra mirándola con un leve sonrojo por sus propios pensamientos, y agradece que la única luz que hay en la sala sea la del televisor.

—¿Quieres que me vaya? —Lisa le pregunta y Jennie niega rápidamente.

—No, quédate.

Lisa sonríe y Jennie podría jurar que sus ojos azules se iluminan en la oscuridad de la noche.

—Si me lo pides así no puedo negarme —Jennie sonríe, enseñando su sonrisa de gomita—. ¿Seguimos viendo la película? Sorprendentemente me está gustando bastante.

—Te emocionas con unos nuggets de dinosaurios, ya nada me sorprende. —dice divertida a lo que Lisa rueda los ojos.

Jennie pone de nuevo la película, sentándose un tanto alejada de Lisa y comenzando a jugar con las mangas de su suéter un tanto nerviosa. Siente la mirada de Lisa sobre ella, pero no se atreve a mirarla de vuelta, tan solo mantiene su mirada clavada en la película y pretende que su corazón no está desbocado.

—Ven aquí. —Lisa dice en un susurro haciendo que Jennie finalmente la mire.

Lisa abre levemente los brazos y deja un hueco a su lado para que Jennie pudiera tumbarse con ella, y el corazón de la castaña parece detenerse de golpe. Sonríe nerviosa antes de acercarse hasta Lisa, tumbándose con cuidado justo a su lado.

Lisa no parece muy satisfecha, así que coloca su brazo por debajo del cuerpo de Jennie y la pega más a ella. Seguidamente toma una de las mantas que se encuentran esparcidas por el sofá y tapa a la castaña, dejando un beso en su frente antes de abrazarla.

Jennie siente cómo todo su cuerpo se llena de calor ante eso, y tiene una sensación tan agradable en su pecho que quiere taparse el rostro con una almohada y gritar de la emoción. Eso era lo que Jennie siempre había anhelado, sentir ese cálido sentimiento en su pecho que gritaba "esto es todo lo que buscabas, así es como se siente"

—¿Estás bien? —Lisa pregunta en voz baja, mirándola con ojos brillosos. Y Jennie siente las malditas mariposas revolotear sin cesar de un lado a otro.

—Sí. —susurra mirándola a los ojos.

—Bien. —asiente con una pequeña sonrisa.

Lisa vuelve a dirigir su atención a la película, pero Jennie no puede concentrarse en nada más que no sea ella. En Lisa abrazándola, en su aroma y en cómo se veía tan tranquila viendo una estúpida película para niños.

Jennie podría quedarse horas observándola, tan solo analizando cada pequeña parte de ella.

—Lisa. —la llama entonces en un murmuro que apenas puede escucharse sobre el sonido de la televisión, pero Lisa la mira.

—¿Sí? —pregunta, poniendo ahora toda su atención en la castaña.

Hay tantas cosas que Jennie quiere decir, tantas cosas que desea que Lisa sepa. Pero ni siquiera sabe por dónde empezar.

¡Entrenadora Lili! - (Jenlisa) (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora