Capítulo 6

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—¿Mamá? —Ella dice mientras Jennie mueve sus manos mojadas y llenas de champú por la cabellera de la pequeña.

Se encuentran en el cuarto de baño de su acogedor hogar. Ella está dentro de la gran bañera, la cual está llena de agua caliente, espuma y un patito que flota de un lado a otro. El olor a jabón es todo lo que les rodea y después de todas las emociones que había sentido horas atrás por fin encuentra un momento de tranquilidad entre las paredes blancas de su cuarto de baño.

—Dime, cielo. —dice en un tono relajado.

—¿Por qué nos hemos ido tan rápido? No le he podido decir adiós a la entrenadora Lili.

La tranquilidad dura poco cuando aquel nombre aparece otra vez, y Jennie pone una mueca de incomodidad aunque su hija no pueda verla.

—Había que irse. —intenta decir de la manera más suave posible, como si en realidad no hubiera pasado nada.

—Pero tú dices que irse sin despedirse es de mala educación. —y aunque la pequeña castaña no pueda verla porque está de espaldas a ella, sabe que su hija tiene el ceño fruncido.

—Lo es —suspira.—. Porque ciertamente lo era.

—¿Entonces? —la niña aprieta los labios— ¿Te has enfadado con la entrenadora Lili?

Jennie suspira de nuevo y aparta las manos del cabello de su hija.

—No, Ella.

La niña se gira en la bañera para poder quedar frente a su madre y mirarla con aquella expresión que gritaba regaño.

—Tú siempre me dices que hay que decir si algo nos molesta, porque la otra persona no puede leer la mente. Que es importante comunicar los sentimientos.

Rueda los ojos como una niña pequeña, maldiciendo el momento en el que dijo aquello.

—No tengo que comunicar mis sentimientos con tu entrenadora, ella es solo eso, tú entrenadora. —Ella niega, insatisfecha con aquella respuesta.

—Pero la entrenadora Lili te hace sonreír, le gustan tus galletas y estoy segura de que quiere ver sus películas favoritas y llevarte a una cita. —dice apoyando sus manos mojadas en el borde la bañera mientras levanta las ceja de arriba abajo.

Jennie entonces suelta una pequeña risa ante las palabras de su hija, de algún modo, le hacen sentir un poco mejor que ella piense eso. Al menos uno de las dos lo hacía.

—¿Tú crees? —le pregunta entonces.

—¡Si! —exclama con emoción— Soobin dice que los ojos de sus papás brillan cuando se miran, y los de la entrenadora Lili brillan mucho cuando te está mirando a ti.

Jennie mira a su hija con adoración y se muerde el labio ante las palabras, pensarlo le da vértigo ¿Pero y si su hija tenía razón? Tal vez, el universo estaría de su parte, por lo menos esta vez.

—Eres demasiado observadora, ¿lo sabes?

—Tía Nay dice que lo he heredado de ella. —presume con orgullo.

Jennie se ríe y niega con la cabeza levemente.

—Anda, terminemos de bañarte antes de que se enfríe la cena.

[•••]

—¿Ya se ha dormido? —pregunta desde el sofá al ver a su mejor amiga salir del cuarto de Ella.

—¿Dudas de mi talento como cuenta cuentos? —con una sonrisa Nayeon pregunta justo antes de desplomarse a su lado en el sofá.

Jennie sonríe y le da un sorbo a su taza de té roja de la cual todavía salía humo. Aún tiene el corazón acelerado y jura que aún puede sentir el fantasma de los labios de Lisa sobre los suyos.

¡Entrenadora Lili! - (Jenlisa) (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora