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Mystike seguía sobre aquel "niño" de 4 metros, mientras a su alrededor los policías se preparaban para atacar ante cualquier movimiento del contrario. Poco a poco, el cuerpo del niño se comenzó a hacer mas pequeño, 3 metros... 2 metros... hasta llegar a su tamaño y forma original.

—Acepto tu ayuda—

Mystike le dio un abrazo cariñoso a aquel niño, sabia que habia tenido que vivir un mal año y todo por su culpa, ella siempre se daba cuenta de sus errores y trataba de arreglarlos. Ahora haría lo posible para la felicidad de aquel niño.

—Señorita, lo sentimos, tenemos que llevar a este sujeto a la cárcel—sintió como el niño comenzaba a temblar bajo su tacto

—No lo harán, llamen a una ambulancia que nos traslade al hospital mas cercano, consigan un poco de ropa para el y traigan a su comandante, por ahora la prioridad es el niño que se esta desangrando en mis brazos—

Efectivamente, los golpes de ambos se comenzaron a hacer mas notorios, el niño tenia diferentes cortes, vidrios incrustados y diferentes moretones y raspones. Cuando llego la ambulancia inmediatamente comenzaron a tratar de curar al pequeño y subieron a Mystike a otra para llevarlos a ambos a el Hospital General de Hosu.

Al llegar inmediatamente comenzaron a trasladar al pequeño a una camilla para llevarlo a una habitación y revisar su heridas, mientras que Mystike estaba sentada en un sofá mientras revisaban su brazo, el cual estaba comenzándose a hinchar.

—Tienes la muñeca fracturada, partes del hueso se incrustaron en otro lugar. Tendré que ponerte un yeso y en unos meses veremos que tal va—el doctor sostenía una radiografía frente a ella

—Mi cuerpo se regenera mas rápido que cualquier otro, vuelva a mirar—

Minutos después, se dio cuenta de que efectivamente, se estaba curando a gran velocidad, así que simplemente puso un inmovilizador en su muñeca y le pidió que evitara usar esa mano para cualquier circunstancia.

Mystike estaba en una silla en la sala de espera hasta que se canso y fue por un café, estar dos días seguidos trabajando la habia dejado sin energías, sus nueve estómagos pedían a gritos que se diera un festín, pero por el momento solo pudo comer una galleta con el café.

ᴀᴛᴇᴊɪᴀɴᴅ'ʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora