Un viaje a Inazuma

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En las noches claras,

resuelvo el problema de la soledad del ser.

Invito a la luna y con mi sombra somos tres.

-Gloria Fuertes


Le debía. Le debía. Le debía tanto y lo sabía mejor que nadie. Entre otras horribles cosas, había tratado de asesinarla, de usurpar su nación, de quitarle todo cuanto tenía y ella, grácilmente y con una leve sonrisa en su tierno rostro, le había tendido la mano, le había levantado del suelo en su más bajo momento y le ofreció otra oportunidad más para vivir. 

Le debía mucho y cumpliria cualquier orden que saliera de su boca, por difícil que está fuera. Aunque hubo una que tachó de imposible .

—Sana tus más profundas heridas.

Le dijo cuando despertó de su profundo letargo, un poco antes de tratar de borrar su existencia del mundo. Se había reído fuerte de ella pensando que era algún tipo de broma. Pero ella no lo hizo.

Prefería enfrentarse a un millar de bestias sedientas de sangre que enfrentar sus miedos, que aceptar su pasado o repararse a sí mismo. Le tomo quinientos años darse cuenta que su forma de pensar estaba errada, que lo divino no era tan excepcional como él creyó. Le tomaría un milenio enfrentarse a su propia mente, a la oscuridad que allí todabía residía.

Tras el Campeonato Interescolar había vagamente demostrado que ya podía convivir de nuevo con los humanos. Además de ser forzosamente incluido en la Escuela de Etiología, aunque, por supuesto, no se había negado viniendo de Kusanali.

Días después se había reunido con la Reina Menor con una extraña petición que jamás creyó que pusiera salir de sus labios. 

—Me gustaría viajar a Inazuma.

Ella lo habia observado incrédula de sus palabras. Tal vez incluso malinterpretado sus intenciones con un intento de venganza repentina.

¿Alguna razón en especial?

—Me dijiste que sanara mis heridas. No se otra forma de hacerlo.

—Quieres encararlas de frente ¿No habría otra opción?

El chico negó — no la hay para mí.

Ella meditó por unos instantes la propuesta,pareció contrariada. Entendible, hacía menos de medio año el chico frente a ella tenía fuertes tendencias homicidas y suicidas además de los claros problemas de ira y autocontrol.

Sus labios temblaron varias veces antes de dar su sentencia final.

De acuerdo. Pero con condiciones.

Cuando el "de acuerdo" salió de la boca de la pequeña reina no supo qué sentir. Si se lo hubiera negado, no habría puesto protesta, así tendría una excusa para seguir regocijándose en su miseria. De hecho era lo que más esperaba.

Las condiciones fueron simples:

-No mates a nadie.

-No hagas complots para destituir a ningún Arconte ( le había dicho en broma, aunque podía notar la firmeza en sus palabras)

-Se agradable con los humanos (dentro de tus posibilidades)

Había tomado un barco en la tarde con destino Inazuma. Ya había anochecido y en su camarote seguía dándole vueltas a muchos asuntos. Repitiendo en su cabeza las reglas que le había dejado Kusanali, como si tuviera que asimilarlas profundamente, así como las últimas palabras que le dijo en el muelle antes de partir.

Bajo la luna (Kazuha x Scaramouche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora