Capítulo 3

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Dulce problema. 🐇

—Despertar en una jaula de metal, en medio de un campo rodeado de murallas de más de noventa metros de altura.

Sin recordar tu nombre o tu pasado.

Ahora mismo un enjambre de personas se colocan a tu alrededor, observando.

¿Qué es lo que está pasando?-

El joven Han se sumergió en la lectura de aquél nuevo libro, estaba muy sorprendido de que le llegase a enganchar una obra como esa. Era tan sumamente intrigante, el tiempo no pareció ser un problema ya que, sin darse cuenta, la hora de abordar el taxi llegó.

Tomó sus cosas rápidamente para subir, antes de que fuese abandonado por el mismo. En su pequeño transcurso, se dió cuenta que bastantes personas habían subido también, nunca se percató de dónde habían salido o si es que estaban en la misma sala de espera de antes. Los nervios que traía en su mente no lo habían dejado notar eso, estaba tan frustrado que no veía cosas en su alrededor.

No quiso indagar más en el tema, así que tomó nuevamente aquél libro y siguió leyendo.

—[...] Habían transcurrido un par de semanas, me puse a trabajar con los residentes de este lugar.

Al parecer no había una salida de éste lugar, y aquellas murallas gigantes, eran las paredes de un laberinto en el que nos encontramos aprisionados.

Cada día se abrían unas puertas para poder entrar a ese lugar, pero hacerlo era casi una sentencia de muerte, ya que existían unos monstruos que mataban a cualquiera que lo hiciera.

[...]

Una nueva compuerta se abrió, y tal como yo lo hice, una chica emergió del suelo dentro de una jaula.

Yo conocía a esa chica, era Teresa.-

—Última parada. —Advirtió el chófer.

Bajó del taxi, observó a detalle el paradero, él y algunas personas merodeaban por el lugar, pero nada era destacable. El camino a casa se sintió eterno, la única cosa que indagaba en su cabeza era ese libro. Tenía que agradecer a Jungsu de su recomendación la próxima vez que lo viera.

—¡Mamá, llegué a casa! —anunció, pero al contrario de lo que esperaba, no recibió respuesta alguna. Dejó sus cosas en el sillón, buscó a su madre por toda la casa, hasta que la encontró en la parte trasera, colgando ropa limpia mientras hablaba por el teléfono. Su madre casi nunca usaba el teléfono y ahora estaba sonriendo y charlando de por medio, no había nada de malo, en cambio, al pelinegro le hacía feliz ver a su madre tan contenta. No quiso molestarla, por lo que se adentró nuevamente hacia su habitación para continuar su libro.

Pasó una hora, la cena ya estaba lista. Ambos estaban acomodándose para comenzar a comer, cuando el chico notó algo raro en la mesa.

—Mamá, sacaste dos platos de más.

La mujer volteó y río levemente al ver la tierna cara confundida de su hijo, olvidó comentarle al respecto. —Mi amor, ¿Olvidé decirte que hoy tendremos una visita?

—Si, lo olvidaste. —Refunfuñó sutilmente. —Siquiera me puse ropa decente.

—Ay, no me digas que esos shorts rosita van a espantar a las visitas. —Comenzó a reír la mujer. Las mejillas del chico se tiñeron de rosa al igual que sus shorts, fue rápidamente hacia su habitación para cambiarse. Antes de desaparecer, ella le gritó —¡Te quedan bien los colores hijo, deberías variar de vez en cuando!

Broke Head | Odehan, Xdinary Heroes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora