Prólogo

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Tal vez todo pasa con demasiada rapidez. Sin darnos cuenta, Neytiri y yo ya teníamos cuatro hijos, contando a nuestro primogénito, Neteyam, Kiri, la hija de Grace, Lo’ak y Tuk.

Spider es como perro callejero, siempre jugando con los niños, escapándose de la base.

Kai se parece a Mireya, cada vez que la veo recuerdo los momentos tan divertidos que pasabamos cuando éramos niños.

Tsu’tey miraba a su hija con detenimiento, casi lanzando témpanos de hielo por los ojos, como había hecho cuatro años atrás con Jake y su amada.

Ella le devolvía la mirada de la misma manera, con las pupilar contraídas. Daba la sensación de ser una depredadora de verdad, como había sido su madre.

—Lárgate —concedió.

Entonces ella sonrió y le sacó la lengua antes de correr hacia sus primos.

—Eh, eso no señorita, ¡vuele aquí! —El guerrero se levantó, pero ni siquiera intentó perseguir a su hija.

Ella ya estaba con sus primos, jugando a lo que fuera que jugaban los niños.

Tsu’tey levantó la mano, en señal de rendición, y volvió a sentarse al lado del Sully restante, quién lo miraba con cierta diversión.

—Es igual a su madre —comentó Jake.

—Igual de tozuda.

El Sully se rio con bastantes ganas, ignorando la mala mirada que le había lanzado el compañero de su hermana. Este puso los ojos en blanco, sonriendo levemente.

La herida que le había dejado su amada todavía no había cicatrizado del todo, a veces sangraba, otras parecía estar casi curada. Había temas en los que prácticamente nunca se entraba, por él, porque todavía sangraba por su compañera.

Por la mujer que aún amaba.

Kai’lä soltó un gritito de dolor que hizo que su padre saliera disparado hacia ella.

Aunque lo que el guerrero vio al llegar hasta su hija lo sorprendió tanto que casi hizo que se paralizara.

La herida, el raspón que tenía en la rodilla, había dejado de sangrar y se estaba curando a una velocidad descomunal.

De un momento a otro la herida ya no estaba, ni siquiera había dejado cicatriz, parecía que nunca hubiera estado ahí realmente.

La niña miraba su rodilla, anteriormente sangrante, con la boca abierta en una o casi perfecta. Al parecer, ni siquiera ella sabía lo que había ocurrido.

—Jake —llamó Tsu’tey sin mirarlo. El otro hombre apareció a su lado muy poco después—, voy a llevar a mi hija con Mo’at.

—¿Sucede algo?

—Eso es lo que quiero averiguar —respondió mirándolo finalmente. Se acercó a su hija justo cuando ella se levantó para volver a jugar con sus primos—. Kai, ven, quiero llevarte con la Tsahìk.

—Pero estoy bien —protestó inflando un poco sus mofletes.

—Solo para asegurarnos. —Él le extendió la mano y, aunque ella vaciló un segundo, se despidió de sus primos y agarró la mano de su padre.

[𓂃]

—¿Y dices que se curó sola? —preguntó la anciana.

—Sí —respondió la niña con algo de vergüenza.

—Déjame ver tu rodilla.

Ocean Light - Ao'nungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora