15장

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No habían mentiras, ni engaños ni cosas ocultas entre nosotros o claro, eso era lo que yo creía.

El tiempo paso rápido y no nos dimos cuenta cuando ya estábamos celebrando nuestro primer aniversario.

Velas, una mesa con comida de todo tipo con una decoración perfecta, música lenta y nuestras risas y cursilerias mientras hablábamos de nuestro día, toda la velada fue perfecta.

Cuando la comida se acabó la música aumento su volumen y tú de manera coqueta me invitaste a bailar nuestro segundo baile lenta desde que la relación había comenzado de forma oficial, a esas alturas ya no cabía duda, estaba completamente enamorado de ti.

Susurraste cosas hermosas en mi oido y de vez en cuando cantabas la canción que bailabamos creando que yo me estremeciera en tus brazos, tu voz era algo inexplicable, era dulce pero potente, era perfecta al igual que su dueño.

Bailamos bajo las estrellas y la luna, ellas eras las únicas testigos de nuestro amor, solo ellas podían ver cómo mi mundo se desmoronaba de un momento a otra.

Tú caiste de la nada, tu cuerpo cayó al suelo de manera brusca, en ese momento toda la felicidad se esfumo, mi sonrisa desapareció junto con tu respiración y las lágrimas y los sollozas inundaron el ambiente.

Fue peor cuando la ambulancia te llevo y no me dejó ir contigo, la adrenalina corrió por mi venas en el momento que me subí a mi auto y segui a la ambulancia, no me importó no respetar los semáforos en rojo, no me importo el casi chocar con otros autos...

Lo único que me importaba era la persona que amaba, esa persona de dulce sonrisa y mirada traviesa que se encontraba en aquella ambulancia muriendo.

Sin ti Yeonjun yo no era nada.

Llegué al hospital y baje del auto, la ambulancia ya había llegado, tu ya estabas siendo atendido por el personal a cargo.

Me senti inútil, queria saber de ti. verte, acariciarte, besarte y abrazarte para nunca soltarte, decirte que todo estaria bien y decirte cuánto te amaba, pero no podía.

En ese momento solo podía llenar un formulario con tus datos y luego llamar a nuestras familias y amigos, luego esperar en una incómoda silla a qué el doctor a cargo dijera que sucedía contigo.

No mentiré, esa noche llore como un bebé en brazos de mi madre, no dormí y por primera vez en años volví a hablarle a Dios.

Tenia la esperanza de que todo saldria bien, aunque claro, en el fondo de mi corazón se escondía la verdad que no quería aceptar.

Good Bye, My LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora