𝐓𝐑𝐈𝐁𝐔𝐋𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 || M.K.

完璧 | 2 |

4. La perfección en su cuerpo
PARTE II

Un dolor que se obliga a tolerar en su interior. Escupió un poco de sangre, se limpió y continuó subiendo las escaleras.
Cada vez son menos escalones y está haciendo un buen trabajo resistiendo el penetrante olor que desprenden los árboles de glicina. Es curioso cómo había una mayor cantidad de árboles abajo, y mientras más subía, menos los había. No debe ser coincidencia que el hogar de Hannae se encuentre entre estos, tenían la intención de ahuyentar extraños con intenciones malvadas. Extraños particularmente denominados demonios.

Finalmente llegó.

¿Debería tocar para advertir del peligro que traía su visita? ¿O debería entrar como si nada y acabar rápido con esto? Sus modales hablaron por él, así que llamó a la puerta, esperando que alguien todavía estuviera despierto durante la madrugada.

Una mujer mayor abre y lo recibe con una amable sonrisa. No los mataría hasta confirmar por qué Hannae ya no regresó a sus encuentros. Yuta le avisó que iría a informarle a la dueña del hogar que solicitaba ver a su querida hija, lo hizo pasar y esperar sentado en la mayor de sus salas con flores en mano para regalar (las arrebató de otro hombre que las llevaba para su pareja).

Así era como se supone que debió suceder desde el inicio. Muzan llegaría y pediría ver a Hannae acompañada de sus padres para pedir su mano. Ellos dirían que sí y entonces sus planes seguirían, pero entonces llegó otro tipo cualquiera y ganó a su presa. Dejó a un lado su enojo, por lo pronto, tenía que ver a Hannae.

Su padre no estaba, su hermano Haru tenía otra casa que su padre le obsequió para darle toda la privacidad que quisiera con su esposa.

Nagai pareció extrañada cuando lo vio y más aún cuando Muzan se presentó como un viejo amigo de su hija en horas en las que debería de estar durmiendo; tampoco es que dudase que Hannae tuviera amigos sino que ella jamás le mencionaba algún nombre.

—¿Su amigo? Ella jamás me mencionó antes a ningún Tsukihiko.

—No me sorprendería que no lo hiciera, la última vez que nos vimos tuvimos... una discusión y nos distanciamos hace algunos meses.

—Oh, vaya. ¿Así que llevan algo de tiempo viéndose, eh? Bueno, todo amigo de Hannae es bienvenido aquí. Es un gusto conocerlo. ¿A qué se debe su visita temprana?

«A masacrarlos».

—Además de venir a disculparme con ella ya que pasaba por aquí, vine a felicitarla personalmente porque me enteré que se va a casar.

Se le hizo raro que él supiera eso, sólo lo sabían los miembros más cercanos de la familia, así que supuso que de verdad tenía que ser un amigo íntimo de Hannae. Se preguntó por qué su hija nunca le dijo nada de él, lucía apuesto y tenía buenos modales. ¿Qué tenía de malo para no mencionarlo ni una sola vez?

—Es muy considerado de su parte —Pensó en decirle que lo mejor hubiera sido que él viniera más tarde, cuando todos estuvieran despiertos, pero si era un amigo querido de su hija no podía negarle verla. Seguramente vino desde muy lejos—. Déjeme avisarle, debe estar durmiendo.

Despertó e informó a su hija de la llegada de su viejo amigo. Fue una visita sorpresiva el que viniera hasta su casa, no creía que se preocupase lo suficiente por ella. Cada vez que la acompañaba hasta su hogar, Muzan nunca pasaba más allá de los árboles de glicina que tenían abajo. El decía que era alérgico a estos.
Pues al parecer ya no.

Con insistencia por parte de Hannae y a regañadientes, su madre aceptó que Muzan la visitara en su dormitorio ya que se encontraba agotada para caminar. La tranquilizó diciendo que luego le contaría todo y cómo es que conoce a “Tsukihiko”, por ahora no quería hacerlo esperar, además era su amigo y no haría nada estando bajo su techo.