12 | relaciones perdidas

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Aunque ella dejó de traer el tema a sus conversaciones, Muzan sabía que Hannae no olvidaba tan fácil si se trataba de su familia.

Él estaba satisfecho en que dejara de mencionarlos. Traía a su memoria la manera en que su padre lo trató y le hacía hervir la sangre. Detestaba a la familia de la chica igual que lo hizo antes, aun cuando no llegó a conocerlos bien. Su único mérito era haber cuidado de Hannae tanto como su corta vida se los permitió, de otra manera Muzan jamás la hubiera encontrado a tiempo.

Por su parte, Hannae lidiaba sola con su pérdida. Trataba de no pensar en ellos y lo que vivió esa noche, las horas de trasnochar sirvieron mucho para mantenerla en cualquier lado menos en aquél momento en que lo perdió todo. Quería saber qué sucedió realmente con ellos; esas dos semanas estuvo esperando noticias que Muzan le prometió, deseando muy en el fondo permanecer con la duda y queriendo que él ya lo haya olvidado, porque mayor era su dolor para volver a hablar de su familia.

Es por eso que su corazón se encogió cuando Muzan de repente, a mitad del camino hacia el pueblo, le trajo la verdad que le pidió, o una parte de ella:

—Tengo noticias sobre tu familia por cierto —le comunicó a su lado—. No sobre lo que les ocurrió realmente esa noche sino sobre lo que sucede por allá ahora que murieron y no estás cerca. Ninguna es buena, ¿todavía quieres escucharlas?

Hannae mordió levemente su labio inferior, era una señal de sentirse insegura. Había estado esperando por noticias y ahora que él se las estaba ofreciendo, estaba dudando de querer saberlas. Aun así asintió...

—Los lugareños creen que fuiste tú quien los asesinó y que tuviste algo que ver con la desaparición de... ¿cuál era el nombre de tu poco agraciado prometido?

—¿Touji?

No comprendía porqué la culparían de semejante acto contra su hijo si lo que buscaba era casarse con él, se suponía que fue Touji quien huyó de ella.

—Sí. Te están buscando, en especial su familia. Llevan días intentando rastrearte sin éxito e incluso están dispuestos a pagar una fortuna a quien te encuentre.

Había pensado que comprometerse con Touji sacaría a su familia de los problemas en los que estaban, sin embargo, parecía que desde la noche en que lo conoció las cosas se vinieron cuesta abajo.

Si Touji en realidad se había arrepentido de casarse, entonces no tendría que haber huido. Era Hannae quien quedaría mal, ¿por qué él tendría que esconderse? Sus padres le perdonarían todo y no tendrían nada que perder, mientras la familia de Hannae se hundía en la deshonra.

—Es absurdo —frunció el ceño ante la duda que le surgió—. Dijiste que huyó. ¿Cómo te enteraste tú y no su familia? Ni siquiera lo conocías.

—No eran más que rumores entre la gente —explicó mintiéndole—. Quería asegurarme que no te fueras a casar con un farsante. Honestamente no fue tu elección más sabia para comprometerte. Decían que él tenía conflictos con varias personas, posiblemente llegó el momento en que se metió con quien no debía —sonrió internamente al recordar la noche en que se deshizo de él.

—En ese caso, no comprendo por qué me culpan a mí de hacerle algo.

—¿No es bastante claro? Que aceptaran que él se casara contigo no era más que cumplir un capricho de su hijo. Sabían que no atabas tu vida a él por gusto, era obvio que creyeran que le darías tu desprecio y esperarías o pagarías para que algo le ocurriera. Me indigna que no te hayas dado cuenta siendo tan minuciosa con quienes buscan acercarse a ti, o de verdad decidiste ignorarlo o eres estúpida.

Sus palabras fueron bruscas para Hannae, en especial porque no esperaba que fuera demasiado honesto con ella.

—Vaya, Muzan. ¿Eso es lo que piensas? De lo único que sospecho ahora es del tiempo que esperabas restregármelo en la cara. ¿Hay algo más que quieras informarme o prefieres seguir reprochándome mis errores?

𝐓𝐑𝐈𝐁𝐔𝐋𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 || M.K.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora