Capítulo IV - No eres él

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Todos permanecían en silencio, mientras bebían, no porque no tuvieran algo que decir, más bien era porque se percataron que poco a poco más personas fueron llegando al bar; sin embargo, no parecía que fueran a tomar alguna bebida, era todo lo contrario, cada vez se juntaban donde aquellos hombres estaban cuando entraron.

El que atendía la barra en algún punto desapareció, dejando únicamente a todos esos hombres y mujeres que cada vez era más evidente su hostilidad hacia ellos. Sus miradas fulminantes y desagradables eran suficiente prueba.

Se pusieron en alerta al ver como el pequeño grupo de gente se aproximaba directo a su mesa, siendo liderados por uno de los hombres de antes.

—¿Qué es lo quieren aquí? —Sus palabras eran directas y para nada cordiales.

—¡Que te importa! —Bakugo fue el primero en hablar y eso hizo enfurecer al hombre por la respuesta.

—Bakubro —intervino Kirishima tratando de calmarlo.

—Venimos a buscar a alguien —esta vez fue el turno de Deku de hablar.

—En este pueblo solo viven humanos, ustedes no tienen nada que hacer aquí, vayan a buscar a otro lado.

—Y quien te dijo que está en este pueblo de mierda —Bakugo cada vez estaba más molesto.

Fue entonces que las personas se dieron cuenta de que se referían al maldito vampiro que los ha estado atacando desde hace un tiempo y eso solo hizo que se enojaran.

—Ustedes no tienen derecho de estar aquí, así que lárguense —exigió el hombre.

—Tú no me das órdenes, imbécil —Bakugo se levantó abruptamente, sus orejas y cola se crisparon, estaba realmente furioso por la actitud de estos estúpidos.

El hombre no se intimidó ante la repentina acción del hombre lobo, sino que se plantó firme frente a él, y lo que hizo después fue la gota que derramó el vaso, pues empujó a Bakugo, el cual no tardó en sacar sus colmillos a la vez que sus ojos se volvían rojos y de sus manos empezaban a salir chispas, esto espantó a más de uno.

Kirishima una vez más tuvo que sostenerlo, sabía que su paciencia estaba llegando a su límite y si esas personas seguían presionando algo malo podría pasar, era obvio que no los mataría, pero tampoco podía arriesgarse.

—Maldición Kirishima, suéltame —gruñó.

Los demás también se habían levantado, pues el ambiente era cada vez más tenso y pesado, además que querían evitar problemas.

—Nosotros no venimos a atacar —aclaró esta vez Denki.

—¡Mentiras! —gritó alguien del grupo.

"¡Lárguense! ¡Váyanse! ¡No los queremos aquí!", eran los gritos que secundaban lo anterior.

Bakugo ya iba a golpearlos, cuando de repente se abrió la puerta de manera abrupta, de la cual un joven venía corriendo despavorido y con la cara pálida. —Auxilio, hubo otro ataque, esta vez fue mi primo, yo apenas pude escapar.

Ante esta declaración muchos soltaron sonidos de sorpresa y otros se giraron a ver de forma más sombría a todos ellos.

—Por favor, ayúdenme, está en la parte norte del bosque —decía entre lágrimas el pobre chico.

Después de eso, se escuchó un gran estruendo y todos se dieron cuenta de que un enorme lobo dorado salía corriendo hacia el bosque en la dirección que había dicho el joven, los demás por supuesto los siguieron.

Bakugo corría a toda velocidad, si se daba prisa quizás podría encontrarlo y efectivamente al llegar al lugar vio la silueta de una persona parada justo a un lado de otro cuerpo. Las nubes se fueron dispersando y la luna aclaró toda el panorama y ante los ojos atónitos del hombre lobo, estaba allí, parado, con la boca manchada en sangre.

Luna Roja [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora