Capítulo VII - Sangre y descontrol

708 80 21
                                    

Murmullos, gruñidos, sonidos grotescos hacían eco sobre la habitación oscura, esas ennegrecidas sombras estaban inquietas y alborotadas, llevaban horas haciendo tal alboroto, hasta que se escuchó el estruendo de algo quebrándose, fue entonces que cualquier movimiento o ruido cesó por completo; los hombres sombras se quedaron tan quietos como una estatua.

—Criaturas inútiles —bramó furioso. La sangre se escurría sobre los pedazos rotos de lo que antes era una copa ornamentada, líneas rojas seguían su curso, escalones abajo, pero en la cima de lo más alto, sentado en un enorme y duro trono de obsidiana, se sentaba aquel demonio, sus ojos escarlatas brillaban con fiereza.

—Ahora será más difícil asesinarlo. Si ese hombre lobo no hubiera intervenido, el príncipe ya estuviera muerto.

De repente, una risa psicópata perturbo el ambiente.

—¿Qué es tan gracioso? —miró hacia un lado, para contemplar a su prisionero.

—Al parecer mi hermano tiene más vidas de las que imaginaba.

El demonio caminó hacia él y al llegar solamente lo vio por unos segundos para después darle un fuerte puñetazo que le hizo girar la cabeza mientras sonaban las cadenas que ahora lo aprisionaba.

—No tientes tu suerte Dabi. El único motivo por el que te mantengo con vida es porque desprecias a tu familia y me será útil averiguar todo lo que sabes de ellos.

—Jajaja —volvió a reír mientras escupía sangre, aquellos ojos turquesas lo desafiaron sin temor —Puede que yo deteste a mis hermanos, pero tu odio es tan absurdo como tu objetivo.

—Es gracioso que lo digas —se mofó de él tratando de evidenciar la ironía de sus palabras —si hablamos de objetivos absurdos podríamos decir que el tuyo es el más ridículo y es por eso que fracaso de forma tan miserable.

Las cadenas se tensaron.

¡Zas!

Otro golpe.

—Tú y tu familia de asquerosos híbridos perecerán tarde o temprano.

El demonio se dio media vuelta para marcharse, no sin antes ordenarles a los hombres sombras que le dieran otra paliza, pero sin matarlo.

Durante la madrugada del tercer día llegaron a la manada, Kirishima estaba exhausto por haber recorrido todo el camino, Bakugo se había ofrecido cambiar, pero el pelirrojo se negó rotundamente argumentando que era mejor si seguía cuidando de Todor...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Durante la madrugada del tercer día llegaron a la manada, Kirishima estaba exhausto por haber recorrido todo el camino, Bakugo se había ofrecido cambiar, pero el pelirrojo se negó rotundamente argumentando que era mejor si seguía cuidando de Todoroki, a lo que Midoriya secundaba la idea, por lo que al final no ponía negarse.

Trataron de minimizar el ruido que hacían, pues todavía estaba oscuro y solo algunos vigías estaban despiertos, si bien, la bruja había instalado una protección para la manada, no está de más mantener la guardia. Uraraka ya los esperaba en la cabaña de Bakugo, al observar que venían con el príncipe vampiro se contentó, dando pequeños brincos de la emoción.

Luna Roja [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora