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- ¡Kento Nanami!

- Oh, no. ¡Vámonos, Vámonos!- Gojo prácticamente desapareció de aquella habitación al escuchar la voz y los zapatos de tacón resonar por los pasillos, en cuanto el peliblanco vio a Itadori, prácticamente lo arrastró lejos de ahí.

- Gojo sensei, ¿que pasa?

- Un caos, los verás mañana.

Sin más, ambos desaparecieron ahi.

María entro entre jadeos a la habitación, encontrando a su esposo con un trapo en los ojos y su brazo vendado.

- ¿Que fue lo primero que te dije?- Mascullo sentándose a su lado.

- Fue un error. No tienes por que preocuparte.

- ¿Un error?! ¡Estas sangrando! ¡Pudiste morir!

Nanami se quitó el trapo de los ojos para verla.

- Pero no ocurrió.

- !Pero tu...!

Con su brazo ileso, tomó su rostro y le miró seriamente.

-No hay peros,no ocurrió nada.

- No quiero perderte.- susurro ella con nudo en su garganta.

- Eso no ocurrirá.- limpio sus lágrimas con sus dedos.- No me iré tan fácilmente bonita.

Sus labios temblaron y pronto la mujer explotó en llanto que Nanami calmo apegandola a su pecho y acariciando su espalda.

- No vuelvas a irte sin mi.

- Está bien.

- Prometelo.

- Lo prometo.- Beso su frente.- Ahora, vamos a casa.

Se mantuvieron en silencio, durante el resto del camino. María mordía nerviosa su labio inferior mientras manejaba, mientras que su esposo descansaba en el asiento de al lado.

La sola idea de perderlo también, le era imposible de tolerar.

Y eso él parecía no entenderlo.

Llevaban años juntos, ambos sabían del riesgo que conllevaba estar en ese mundo, incluso estuvieron a punto de no casarse por ello, pero ella había insistido diciendo que solo vivirían una vez y debían aprovechar su vida al máximo.

Pero apesar de que lo amara con todo su corazón, estando consiente de que algún momento podría perderlo, no podía evitar sentir la asfixiante angustia que sentía al enterarse de que su esposo estaba herido sin poder llegar a rescatarlo.

Tomó aire queriendo calmar su respiración y arrancó el auto hacia su casa, llegaron y María lo ayudo a llegar a la cama donde Nanami pronto se acomodó.

- Prepararé la cena.

Él no contesto, y ella salió de la habitación. Ya en la cocina no pudo contener su sollozo, ella callo cubriendo su boca y haciéndose bolita en un rincón.

Cuando Gojo le dijo lo que había ocurrido con Nanami y su herida, María sitio como su corazón dejaba de latir por unos segundos.

Ella estaba cansada de perder gente, a sus padres, sus hermanos, su hijo no nacido. Perder a su esposo sería el límite de su cordura.

Estaba aterrada, no lo iba a negar.

- ¿María?

Ella abrió sus ojos y salió de su escondite fingiendo buscar algo en la alacena, sintió la presencia de su esposo en el umbral.

- ¿Que sucede?

- ¿Me ayudas?

Ella tomo aire y dio media vuelta encontrando a Nanami solo con su pantalón puesto y una toalla en su cuello.

IN ANOTHER LIFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora