Capítulo II.

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¿Sabéis eso que les ocurre a las personas? ¿La incontrolable necesidad de hacer totalmente lo contrario a lo que se les dice? Bien, pues justo eso fue lo que llevó a a Buck a estar de pié, a las tres de la madrugada frente a la puerta de la casa de Eddie.

-Sólo dile lo que estás sintiendo de una vez, se te nota a leguas, tal vez incluso él lo haya notado ya-las palabras de su hermana resonaron en su cabeza.

-Es que ni siquiera yo sé lo que siento Maddie, ¿y si me rechaza? Tienes que comprender que es la primera vez que siento algo de este tipo por un hombre, no es nada malo eso lo sé, pero él siempre ha estado con mujeres al igual que yo, y no puedo pedirle que acepte algo así cuando aún estoy aceptándolo yo mismo.

La puerta de abrió de repente, el moreno se encontraba de pié frente a él, desnudo de cintura para arriba y con unos pantalones de pijama que le colgaban dejando a la vista la V que formaba justo encima de su intimidad.

-¿Buck?-preguntó somnoliento.

El rubio no sabía qué decir, ¿qué se suponía que iba a decirle?

-¿Cómo sabías que estaba aquí fuera?

-Una vecina me llamó asustada, que había un hombre de pié frente a mi casa dijo, no pensé que fueses tú.

-¿Y sales así sin más tan tranquilo?

Eddie enmarcó una ceja.

-¿Crees que no sería capaz de apañármelas yo solo sin armas?

-Se me olvidaban tus capacidades militares multidisciplinarias-murmuró frotándose la nariz.

-Pasa, tomemos una birra-dijo entonces.

¿Beber a altas horas de la noche con aquel hombre?

-Me parece buena idea-aceptó.

Eso no iba a acabar bien.

Ambos hombres se sentaron en el sofá frente a la televisión, con las cervezas en mano, un silencio abrumador.

-¿Puedo preguntar por qué estabas en mi puerta a las tres de la madrugada? Dá gracias a dios que Chris no está en casa o probablemente no habría salido sin arma, mínimo un tiro en la rodilla te habrías llevado seguro.

-¿Chris no está?

Era lo único que le daba un motivo para contenerse, que Chris estuviera en la casa y pudiese ver u oír algo que no fuese apropiado.

-No intentes cambiar de tema Buckley-respondió con semblante serio- nadie aparece en la casa de otra persona por sorpresa a las 3:00 de la mañana por nada, a menos que vayas puesto de alguna sustancia ilícita, cosa que dudo que hagas así que....vamos, suéltalo.

El rubio suspiró.

-No podía dormir, eso es todo.

-¿Y el motivo de tu insomnio es....?

-Ninguno en particular, tal vez estoy tan cansado que ni siquiera puedo dormirme, si es que eso tiene algún sentido-respondió para acto seguido dar un trago a la cerveza.

Sonaba creíble, ¿no?

-Entonces esas ojeras son por cansancio que no has solucionado-comentó-creo que voy a aceptar creerlo, al fin y al cabo no es como si no me hubiese pasado a mí también.

Pero su tono no era el de seguridad, no se lo creía, Evan se tensó y frotó su mano en el pantalón.

-Si, si, es por eso.

-Bueno puedes quedarte a dormir hoy aquí, es tarde y tal vez consigas descansar un poco.

-Dormiré aquí entonces-respondió dejando el botellín vacío sobre la mesita.

-¿En el sofá?-preguntó levantándose.

-Claro, la cama de Chris es demasiado pequeña, se me sale la mitad de las piernas, ya lo descubrí cuando le leí el primer cuento, y el segundo, y el tercero....en fin todas las veces que le leí sus cuentos-explicó-y el sofá es muy cómodo.

-Puedes dormir conmigo-dijo entonces.

El rubio le miró con una ceja levantada.

-¿Me estás invitando a tu cama Díaz?

El moreno rodó los ojos.

-Eso he dicho, más o menos-respondió-aunque entiendo que no estés acostumbrado a que te inviten a cama ajena sin intenciones de acabar metiendo nada dentro de nada-se burló.

Auch

-Me había hecho ilusiones, que pena-rió.

Aquellas bromas eran normales entre ellos, aunque aquello perforase el corazón del menor no continuar con sus usuales bromas sería sospechoso y aquella oportunidad no debía desaprovecharse.

-No quiero ser pesado Buck, pero en serio quiero saber cuál fue el motivo de tu enfado de hace dos semanas-dijo tajante-tal vez tú puedas olvidarlo y hacer como si nada, pero ese no es mi rollo.

El rubio tragó saliva.

-Sólo dime que fue lo que hice para que te enfadases tanto-suspiró exhausto-prometo intentar no volver a hacerlo.

El menor rió en un suspiro.

-¿Lo intentarás?-preguntó divertido.

-No me gusta hacer promesas que no puedo cumplir, y hasta que no sepa con certeza el motivo no puedo asegurar que no lo vuelva a hacer.

Sólo tienes que rechazar a todo el que se te acerque con intenciones mayores a una amistad, y ser mío.

-No hiciste nada malo, sólo fue un mal día y me desquité contigo, podría haber sido Hen o Chimney, pero te tocó a ti, lo siento de corazón-mintió.

-No estás siendo sincero Evan, y mi paciencia tiene cierto límite.

-¿Por qué crees que no lo soy? Es la verdad, fue un mal día, estaba cansado y quería ir a casa.

-Vamos a dormir-dictó el mayor.

-Dormiré aquí.

-De verdad que a veces no te soporto Buckley, haz lo que te de la gana-respondió molesto.

Buck se congeló de pie frente al sofá mientras el moreno se encaminaba a su habitación.

-Espera-dijo casi gritando.

El moreno se giró, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.

-¿Qué?-respondió.

Era ahora o nunca. Eddie estaba comenzando a imaginar a saber qué cosas, ¿y si le odiaba por pensar que él le odiaba? ¿y si se distanciaban por culpa de un malentendido?

A la mierda, me la juego de una. Vergüenza y miedo son dos cosas que no tengo. Pensó.

-Me gustas-soltó entonces.

La sensación de vértigo invadió su cuerpo y la punzada en el pecho incrementó.

-Estaba celoso, por eso me enfadé, porque aceptaste la cita y a mi me gustas-dijo a toda prisa.

El moreno entreabrió la boca, pero el rubio no le permitió decir ni una sola palabra.

Y acto seguido Buck prácticamente salió huyendo de la casa, dejando al mayor sin la oportunidad de responder su confesión.

Ojos de ángel (buddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora