¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Te traje esto— dijo Alex en mi la puerta de mi casa.
Alex era un amigo que conocí hace poco, viene de una familia bastante humilde y yo lo ayude a entrar en la escuela de música en la que estaba.
El ha demostrado estar muy agradecido con mi ayuda, tanto que siempre me da detallitos que a mi parecer son muy tiernos.
—Conozco este libro— dije emocionada —Lo leí cuando viví en Madrid, pero por la mudanza lo perdí.
—¿Ya lo haz leído?— asentí emocionada —a ver ¿De qué trata?— habló con voz retadora.
—De dos amigos, ella tiene novio y el esta enamorado de ella, la historia cuenta la versión del chico y su proceso al ver que el amor de su vida está enamorado de otra persona— respondí segura.
—Exactamente— rió —le escribí una pequeña dedicatoria en la primera página para ti... referente a la historia— hablo y podría jurar que esta un poco nervioso.
⋆.ೃ࿔*:･
Hace una pocas horas, un poco después de que Alex se fuera de casa, estaba tratando de ordenar mi closet, pero lo estoy dejando aún más desordenado de lo que estaba. Ya un poco estresada, tirando mis remeras por el piso, entra mi novio golpeando la puerta.
—¿Qué haces acá?— pregunte feliz —No sabia que ibas a venir.
—Bueno, vine de sorpresa— contestó sonriendo mientras se acercaba para dejar un piquito en mis labios —¿Qué paso acá, un huracán?
—No, no bueno, esta un poquito desordenado pero...
—¿Poquito?— Me interrumpió riendo.
—Bueno para, no seas tan malo, ya sabes que soy un poquito desordenada— me defendí.
—¿Queres que te ayude?
—No, tranqui, tranqui, es solo que estaba muy desordenado el closet y... vos sentante ahí que termine de ordenar.
—Bueno, bueno.
—Espérame un segundito, ya termino.
Yo seguí tratando de ordenar rápido mientras Iván sacaba algunas cosas de la silla para poder sentarse.
—¿Qué es esto?— preguntó enojado con el libro en la mano —¿hay algo entre vos y Alex que no me haz dicho?
—¿Eh? ¿Amor, de que hablas?— respondí confundida.
—Qué abro un libro y hay una dedicatoria de amor para vos.
—No, no, no, no está hablando de mi, esta hablando de la novela, de la historia.
Suspiro un poco molesto —es más que obvio, todo esto es para vos.
Lo mire —Iván, en serio— hice una pequeña pausa —Alex esta muy agradecido por todo lo que hice por el. El piensa que entró a la escuela gracias a mi, gracias a mi ayuda, pero sabes que viene de una familia muy humilde, yo solamente lo quiero ayudar.
Iván miraba a todos lados, menos a mi, sabía que tengo razón.
—Lo ayude con el piano y con todo, no se que me estas preguntando.
—Bien, esta bien— volvió a dejar el libro en la silla para luego mirarme arrepentido —perdón. Tu... tu estas haciendo bien ayudándolo, yo soy el que esta nervioso, no sé.
—¿Qué te pasa?— dije al notarlo raro.
El se sentó en la cama y yo me acerqué un poco más a el.
—Pasa que hace rato estaba hablando con lo pibes por esto de revivirnos en los Squid y ninguno esta de acuerdo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Bueno más que nada Komanche dijo que no era lo mejor revivir a todos y todos estuvieron de acuerdo.
—Pero no entiendo, ¿Por qué?
—Porque todos los juegos siguientes se necesitan una cantidad específica de jugadores, no nos pueden revivir a todos, se les desconcharia todo.
—Pero para, van en el 4to día, no se apuren.
—Ya sé, pero ya está decidido, van a revivir a algunos de mi grupo pero igual nos boludean por esto.
—Mi amor yo— puse una mano en su mejilla, acariciándola— yo te entiendo y entiendo lo que te pasa, lo frustrado que debes estar y lo apasionado que sos con todo lo que haces. Pero acá tenes dos opciones, o vas y luchar por tu lugar en los Squid o dejas que ellos sigan boludeando sin vos hacer nada.
—Tenes razón...— y por fin pude ver una pequeña sonrisa en sus labios.
—Estas escogiendo con el corazón, así que no te podes equivocar— dije con una sonrisa tierna.
El comenzó a reírse un poco.
—¿Sabes? siempre pensé que...
—Te estas riendo— lo interrumpí ofendida.
—No, si, espera— acá comenzamos a hablar a la ves.
—o sea no se por que te estas riendo
—escúchame, escúchame.
—o sea, te dije algo re lindo— Iván me tomo de las manos para que me callara y dejara de hablar.
—Pasa, que yo pensaba que era solo yo el que te podía calmar con un abrazo, por ejemplo.
—Si, pero igual no te estoy abrazando, no sé de qué estas hablando— hable confundida.
—Bueno, ¿Entonces que estas esperando?— contestó con una linda sonrisa y los brazos abiertos.
Sin pensarlo 2 veces me abalance a sus brazos para abrazarlo.
—Tengo muchos, muchos abrazos para darte— el soltó una sonrisita al escucharme.
