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AMARRE MI CABELLO en un cola alta, para finalmente tomar mi mochila y salir de mi casa, estaba llegando tarde al trabajo, así que estaba prácticamente corriendo. Por suerte vivía a unas pocas cuadras de la cafetería en la que trabajaba.
Al llegar, entre, deje mi mochila y me puse mi delantal para iniciar mi turno. Por suerte aun no había ningún cliente.
—Hola putita— saludo Felipe, uno de mis amigos del trabajo.
En realidad, es mi mejor amigo desde hace un par de años. Nos conocimos aquí mismo cuando ambos estábamos buscando empleo, nos aceptaron a ambos y rápidamente conectamos.
Yo había terminado una relación poco antes de conocer a Feli, así que el tuvo que soportar todo mi proceso de superación por un chico el cual Felipe solo sabía su nombre y la situación por la cual terminamos, pues yo, para "hacer más fácil todo", borre las fotos que tenia con el antes de conocer a Felipe. Una historia algo enredada.
—Hola tarado— contesté riendo
—¿Y...?¿Cómo te fue anoche?
—De la mierda, estuvo toda la noche hablando de él y de su ex, ¿podes creerlo? ni un vaso de coca me pude pedir sin que me dijiera "Ella siempre se pedía un vaso de coca cuando salíamos a comer", corte supera flato— dije exasperada.
—Uh mal ahí.
—¿Y sabes lo peor? cuando llegue a casa me envió un mensaje "me gustó nuestra cita, ¿Cuando repetimos?"
—Jodeme
—Te lo juro, boludo.
—¿Y que le dijiste?
—Y nada, agarre y lo bloquee.
—Bien ahí, piba— levantó una mano para que la chocará y cuando lo hice se escuchó la campanita indicando que alguien había entrado.
—Buen día, bienvenidos, ¿Qué desean pedir?— le dije con amabilidad al grupo de amigos que estaba en el local.
—Mira vos, donde te vengo a encontrar— Me dijo uno de los chicos.
Confundida levante la mirada, y ahí estaba, mi ex de cuando tenía 18 años, tenía el pelo más largo, ocupaba un buzo negro y una gorra de lana del mismo color. El tiempo definitivamente lo favoreció.
—Iván— dije atónita —¿Qué haces acá?
Decidimos terminado cuando el se fue a vivir a Buenos Aires. Le había llegado una propuesta increíble que ni él ni yo queríamos que rechazara. Así que nos separamos porque era lo mejor. Desde entonces no he vuelto a saber de él, hasta ahora.
