14| Las mentiras del camaleón.

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Ashley Wood

El destino esta a mi favor, no tengo duda de ello. Tal vez todas las manifestaciones positivas que hice en mi adolescencia estén dando frutos, no me quejo, de hecho lo agradezco porque no creo en las coincidencias banales, no con Adrián Irman en la ecuación, siempre tiene que haber una explicación.

Nuestro reencuentro se iba a dar tarde o temprano, él mismo lo afirmo al decir que no iba a detener sus sueños por mí. No iba a importar lo mal que nos hayamos encontrado, no importa que camino hayamos cruzado ¿Si no iba a la cabaña? Lo vería en la boda de mi madre ¿Y si no asistía a la boda? Este edificio iba a ser nuestro primer encuentro ¿Y si no? Quien sabe, el hospital es una locación fuerte, pero también las calles de esta ciudad. Lo cierto es que no hay rincón en el mundo donde podamos huir de nuestro destino, Adrián y yo estamos destinado a encontrarnos, como si estuviéramos unidos por el invisible hilo rojo ¿Cuánto tiempo nos tomo recorrer para acabar en este punto? ¿Cinco años? ¿Acaso eso toma dar la vuelta al mundo? Por que al final y al cabo, la tierra es redonda y este reencuentro ya estaba escrito en nuestra fortuna.

¿Podría haber pedido algo mejor? No lo creo. Todo gira a mi favor.

Adrián no solo estudiará aquí, en esta ciudad, sino que también trabajará en el mismo hospital que yo ¿Me sorprende? Claro que no, estoy muy consiente de sus capacidades y si no fuera por algunos sucesos del pasado, él ya sería mundialmente reconocido. Sin embargo, como dice el dicho: Tiempo al tiempo. Además no puedo dejar pasar el hecho de que seremos vecinos. Estamos atados en todos los ámbitos posibles.

Es casi como si alguien me hubiera servido un banquete de mis platillos favoritos y mi única obligación sea acomodarme, sujetar el cubierto correctamente y tener cuidado con no atorarme.

Sonrío al imaginarlo.

Si ese fuera el caso no habría problema, tomare cada segundo de mi vida en disfrutar las delicias servidas y no pararé hasta satisfacerme por completo.

No fallaré, lo conseguiré.

Adrián Irman va a arrodillarse por mí.

Sin embargo, antes de sentarme en la mesa y mover todas mis fichas, debo limpiarme. Debo solucionar mi situación con Dereck, si voy a hacer esto, necesito decírselo de mi propia boca, a pesar de que él ya lo sepa.

Le envié un mensaje ayer, a penas Arlon me dejo en la puerta de nuestro departamento. Espere a que llegará a dormir, pero un mensaje de Thomas diciendo que Dereck estaba en su casa después de estar en una reunión del complejo, me hizo abandonar mis esperanzas de cerrar el ciclo.

Al menos esa noche.

Hoy es un nuevo día y no pienso alargar esto. Dejar cabos sueltos es sinónimo de problemas y por ende, desgracias que no quiero pagar.

Así que en mejora de mi problema, cambié de turno con Isaac, mi compañero fisioterapeuta. Ahora, en vez de estar en la mañana, estoy en la tarde, solo por hoy. Mi jefe Lucio lo aprobó sin preguntas, todos los que trabajamos con él somos competentes así que de alguna forma me lo venía venir.

Conozco la rutina de Dereck así que no tengo por qué preguntarle a Bralow dónde se encuentra, ya que normalmente ambos suelen entretener juntos, en cambio de Thomas que es versátil, un rebelde sin causa.

A esta hora, el complejo debería está lleno, muchos aprovechan para entrenar en la mañana para estar libres el resto del día y lo compruebo cuando llego.

Bullicio.

La testosterona flota en el aire y mis ojos se deleitan con varios pechos descubiertos, sudados y venas sobresalidas por la fuerza que ejercida. La primera vez que entre aquí y tuve está escena, mis ojos se abrieron de golpe y Thomas estuvo tratando de llamar la atención hacía su pectoral como de costumbre, pero no podía concentrarme con uno teniendo a todos.

Sedúceme: La redención de AshleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora