5| Lo que éramos y lo que seremos.

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Ashley Wood

—¿Qué carajo acaba de pasar?

—Espérate bro, recién ando agarrando señal. —dice Thomas, levantando sus manos hasta su frente— Esta mierda me ha jodido la cabeza, tengo muchas preguntas.

—Me alegra no ser la única en ese estado —comenta Kalesi.

—Diablos, Ashley ¿Porqué tuviste que abrir tu linda boca? —se queja Ariel, con su rostro fruncido— Ya los habías convencido de pasar la noche, se supone que Dalesa iba a abrazarme hasta quedarme dormido. —se remueve, haciendo una especie de berrinche— Ah, no me hagas caso, Wood, no tienes la culpa de nada, solo estoy ebrio, dolido y un poco excitado.

—¿Excitado? —Bralow frunce su ceño— Tengo miedo de preguntar, pero lo haré ¿Por qué diablos estas excitado en una situación así?

—Si dices que es por el beso entre Ashley y Franchesco, vomitaré, están advertidos —amenaza Thomas.

—Wacala, por supuesto que no, mi Ashley es de mi Dereck, jamás me alegraría de algo así.

—¿Alegrar? Pensé que estabas excitado —puntualiza Kalesi.

—Sinónimos, cariño ¿Cómo es que mis amigos son amigos de ustedes? Incultos.

—¡Oye! —Thomas lo golpea— No es mi culpa que tenga TDA.

—Ya deja de auto diagnosticarte, Thomi, lo tuyo es incompetencia y no un trastorno.

En otro momento estaría riéndome, pero mi cuerpo está tan tenso que temo que ante cualquier movimiento brusco me romperé en pedazos. Estoy fuera de todo, escuchando, pero sin hacerlo verdaderamente. Absorta del resto de mis amigos por la única razón de que mi enfoque esta al cien por ciento en la puerta de entrada, por donde ha desaparecido Adrián junto a Dereck.

Un completo chiste, el maldito acontecimiento del año.

Al principio no lo creí, lo juro, pensé que estaba alucinando por todas las feromonas que he soltado a lo largo de la noche, pero por supuesto que esto es real. Aun puedo visualizar como Adrián le dictamina una orden a Dereck y después observar como él lo sigue sin rechinar como un completo perrito faldero.

Él jamás haría eso.

Jamás le daría el gusto.

Ellos no tienen tema de conversación.

No deben estar juntos.

Y aun así lo que verdaderamente provoca que mis nervios estén casi convulsionando es ver la confianza en la mirada de Dereck. En mi vida lo había visto con tanto descaro, diversión y seguridad. Es como si se estuviera alistando para una guerra donde todo el mundo sabe que perderá la batalla, pero tan solo porque no saben que tiene un arma poderosa en su poder, una que le permite destrozar con todo lo que se le cruce.

¿Lo malo? Es que el arma no viene en forma de un objeto, sino en palabras, exactamente cuatro. Tan basto, tan insignificante, pero a su vez tan malditamente valioso.

Nuestro secreto me esta asfixiando.

Ya no lo soporto, han pasado tres meses y aunque sé que Dereck me dio su palabra de no comentarle a nadie sobre lo nuestro, es inevitable que tenga dudas porque lo conozco y sé que si Adrián presiona lo suficiente, podría soltar todo.

Suelto una risa nerviosa y cubro mi rostro con mis manos.

¿Por qué estoy tan nerviosa? ¿Por qué mi presión ha bajado y tengo miedo de algo que es totalmente irrelevante en la vida de Adrián? ¿Es tan malo que se entere? ¿Realmente esa es mi preocupación o mis miedos van a un nivel mucho más profundo? Casi irracional.

Sedúceme: La redención de AshleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora