CAPÍTULO 16:ELECCIONES DIFÍCILES.

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17 de marzo de 2021

Prisión, Málaga.

12:25 p.m.

DANIEL.

El señor Month me espera en la sala de visitas, o al menos eso me ha dicho uno de los funcionarios que ayer estuvo relacionado con la paliza que me dieron entre muchos de ellos. No me defendí, no porque no quisiera hacerlo, si no porque no puedo fallarle a Silvia, mi abogado ha solicitado ya la libertad condicional y tienen un margen de 3 días para dar respuesta.

Al sentarme no puedo evitar fijarme en que frente a él hay un tupper que me resulta familiar, ¡mis macarrones! Month me dedica una sonrisa de cordialidad.

—Estamos en paz.—dice acercando el tupper a mi.

—Me alegra que la información le haya sido útil.—respondo impaciente abriendo el tupper de macarrones.

Parece hacerle gracia la situación pero estos macarrones son lo mejor que he comido sin duda en años, bueno a excepción de la lasaña que me preparó mi abuela cuando pedí la semana de permiso para ver a mamá. Me replanteo si pedirle ayuda con el tema de Silvia, pero quizás me meta yo solo en problemas.

—Un placer hacer negocios con usted señor Ruiz.—dice levantándose cuando termino los macarrones.

—Igualmente señor Month, si necesita mis servicios no dude en contactar conmigo.

No dice nada, simplemente se marcha y acompañado por un funcionario voy hasta la zona común donde Tomy y su séquito de payasos se acerca a mí con una sonrisa divertida, sin que me dé tiempo a reaccionar su puño impacta contra mi cara. No puedo defenderme, no puedo fallarle a Silvia, no puedo cagarla ahora.

—¿Tienen algún problema con mi hombre?—una voz grave irrumpe en la sala común.

El silencio se instala en toda la zona, los capullos que me estaban golpeando dejan de hacerlo y puedo ver como el terror se instala en su cara.

—Señor Ruiz, acompáñame.

—Pero Señor Month, Ruiz ahora tiene que ir a...

Me levanto del suelo, limpio la sangre que brota de mi labio y camino hacía el señor Month quien está junto a Suarez, quien no parece muy de acuerdo con esto. Abandonamos la sala común y nos dirigimos a una especie de despacho pequeño, donde Suarez deja de estar presente tras que Month se lo pida.

—No te has defendido, mataste a un chico en una pelea pero no te has defendido.

—En dos días me dan la libertad condicional, no puedo cagarla ahora.

Su expresión seria me intimida mucho más de lo que llego a exteriorizar, pero trato de mantenerme tranquilo, pienso en ella, en la necesidad que tiene de salir de allí. Esta tarde le pediré todos los datos que necesito para ir a buscarla, su apodo, a quien debo pedir sus servicios, la habitación en la cual la esperaré y por supuesto el nombre de ese dichoso club donde explotan a las mujeres desde que son unas crías.

—Tu condena finaliza en septiembre si no me equivoco, ¿por qué quieres salir ahora?

—Es largo de explicar y la verdad, no creo que me dé tiempo a hacerlo.—miro el reloj de la pared.

—Es por una mujer, ¿no?

Mierda.

—¿Tu chica?

—No es mi chica, es solo una amiga.

Sonríe con cierta melancolía, si no fuera por todo lo que he escuchado sobre él diría que tiene a alguien especial en su vida o la tuvo en algún momento.

—Si te diera a elegir entre salvarle la vida a esa chica o una fuente de macarrones de tu madre, ¿a quien escogerías?—pregunta apoyándose en el escritorio de brazos cruzados.

Será cabronazo. Me quedo en silencio y por un momento me imagino una fuente de macarrones hechos por mamá y por otro lado a Silvia, arrodillada con un arma apuntando su cabeza.

—A ella.

No necesita mucho más para dar por finalizada la conversación.

—Recoge tus cosas, nos marchamos.

Le miro atónito, hoy no.

—Si me marcho hoy no sabré cómo encontrarla, es difícil encontrar un club...

—¿Es una prostituta?

Asiento.

—Se llama Silvia, le prometí a su amiga sacarla de ahí, con vida a poder ser.

Suspira, y niega un poco.

—Veré que puedo hacer, mañana a las díez de la mañana uno de mis hombres para sacarte de aquí junto a tu abogado. Consigue todo lo que necesites y mañana trazamos la forma de ayudar a tu novia de ahí.

—No es mi novia. Es solo una amiga.—replico.

—Lo que tú digas.—abandona el habitáculo.

17 de marzo de 2021

Prisión, Málaga.

18:10 p.m.

Cuando la puerta se abre, mi mirada se conecta con la suya, sin dar explicaciones me levanto del colchón y me acerco a ella para rodearla con mis brazos, tarda un momento en corresponderme. Cojo su rostro entre mis manos y hago que me mire, sus ojos verdes entristecidos me rompen el alma, está chica se ha ganado un hueco en mi corazón y no entiendo la razón ni la forma en la que lo ha hecho.

—Mañana me sacan de aquí, necesito que me digas el nombre del club y todo lo que creas que me puede ser útil para sacarte de ahí.

No sonríe, y mis nervios aumentan al ver que sus lágrimas brotan de sus ojos, no sé si son lágrimas de tristeza o tal vez de felicidad.

—Silvia, si todo va bien en una semana estás fuera.—seco con mi pulgar sus lágrimas

—¿Y después que? ¿A dónde voy a ir? No tengo familia, no tengo a nadie, ¿y si me encuentran...?

—No vas a estar sola, me tienes a mi. Podemos intentar buscar a tu familia, nos pondremos en contacto con asociaciones, buscaremos formas de que esos hombres no te vuelvan a tocar—acaricio la marca de tonos azulados de su pómulo—. No vas a estar sola.

—¿Me prometes que seguirás en mi vida si encontramos a mi familia?

Asiento con total sinceridad.

—No me iré. 

Holaaaa! Que os ha parecido? Jeje nos leemos el miércoles!

Holaaaa! Que os ha parecido? Jeje nos leemos el miércoles!

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